Hay una imagen con un texto circulando los medios hace tiempo. Fue traída a nuestra atención y nos gustaría compartirla.
¿»Piénsalo»? Pensemos.
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¿Dónde están «los dientes»?
Cuando nos enfrentamos a imágenes o argumentos como estos, la primera pregunta que nos debemos hacer es «¿Dónde están los dientes?» Una vez identificados, la próxima pregunta es: «¿Cómo le quito los dientes?»
¿A qué nos referimos? En una entrada anterior, explicamos que todo argumento es como un león que te muerde la lógica. Esos dientes tienen buen agarre – pero si le quitas los dientes, entonces no puede agarrar. El argumento pierde su fuerza y se hace evidente su falta.
Entonces, ¿dónde están los dientes de lo que dice la imagen anterior?
Lo más que tiene «agarre» de la imagen anterior son los siguientes detalles:
– ¿Por qué Dios no decide no perdonar la humanidad y ya?
– ¿Dios nos quiere salvar del infierno que Él mismo creó?
– ¿La «comunicación de este plan» fue errada?
Todos los detalles en medio de éstos sólo sirven para aclararlos o describirlos.
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Quitando dientes
¿Por qué Dios no decide perdonar a la humanidad y ya?
La Biblia hace explícito que, aunque la naturaleza de Dios es amor y misericordia (Éxodo 34:6-7a), también es justa y santa (Salmo 7:11; 1 Pedro 1:16).
Es por esta razón que Dios odia el pecado (Salmo 5:4) y no deja que el pecado sea sin castigo (Salmo 145:20). Sería contrario a Su naturaleza justa y santa ignorar el pecado y dejar a la humanidad – quién ha pecado contra Él – sin castigo alguno. Por más que un juez quiera dejar ir a un criminal, no lo puede hacer si quiere ser justo. Y como Dios es justo, es imposible que lo haga.
Pero, Dios es amor también.
Aquí es que llega la persona de Jesús. En la cruz vemos el amor de Dios recibiendo el castigo de Su justicia. El mal no puede quedarse sin castigar. Dios Padre, por medio de Dios Hijo (quienes son dos personas distintas, ambas partes de la Trinidad), proveyó la contestación al problema del pecado de la humanidad (Romanos 6:23).
El porqué de esta solución es sencilla. No es que Dios está siguiendo unas leyes arbitrarias y aleatorias que Él decidió y puede cambiar. La moralidad y la justicia es parte de quién es Dios. Sin Dios, la moralidad no existiese, así como no puede existir el reflejo de alguien en un espejo si no está presente. Por lo tanto, Dios no está respondiendo a cosas fuera de Él – sino que responde a Su propia naturaleza.
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¿Dios nos quiere salvar del infierno que Él mismo creó?
La realidad es que Dios no nos quiere salvar del infierno.
Aunque aquellos que rechazan el sacrificio de Jesús terminan allí (independientemente de las diversas interpretaciones sobre qué es el infierno), Dios creó el infierno para «el diablo y sus ángeles» (Mateo 25:41).
En fin, Dios no creó el infierno para asustarnos hacia el Cielo. Por lo tanto, no nos quiere salvar del infierno.
Lo que Dios quiere es glorificarse en una relación con nosotros. Dios usará el infierno para castigar a quiénes hacen, promueven y estimulan el pecado – pero el infierno no fue diseñado con este propósito. El hecho de que no terminamos en el infierno como una consecuencia de ésta relación con Dios es precisamente eso: una consecuencia. No es una razón de ser.
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¿La «comunicación de este plan» fue errada?
Aquí, obviamente, se refiere a la Biblia – en específico el Nuevo Testamento. Ya se han atendido muchos de los reclamos mencionados, algunos por nosotros.
– «¿Relatos conflictivos?» – La Biblia no se contradice.
– «¿Décadas después?» – Todos los Evangelios fueron escritos antes del año 70 d.C. – lo que significa que las personas que vieron a Jesús y escucharon sus enseñanzas estaban vivos cuando escribieron/leyeron sobre Él.
– «¿Autores anónimos?» Hay buenas razones para pensar que los Evangelios fueron de la autoría que menciona cada uno, aunque no los hayan escrito ellos literalmente.
– ¿Mala transmisión? – No, y la traducción ha sido excelente.
– ¿Qué es una «virgen»? – La palabra que se utiliza para describir a María en el Nuevo Testamento (parthenos) significa «virgen.» El problema viene del hebreo, en donde la palabra que se utiliza en la profecía de que el Mesías nacerá de una «virgen» (Isaías 7:14) es «almah» – que también puede significar «joven o mujer de edad para ser casada». Dada la cultura del momento, no es ilógico pensar que una joven, que no se ha casado aún, sea virgen.
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«Piénsalo.»
Hay buenas razones para creer que Dios existe y que la Biblia es confiable. Todo está en la sinceridad con la cual se vean las evidencias.
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