Hace unas semanas, hablaba con un grupo de estudiantes. Comenzamos un nuevo capítulo de sus libros. Este presentaba una pregunta: “¿Cómo sabemos lo que es correcto? La respuesta que ofrecía el libro era la sabiduría humana, por medio de historias, fábulas y cuentos donde aprendemos el bien del mal. Vi claramente la filosofía humanista / naturalista / materialista detrás. Aproveché la ocasión para hacer preguntas, como suelo hacer, y dirigir la conversación según lo que ellos mismos decían, hasta que llegamos a la necesidad de un ser sobrenatural, si es que vamos a afirmar algún tipo de moralidad objetiva. Una moralidad que no dependa de opiniones humanas.
Esa conversación incluso provocó un seguimiento al día próximo que nos reunimos, pues ahora había que saber si era razonable creer que un Dios existía, para que pueda ser posible que ese Dios puso su moralidad en nuestras conciencias y que siendo un Dios personal, se revela a la humanidad de manera que podamos comprenderlo, lo cual nos llevó a algún libro sagrado. Aquí les referí a la evidencia a favor de la Biblia.
Me fascinó que muchas de las respuestas las dieron ellos mismos, y reflexionando sobre las conversaciones y nuestras convicciones cristianas, concluí: (1) lo que sabemos de Dios es porque lo hemos estudiado. (2) Lo aprendido por algunos (sobre todo hoy día), está disponible para todos. (3) Si practicamos lo aprendido, estaremos siempre preparados para ayudar a otros.
Hoy quiero explorar los siguientes tres puntos, que salen del texto de 1 Pedro 3: 13-16:
- Preparados para santificar
- Preparados para defender nuestra esperanza
- Preparados para vivir rectamente
1 Pedro 3:13-16 (Reina-Valera 1960)
«13 ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? 14 Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, 15 sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros; 16 teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo.«