No hace tanto, estuvimos ponderando uno de esos versículos que causa preguntas profundas sobre si Jesús fue buen profeta o no. De hecho, realizamos un vídeo que publicamos en nuestras redes sociales hablando del tema.
Pero, por la naturaleza de los vídeos que estamos realizando y su duración, hay muchos detalles en los que no entramos y deseamos exponerlos aquí hoy.
Dos tipos de Profecías
El texto a considerar, se encuentra en Marcos, capítulo 13. Es aquí que Jesús y sus discípulos salen del templo y ellos le comentaron a Jesús sobre lo maravillosos que eran los edificios del Templo. Su grandeza les tenía en asombro. La obra de las manos de aquellos Israelitas que habían colocado cada piedra en su lugar los dejaba atónitos, y como era normal, Jesús les trajo mejor enfoque a verdades espirituales y lo hizo, rompiendo el esquema terrenal de asombrarse ante la obra de manos humanas. Ante la reacción que tuvieron los discípulos, entendemos que Jesús pretendía que ellos miraran mejor, lo que Dios estaba haciendo.
Es en ese contexto que los discípulos, al enterarse que el templo y sus edificios serían demolidos hacen la(s) siguiente(s) pregunta(s):
«—Dinos, 1 ¿cuándo sucederá todo eso? 2 ¿Qué señal nos indicará que esas cosas están por cumplirse?» (Marcos 13: 4 NTV) (Números añadidos para hacer nota de las preguntas.)
Es importante notar que las preguntas de los discípulos se referían a la inmediatez del suceso que Jesús les dijo que sucedería (la destrucción del Templo). No le estaban preguntando sobre la Segunda Venida de Cristo o el Fin de los Tiempos. Querían saber más sobre la destrucción del Templo.
Ante la pregunta, entonces debemos ir a la contestación de Jesús y ver la respuesta (en su justo contexto). Qué pasa, que cuando vamos a la respuesta de Jesús, notamos que da dos tipos de contestación:
- De un aparente futuro lejano:
«Entonces todos verán al Hijo del Hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Y él enviará a sus ángeles para que reúnan a los elegidos de todas partes del mundo, desde los extremos más lejanos de la tierra y del cielo.» Marcos 13: 26-27 NTV - De una aparente inmediatez:
«Les digo la verdad, no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan.» Marcos 13: 30 NTV
Esto es común verlo en profecías del Antiguo Testamento, donde había un cumplimiento inmediato y un cumplimiento lejano en el futuro. Por ejemplo:
«Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado; el gobierno descansará sobre sus hombros, y será llamado: Consejero Maravilloso, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Su gobierno y la paz nunca tendrán fin. Reinará con imparcialidad y justicia desde el trono de su antepasado David por toda la eternidad. ¡El ferviente compromiso del Señor de los Ejércitos Celestiales hará que esto suceda!» Isaías 9:6-7 NTV
La profecía de Isaías en ese texto se refería a Jesús y vemos que provee detalles de ese niño que nació en Belén, entre ellos, menciona que es Dios Poderoso. Eso ya pasó. Jesús ya estuve en medio nuestro. Sin embargo, hay una parte de esa misma profecía, que aún no se cumple. El gobierno y la paz eterna de Jesús sobre la tierra, por ejemplo, aún no se da. Es un evento que aún para nosotros, es futuro.
Por lo tanto podemos acudir a lo que Jesús profetizó y ver que en ese mismo estilo, les dijo cosas a los discípulos que estaban más cerca de ellos en tiempo, pero que para nosotros ya están en el pasado y otras cosas que aún están en el futuro para nosotros.
Ya está cumplido
Jesús había declarado que el Segundo Templo y sus edificios serían demolidos por completo (Mc12:2), por lo que el contexto inmediato es sobre ese evento. Sabemos que la destrucción del Templo sucedió en el año 70 d.C. a manos de los romanos.
El Evangelio según Marcos, fue escrito entre los años 55 y 65 d.C., en Roma por Juan Marcos, compañero de misiones de Pablo y Bernabé. Significa que los lectores originales de sus escritos, probablemente ya habían visto alguna de las 12 señales que Jesús menciona en la conversación con los discípulos. Como bien dice el texto, la raza, familia o nación de ese mismo tiempo serían testigos de los hechos.
