Nuestra Identidad, ¿Es fluída?

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A los 16 años recuerdo que mis padres vieron cómo su hijo comenzaba a trabajar en un supermercado, allí me desempeñé en diversas posiciones. Luego a los 19, me gané el sueldo en la hotelería. A los 20 y hasta los 23 trabajé en un hotel diferente en otras posiciones, luego de los 23 hasta los 34 estuve en agencias de publicidad. Ya en el 2014, me moví a maestro de escuela, donde hice un sinnúmero de cosas. No sólo enseñé las materias que me tocaban. En todos estos años, he descubierto algo muy interesante. Cuando llego a casa de mis padres y me siento a compartir con ellos, con una taza de café… sigo siendo el mismo. Soy su hijo. Sea el sombrero que lleve puesto, para ellos sigo siendo el mismo

1 Corintios 10: 23-31 NTV

23 Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo trae beneficio. 24 No se preocupen por su propio bien, sino por el bien de los demás.

25 Así que pueden comer cualquier carne que se venda en el mercado sin preguntar nada por motivos de conciencia. 26 Pues «la tierra es del Señor y todo lo que hay en ella».

27 Si alguien que no es creyente los invita a cenar a su casa, acepten la invitación si desean. Coman todo lo que les ofrezcan sin preguntar nada por motivos de conciencia. 28 (Pero supongamos que alguien les dice: «Esta carne se ofreció a un ídolo». No la coman, por respeto a la conciencia del que lo dijo. 29 Tal vez no sea una cuestión de conciencia para ustedes, pero lo es para la otra persona). Pues, ¿por qué tendría que ser restringida mi libertad por lo que piense otra persona? 30 Si puedo darle gracias a Dios por la comida y disfrutarla, ¿por qué debería ser condenado por comerla?

31 Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios. 32 No ofendan a los judíos ni a los gentiles ni a la iglesia de Dios. 33 Yo también trato de complacer a todos en todo lo que hago. No hago solo lo que es mejor para mí; hago lo que es mejor para otros a fin de que muchos sean salvos.

Mira lo que está diciendo Pablo en este texto. Si les invitaran a cenar y les dicen que la carne salió de algún culto a algún ídolo, no la coman, por amor a la persona que la ofrece. Esto, porque podrían entender que estás de acuerdo con su culto idólatra. No que haga algo al Cristiano que come, sino teniendo en mente el corazón y la salvación de quien ofrece la carne (v.33).

Entonces Pablo pone la necesidad del otro (salvación) por encima de sus preferencias y deseos. Ese amor ÁGAPE muestra al otro como si fuese más valioso que uno mismo. Pero el hecho de comer o no comer en sí, no cambian a Pablo delante de los ojos de Dios. Seguiría siendo el mismo, sólo que si come sabiendo lo que marcará en el corazón del otro, pecaría. Lo sabemos por lo que dice en el versículo 31. Ese: “cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.” es muy importante. Es precisamente por esa ruta, por la que quiero caminar con ustedes hoy.

Cualquier otra cosa que hagan…

¿Quién soy?

Hay dos cosas que nos definen como individuo. Son dos elementos que al sacar de su justo orden, trastornan y trastocan nuestra manera de vivir y pensar sobre nosotros mismos. Incluso hoy día es uno de los mayores problemas que enfrenta la juventud que se levanta y es el tema de la Identidad y el carácter.

Mi argumento es que identidad siempre va primero y carácter segundo. Ese es el orden en que siempre deben ir estos dos pilares de nuestra vida. Espero mostrarlo a través de las Escrituras, que efectivamente es así que deben permanecer en nosotros. Después de todo, si la autoridad que le damos a la Biblia es la correcta, y creemos que es de orden divino, ajustaremos lo que tengamos que ajustar para encaminarnos tal y como la Escritura dice. Este es el orden:

  • PRIMERO: IDENTIDAD
    Identidad, según el diccionario, es el conjunto de informaciones que individualizan o distinguen algo y confirman que es realmente lo que se dice que es.1

Genesis 1:27 presenta información sobre esa identidad:
“27 Así que Dios creó a los seres humanos a su propia imagen . A imagen de Dios los creó; hombre y mujer los creó.” (énfasis añadido)

Luego, para los Cristianos, Juan 1: 12 da incluso más información sobre nuestra identidad:

“12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” (énfasis añadido)

  • SEGUNDO: CARÁCTER / NATURALEZA
    Carácter, es definido en el diccionario como el conjunto de cualidades psíquicas y afectivas que condicionan la conducta de cada individuo o de un pueblo.2

