¿Estás forzando tus creencias en tus hijos?

 

Es probable que ni siquiera nos estemos dando cuenta de que lo estamos haciendo, pero sucede. No importa si eres Cristiano o ateo, la probabilidad es que estés forzando tus creencias (o ausencia de creencias) en tus hijos. ¿Cómo? Aquí presentamos cinco formas que estás forzando tus creencias en tus hijos – y cinco formas para no hacerlo.

La importancia de enseñarle a sus hijos a pensar por su cuenta en el «por qué» sobre lo que se cree es sin igual. Esto evita lo que se llama como “la fe prestada.” La fe prestada no es más que la imitación de actos referentes a creencias (orar, leer Biblia, burlarse de quién cree en Dios, etc.) y, se caracteriza porque los niños dicen que creen en lo que creen sus padres, precisamente porque es lo que creen sus padres y no algo que han podido descubrir por su cuenta.

Sin más preámbulos:

5 maneras que estás forzando tus creencias en tus hijos, y

5 maneras para NO forzar tus creencias en tus hijos

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¿Cómo estás «forzando» tus creencias en tus hijos?

1. Promueves una fe «ciega» (aunque no te des cuenta que lo haces)

La fe «ciega» – a diferencia de la fe Bíblica – es cuando se acepta una creencia ciegamente (sin cuestionarse, ni conocer más sobre eso que se cree). Cada vez que se contesta «porque sí» a una pregunta sobre Dios, el Cristianismo, religiones, creencias, etc (sea cual sea la pregunta ), estamos ayudando a que nuestros hijos tengan una creencia sólo porque tú la tienes.

2. Contestas las preguntas sobre Dios con desánimo

Cuando los niños hacen preguntas, es porque les interesa el tema y están listos para aprender sobre eso que preguntan. Si las contestaciones que provees sobre Dios (y todo lo relacionado) se encuentran con desánimo o como si fueran un estorbo, estás enseñando que deben creer lo que que  crees «porque sí.»

3. Le quitas importancia a otras cosmovisiones

Si hablas de forma condescendiente de la teoría de la evolución o si te burlas de que los Testigos de Jehová no celebran nada, estás empujando tus creencias en tus hijos porque estás tomando las creencias diferentes a las tuyas y haciéndolas inferiores. No necesitamos creer que todas las cosmovisiones son ciertas (de hecho, no es posible), pero necesitamos practicar el respeto sobre los que difieren de lo que nosotros creemos. En vez de hacer comentarios despectivos sobre las creencias diferentes a las nuestras, enfoquémonos en que puedan evaluar (de forma objetiva) la verdad que esas creencias dicen tener.

4. Presentas amenazas cuando cuestionan tus creencias

Si la reacción ante algún cuestionamiento de un hijo sobre lo que se cree es algo como: «Porque si no crees, ¡vas para el infierno!» o «Tú no quieres ser bruto, ¿verdad? Porque esas cosas las creen los religiosos – ¡y los religiosos son brutos!» entonces estás forzándolos a tu creencia.

En el caso del Cristianismo, asustar los niños al Cielo provoca que la relación con Jesús no sea una amorosa, sino de miedo. Sí, el infierno es mencionado en la Biblia. Sí, hay que entender que habrá un juicio final, pero contestar estas preguntas con amenazas en vez de un deseo de hablar y descubrir obligará al niño a tener la idea incorrecta sobre quién es Dios – y los estas ayudando a creer sólo porque tú crees.

En el caso del ateísmo, amenazar emocional/intelectualmente a un niño que quiere saber sobre Dios, religión y/o creencias, logra que el niño le tema – no a un infierno – sino a la ausencia de amor y respeto de sus padres por tener preguntas sobre ciertos temas. Nuevamente, lo que se alcanza es que el niño crea sólo porque sus padres creen – sin ningún tipo de razonamiento lógico detrás de ello.

5. Amarrarlos a una silla y castigarlos hasta que profesen tu creencia

Esto sí sería – literalmente – forzar tu creencia en tus hijos, ¡y esperemos que no esté sucediendo!

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¿Cómo NO estás obligando a tus hijos a tener tus creencias?

1. Fomentas creencias con bases sólidas y buenas razones

Lo opuesto a una fe ciega es una fe a base de la razón. Ayudar a que los niños descubran las evidencias de lo que creen ayuda a que puedan tener la capacidad de estudiar reclamos y analizarlos por su propia cuenta. Enseñándoles el por qué hay buenas razones para creer, nos aseguramos que sus creencias son propias, y no las que  les estás obligando.

2. No sólo invitas a que tus hijos te hagan preguntas, sino que tú mismo le haces preguntas que ellos no han pensado.

Sí, es importante saber contestar las preguntas que nos hagan, pero también necesitamos enseñarles sobre las preguntas que otros tienen sobre lo que creemos. Si nuestros hijos se sorprenden ante los reclamos de cualquier opositor intelectual, no hemos hecho nuestro trabajo. Siendo pro-activos en estos retos, le demostramos que la verdad no tiene nada que temer, y le estamos ayudando a ver más allá de nuestro lado del asunto.

3. Intencionalmente enseñarles sobre otras cosmovisiones.

Una cosmovisión es una creencia que influye en tus decisiones. A veces, una cosmovisión está fuertemente ligada a una religión, pero a veces no (como es el caso del ateísmo, por ejemplo, o el universalismo). La idea aquí es enseñarle – de forma objetiva y correcta (no con lo que pensamos que es, sino con el conocimiento de qué verdaderamente es) – sobre las diversas cosmovisiones que influyen en las personas: sus raíces, sus reclamos, y las contestaciones a las preguntas «grandes»: ¿Por qué estamos aquí?, ¿Para qué estamos aquí?, ¿Por qué hay maldad en el mundo?, etc, etc, etc…

Haciendo esto, nuevamente, refuerzas el hecho de que puedan ver más allá de eso que les resulta familiar.

4. Manejas las dudas de tus hijos con respeto, altura, y verdad

Los padres que ayudan a sus hijos encontrar las contestaciones que sean significativas para ellos (a diferencia de amenazar con infierno o retardación), le están proveyendo las herramientas necesarias para hacer que esa creencia sea personal. Si tu hijo/a está cuestionando las verdades de su creencia, significa que busca profundizar en eso que cree.

«Las dudas son las hormiguitas en los pantalones de la fe: la mantienen despierta y en movimiento.» (F. Buechner)

[Aquí tenemos una lista de 30 preguntas que todo padre Cristiano debe saber contestar para ayudarte con algunas contestaciones]

5. NO amarras a tus hijos a una silla y los castigas hasta que profesan tu creencia

Creemos firmemente que, al Dios ser la Verdad absoluta, toda verdad es de Dios. Por lo cual, ¡no se debe temer a las preguntas que puedan tener sus hijos! No es necesario amarrarlos – los vas a ayudar a encontrar la Verdad.

«La sed se hizo para el agua; las preguntas para la verdad.» (C.S. Lewis)

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Traducido y adaptado del artículo original por Natasha Crain.

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