¿Cada cuánto tiempo piensas en el momento en que comenzaste a ver a Jesús como el tesoro que es? Cuando meditamos en lo que Jesús ha hecho por nosotros y lo que continúa haciendo en nosotros, no hay otra cosa que hacer, excepto maravillarnos. Su amor nos asombra. Quiso rescatarme a mi, a ti, a su Iglesia… Es asombroso su corazón, su gracia, sus misericordias.
Hemos sido cautivados por el amor de Dios, creador y Señor del Universo. ¡Eso es un enorme privilegio! Dios ha dado el derecho de ser llamados sus Hijos a cada persona que ha recibido a Jesús como su Señor y Salvador.
¿Cuál es nuestra responsabilidad ante ese derecho que se nos ha sido otorgado? Cultivar nuestra relación con Jesús y darle a conocer. Cada paso que da un Hijo de Dios, debe ser uno para seguir magnificando el nombre de Cristo. Esto se debe ver en todas las áreas de nuestras vidas. Ese es el sentimiento que Pablo estaba expresando en este texto:
Romanos 1:13-16 Nueva Traducción Viviente
13 Quiero que sepan, amados hermanos, que me propuse muchas veces ir a visitarlos pero, hasta el momento, me vi impedido. Mi deseo es trabajar entre ustedes y ver frutos espirituales tal como he visto entre otros gentiles. 14 Pues siento una gran obligación tanto con los habitantes del mundo civilizado como con los del resto del mundo, con los instruidos y los incultos por igual. 15 Así que estoy ansioso por visitarlos también a ustedes, que están en Roma, para predicarles la Buena Noticia.
16 Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles.
Donde sea que estemos, vayamos o nos quedemos; Jesús debe ser el Centro de nuestra atención. Por eso es que con gran gozo, vamos por el mundo y predicamos el Evangelio. Donde sea que vamos, estamos o nos quedamos; ese es nuestro mundo. Con esa encomienda vamos a nuestra familia o amigos, para que reciban las verdades espirituales que les compartimos. Pero quizás notamos en ellos indiferencia. Como si no fuesen joyas, lo que estamos poniendo frente a ellos. Hablamos otro idioma al que ellos están acostumbrados y les suena a locura.