Según la etimología de carácter, ésta es: Préstamo (s. XIII) del latín character, characteris ‘hierro de marcar ganado’, ‘marca con el hierro’ y este del griego kharaktér ‘grabador, instrumento grabador’, ‘marca’; a partir de estos significados desarrolló otros valores abstractos y psicológicos, de ahí la amplitud semántica actual de la voz. 3

Naturaleza: (sinónimo de carácter) Esencia y propiedad característica de cada ser. Carácter, temperamento. 4

Cuando buscamos en la Biblia, también nos habla de cómo es ese carácter :

“23 En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes (actitudes: añadido por la NTV, para capturar el contexto de la palabra griega). 24 Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo. 25 Así que dejen de decir mentiras. Digamos siempre la verdad a todos porque nosotros somos miembros de un mismo cuerpo. 26 Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, 27 porque el enojo da lugar al diablo.” -Efesios 4:23-27 (énfasis añadido)

Si mis conclusiones son correctas, La Biblia me muestra que mi identidad tiene la cualidad de la inmutabilidad, o sea, no se puede cambiar. Forma parte de mi “código genético espiritual” –Hecho a imagen y semejanza de Dios y hecho Hijo de Dios– sin embargo me muestra que mi manera de ser, sí se puede transformar y cambiar por el propio Dios, bajo la renovación de nuestros pensamientos. Me atrevería decir que incluso nosotros podemos decidir cambiar algunos rasgos de nuestro carácter/naturaleza. Aunque por experiencia, veo que son duraderos cuando Dios interviene.

Por lo tanto, nuestra manera de actuar puede cambiar (carácter/naturaleza) pero nuestra identidad permanece.

Siendo eso así, el orden es importante: (1) Identidad primero, (2) luego carácter. Mover el orden significa poner precedencia a nuestras inclinaciones antes de la realidad objetiva de nuestras vidas.

Hace un tiempo atrás, dialogaba con mis estudiantes, sobre cómo Miss España 2018 (del Certamen de Belleza, Miss Universe), había entrado incorrectamente (y ganado) el concurso de Miss Universe en su país. Todo porque genéticamente hablando, esta persona que ahora vemos, es un hombre. Esa realidad objetiva–esa verdad–no cambia. Sin embargo, las preferencias de la persona se han interpuesto a la verdad objetiva y ahora nuestros ojos ven una mujer, aunque en realidad sigue (y seguirá siendo) un hombre.

Aproveché la ocasión para dialogar con mis estudiantes sobre cómo debemos amar a las personas que pasan por estas decisiones difíciles en sus vidas y cómo tolerar con respeto y amor, sus posturas, aunque la verdad está en su contra. Pero el gran problema aquí es que se impuso el carácter/naturaleza en primer lugar y la identidad en el segundo lugar. El desorden produjo un problema.

Otro día, tuve la oportunidad de dialogar unos minutos con un psicólogo joven que aprecio mucho por su entrega, cercanía y dedicación y le postulé la pregunta: “Identidad y Carácter, ¿son sinónimos?” A lo que ponderó y luego respondió que no, pero afirmó que el carácter es fijo, mientras que la identidad es fluída. Este es precisamente el problema del desorden, nos lleva a decisiones y posturas incorrectas. Le alimenté la inquietud del tema, al responderle: “creo que es al revés: el carácter es fluído(agua), mientras que la identidad fija(el vaso), pues nuestra identidad son los hechos que nos identifican como seres humanos (masculino y femenino) en lo más básico.”

Nuestro carácter ha sido dañado por el pecado, por lo que debemos acudir al diseño original que hallamos en nuestra identidad para poder tener una vida íntegra y acomodar nuestro carácter a esa realidad.

¿Quiénes piensan la gente que soy?

Regresemos al dilema menos complejo que experimentamos dentro de la identidad vs. carácter/naturaleza: Nuestra función.

Los que nos conocen, quizás lo que ven son nuestras posiciones. De pequeño, cuando acompañaba a mi Papá a trabajar, notaba que en los supermercados que visitábamos, le llamaban por el nombre de la compañía que representaba. A mi, muchos me dicen “Mister” en la escuela, olvidando mi nombre. Es muy usual que la gente nos vea por nuestra función. Es muy normal que incluso nosotros mismos pensemos sobre nosotros mismos en términos de funciones. Nos preguntan “¿Quién eres?” y rápidamente contestamos nuestra función: “Soy ama de casa” o “Gerente de Proyectos” o lo que sea…

Pienso que esta visión es problemática para nosotros, pues lo que hacemos no puede ser entendido por nosotros mismos como “QUIEN SOY”. No soy mayor o menor cosa si soy quien limpio los baños del hotel, mientras que hay otro que es quien lo dirige. El gobernador de Puerto Rico no es más que quien deambula por las calles de su Capital, pidiendo dinero para comer. El hermano que recién se convirtió, no es menos que el Pastor quien le predicó.