Entre el tiempo que Jesús dio la profecía y cuando Juan Marcos lo puso por escrito, se estima que hay unos 25 ó 15 años. En total, unos 37-40 años desde que Jesús lo dijo a que el Templo fue destruido en el año 70. El lector original de Marcos pudo mirar a su pasado inmediato y reconocer algunas señales y luego sorprenderse con la culminación primaria de la destrucción del Templo.
Una vez esa primera parte se cumplió y hasta hoy, estamos en espera de la segunda parte.
¿Qué hacemos con lo que no se ha cumplido aún?
Versículos como este nos deja rascándonos la cabeza tratando de descifrar el tiempo en que se darán o si ya hemos visto algo de esto:
«Y él enviará a sus ángeles para que reúnan a los elegidos de todas partes del mundo, desde los extremos más lejanos de la tierra y del cielo.» Marcos 13: 27 NTV
Aunque en las Escrituras, cuando menciona «cielo» (οὐρανός = ouranos)*, muchas veces se refiere a donde cuelgan las estrellas, o sea, el Universo, también hay momento en que se refiere a un lugar espiritual, como en esta ocasión. Lo sabemos por el contexto inmediato de lo que dice. Significa que este evento es más parecido a los relatados en Apocalipsis, porque también habla de algo que no ha ocurrido, que fue profetizado. Como en
Deuteronomio 30: 4, Zacarías 2: 6. 2da Tesalonicenses 2: 1 o Génesis 49:10.
Entonces, aunque para el lector original, las 12 señales que Jesús da en Marcos 13 daba indicios de la destrucción del Templo, para nosotros que sabemos que esos hechos culminaron en el año 70 d.C., y aún otros sucesos no han pasado, estas señales forman parte del fin de los tiempos.
Importante reconocer que actualmente vivimos en «El Fin de los Tiempos» (Hebreos 1: 1-2, Hechos 2: 17, 2da Timoteo 3:1, 2da Pedro 3: 3, Santiago 5: 3 ), el cual comenzó con el nacimiento de Jesús y culminará con su Segunda Venida. Cuando venga por su Iglesia. Por lo que para nosotros, también están vigentes esas señales y veremos su cumplimiento, ¡igual que los lectores originales de Marcos vieron el cumplimiento.
La generación que Jesús menciona en el capítulo 13 de Marcos, que estará presente y observará todo aquello, es la generación que observó la destrucción del Templo. Jesús no falló en su profecía. Pero, hay detalles que serían para sus futuros seguidores. Esos aún no han sucedido.
Si es Dios ¿Por qué Jesús no sabía la fecha?
Una pregunta común que surge al leer este pasaje es ¿por qué Jesús dijo que no sabía la fecha? Nos molesta su comentario, porque ya hemos visto evidencia tras evidencia en los relatos Bíblicos que Jesús es Dios. Entonces, ¿cómo es que Dios no «sabe» algo? Aquí es importante reconocer a la Trinidad.
Jesús era incapaz de dar la fecha exacta, pues la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, es el Logos o el Verbo, o sea–La Palabra. Jesús es la Palabra de Dios hecha carne. Significa que no es la Voluntad de Dios echa carne o los Planes de Dios hechos carne. La Palabra es lo que comunica el pensamiento. Es la voz que nos da información de lo que primero ocurrió en el pensamiento/voluntad. Muchas veces, Jesús aclaró que el hacía según el Padre dijera (Juan 5:19). Decía solo lo que el Padre le había dado a Él primero (Juan 12:49). Si el Padre no envía sus pensamientos, el Hijo, que es la Palabra, no comunica. El Hijo siempre se somete al Padre
Finalmente, ante toda esta situación, ¿Cuál debe ser nuestra postura?
«Y, ya que ustedes tampoco saben cuándo llegará ese tiempo, ¡manténganse en guardia! ¡Estén alerta!» Marcos 13: 33 NTV
* Strong’s Greek: 3772. Οὐρανός (Ouranos) — Heaven, biblehub.com/greek/3772.htm.
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