Todos hemos escuchado que tenemos que ser seguidores de Cristo, y es cierto. Nuestra vida Cristiana depende de caminar siguiendo a Jesús. Pero, ¿qué implica eso? ¿Cómo se sigue a Jesús?
Empecemos por el mejor lugar para contestar estas preguntas: La Biblia.
Luego Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz y seguirme.’ (Mateo 16:24, NTV)
Y ya. Ahí está: seguir a Jesús requiere dejar nuestra manera egoísta de vivir, tomar nuestra cruz, y seguirlo. Sencillo, ¿verdad? ¡Claro que sí!
¿Fácil?
No tanto.
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Abandonando nuestra manera egoísta de vivir
Nuestro primer obstáculo para poder seguir a Jesús es nuestra manera egoísta de vivir. Es el más grande obstáculo. Vivimos en un mundo que, constantemente, busca hacernos vivir de forma egoísta: «busca tu propia felicidad», «vive tu mejor vida», «la contestación está en tu interior». Todo los consejos se centran en nosotros mismos. Estamos expuestos a este pensamiento desde que nos levantamos hasta que nos volvemos a dormir.
El egoísmo provoca todos los problemas en nuestra sociedad: desde gobiernos corruptos (haciendo que los gobernantes se preocupen más por sus propios beneficios, en vez del bienestar de su pueblo), hasta los embotellamientos en el tráfico (donde todos queremos llegar antes que los demás).
El egoísmo es fruto del orgullo – ¡y el orgullo es lo más anti-Cristiano que existe! El orgullo le escupe en la cara a la humildad que Jesús vivió y predicó.
Si somos egoístas, ¿cómo pretendemos ser seguidores de Jesús?
Piénsalo. Si te ofrecen un trabajo nuevo con el doble de tu salario, ¿piensas en el carro nuevo que puedes comprar, o que tu nuevo horario conflige con los horarios de tu iglesia? Si te encuentras $1000 en el suelo de una tienda, ¿los llevas al gerente o te los quedas? Cuando tienes prisa para llegar a un trabajo, y un mendigo te pide de comer, ¿qué haces? Tenemos que abandonar nuestra manera egoísta de vivir.
¿Cómo resolvemos esto? La clave está en seguir los dos mandamientos que Jesús nos dio cuando le preguntaron «Cuál es el gran mandamiento en la ley?»:
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mateo 22:37-40)
Cuando se ama a Dios con todo tu corazón, alma, y mente, ¡ya no queda nada de ti que pueda ser egoísta! Cuando tus decisiones tienen que ver con glorificar a Dios y darlo a conocer, te vas a dar cuenta de lo que significa «vivir para Dios». Tiene que haber un cambio en nuestra manera de ver las cosas: dejar de vivir para nosotros, y empezar a vivir para Dios, y para los demás. ¿Parece una idea radical? Pues, la vida Cristiana no se trata de ser cautelosos evadiendo el pecado, sino de ser radicales viviendo el Evangelio. Cuando se vive así, estamos abandonando nuestra manera egoísta de vivir, y dando un paso certero en seguir a Jesús.
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Tomando nuestra cruz
Para nosotros, la cruz es un símbolo de perdón, gracia y amor. Pero, cuando Jesús dijo «tomen su cruz», no significaba nada de eso para quienes lo escucharon. La cruz representaba la muerte más grotesca, humillante, y horrible que se pueda imaginar. Era una muerte pública, para que todos los que los que mirasen a los que cargaban esa cruz supiesen que la muerte era segura.
Ahora, pongámonos en el lugar de los discípulos cuando Jesús les dice que «tomen su cruz».
De hecho, no sólo que tomemos nuestras cruces, sino que también dice:
«Si te niegas a tomar tu cruz y a seguirme, no eres digno de ser mío.» (Mateo 10:38, énfasis añadido)
Por eso es importante lograr el primer paso, porque no vamos a poder tomar nuestra cruz, si no estamos dispuestos a abandonar nuestra manera egoísta de vivir. Nunca vamos a estar dispuestos a morir por Cristo, si solo pensamos en vivir para nosotros.
Algo importante que sucedió cuando Jesús murió en esa cruz: Dios se glorificó.
Y eso es lo que buscamos. ¡De eso es lo que se trata!
Por lo tanto, si no estamos dispuestos a morir a nuestros logros, Dios no se glorificará en lo que hacemos. Si no estamos dispuestos a morir a nosotros mismos, Dios no se glorificará en quiénes somos. Cuando entendemos la importancia de morir a todo lo que somos nosotros y lo que podemos alcanzar para nuestra gloria, entonces podemos entender claramente la declaración de Juan el Bautista en Juan 3:30:
Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos.
Tomamos nuestra cruz para entender que lo más importante en nuestras vidas no somos nosotros, sino Él.
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Siguiendo a Jesús
Este es el paso más difícil. Se llega aquí sólo después de abandonar nuestra manera egoísta de vivir nuestra vida, y tomando nuestra cruz. Luego, después de hacer todo eso, entonces es que podemos seguirle. Y es algo importante de entender, por una razón sencilla:
Queremos seguir a Jesús, pero todavía no estamos dispuestos a abandonar nuestra manera egoísta de vivir – ¡que es lo primero que Jesús dice que tenemos que hacer! Y si no estamos dispuesto a completar ese primer paso, el segundo y el tercero se vuelven imposibles.
Seguir a Jesús requiere de una entrega absoluta, la cual se adquiere abandonando nuestra manera egoísta de vivir, y tomando nuestra cruz. Todos los días. De esta entrega y compromiso es que dice la Biblia que:
Los que dicen que viven en Dios deben vivir como Jesús vivió.
(1 Juan 2:6)
¿Cómo Jesús vivió? Abandonando su egoísmo, y tomando su cruz. Por lo tanto, Jesús no quiere que solo caminemos con Él, sino que caminemos como Él.
Por lo tanto, de la manera que recibieron a Cristo Jesús como Señor, ahora deben seguir sus pasos. Arráiguense profundamente en él y edifiquen toda la vida sobre él. Entonces la fe de ustedes se fortalecerá en la verdad que se les enseñó, y rebosarán de gratitud. (Colosenses 2:6-7, énfasis añadido)
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