Les decía al principio que sucede algo curioso, cuando alguien llega a casa de sus padres, no es su profesión, ni sus talentos: es HIJO. Y es exactamente igual con Dios. Para él, somos su creación y cuando recibimos a Cristo somos sus HIJOS. Ese es el pilar de nuestra identidad. Esa es la verdad objetiva e inmutable. Somos su diseño. Somos sus hijos. Somos suyos.

Esta verdad debe ser escrita en nuestros corazones; así nuestra vida cobrará otro rumbo más excelente. El rumbo de la verdad. Responderemos a la realidad como es, no como se nos antoje que sea.

¿Para qué existo (Propósito)?

El cambio de orden entre identidad y carácter/naturaleza surge cuando no ponderamos, e ignoramos la pregunta existencial a la que todos deberíamos enfrentarnos en algún momento: ¿Para qué existo? La razón es porque cambiamos el eje de la realidad. Ya no es Dios el centro, sino que nuestras preferencias e inclinaciones.

Al poner el carácter en primer lugar, hacemos del estandarte de nuestras vidas, lo subjetivo y maleable. Dejamos que las experiencias de vida y nuestros gustos sean lo que nos da forma, como si eso fuese una verdad objetiva. No lo es.

Es como un vaso de agua:
Si sacamos el agua del vaso, esta se derrama y se expande sin orden. Se forma un caos que hay que limpiar. Pero si el agua permanece en el vaso, mantenemos un orden hermoso. Lo fluído del carácter sin su recipiente inmutable de la identidad es igual.

La identidad, siendo objetiva e inmutable, nos provee la seguridad espiritual, racional y emocional que necesitamos para funcionar correctamente. Esto lo obtenemos al pensar profundamente en nuestro propósito.

1 Corintios 10: 31
31 Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.

Nuestra vida, si fuimos creados por un Dios personal, está hecha para relacionarnos con ese Ser Personal Sobrenatural. Ese es nuestro propósito. Entonces en las escrituras vemos una y otra vez que Dios se glorifica en nosotros cuando nosotros hallamos nuestra mayor satisfacción en El.

Como dice Filipenses 3:8 (énfasis añadido): “8 Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo.

Nuestro propósito glorioso es conocer y relacionarnos con Dios. Nuestras funciones cobran su correcto segundo lugar.

El segundo lugar es importante, pero son medios por los cuales glorificamos a Dios. Trabajamos para nuestro Dios, pero no es la manera en que trabajamos, lo que nos define. Todo tiene su orden.

¿Cómo ejerzo mi propósito (función)?

Examina estos dos textos bíblicos:

Colosenses 3:23-24:
“23 Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; 24 sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

1 Corintios 12:12:
“12 El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de Cristo.”

Si seguimos estos textos, vemos que ejerzo mi función de estas tres maneras:

  1. De corazón, para Dios
  2. Sabiendo que la recompensa la da Dios (no el ser humano)
  3. Entendiendo que hay diversidad de formas, con unidad de propósito (conocer y dar a conocer a Cristo).

Por lo tanto, en la Iglesia puedes estar a cargo de la adoración, mientras que una hermanita está limpiando los baños. O fuera de la iglesia quizás eres el dueño de una compañía o el presidente, mientras que otro lava carros en el estacionamiento del centro comercial… su trabajo no quita ni añade a su valía como creación de Dios o como Hijo de Dios, según sea el caso.

Quizás tengas el privilegio de predicar la Palabra de Dios y otro sirva diferente en el Cuerpo de Cristo. Ambos son igualmente Hijos.

Asegurémonos de colocar en orden la identidad y el carácter/naturaleza en nuestras vidas. En orden, podremos tener la función que sea, y la función no nos tendrá a nosotros.


1. Identidad, según el diccionario en línea de Wordreference: http://www.wordreference.com/definicion/identidad
2. Carácter, según el diccionario en línea de Wordreference:http://www.wordreference.com/definicion/car%C3%A1cter
3. Carácter, según el diccionario etimológico en línea de Google: https://bit.ly/2JQINFK
4. Naturaleza, según el diccionario en línea de Wordreference: http://www.wordreference.com/definicion/naturaleza

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Acerca de Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico.
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