En una ocasión expresé mi sentir sobre la homosexualidad y la persona con quién hablaba tomó ofensa de mi postura. «Hay que tolerar,» me dijo, «está mal ser intolerante. No se debe imponer la moralidad de uno en otros.»
Esta es la postura que toma la supuesta «moralidad neutral» – donde no hay mal, sino que todo se «tolera.» Todos lo hemos escuchado, pero hay varias cosas erradas con el comentario. Esta frase de moralidad neutral fracasa en muchos aspectos y, aunque parece bonita e ideal, la práctica de esta moralidad neutral no es lo que muchos piensan que es.
El problema es que la moralidad neutral es un mito.
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«Hay que tolerar.»
Le pregunté a la persona si ella toleraba a los homosexuales. «¡Claro!» respondió, «es lo mismo que cualquier relación donde dos personas se aman.»
Nota que la persona NO es tolerante ante la homosexualidad – está de acuerdo con la homosexualidad. ¿Qué es tolerancia? La tolerancia es demostrar respeto, a pesar de tener un punto de vista contrario al de la otra persona. Por lo tanto, para uno poder tolerar algo, primero tiene que estar en contra de ese algo.
Sin embargo, ella estaba siendo intolerante con mi postura contraria.
«Está mal ser intolerante.»
Esto es algo muy, pero muy común – ¡y sumamente contradictorio!
El comentario viene a base de una aparente tolerancia, donde no hay juicio, pero – irónicamente – la frase está emitiendo un juicio. Está diciendo que, al no estar de acuerdo, soy intolerante. Sin embargo, la persona comete lo mismo de lo que me acusa: como no está de acuerdo conmigo, está siendo intolerante con mi punto de vista. Por lo tanto, tal vez yo esté mal por ser intolerante, pero significa que la persona también está equivocada por exactamente las mismas razones.
Esto es lo que yo llamo un argumento auto-refutante. En otras palabras, cuando se le aplican los principios por los cuales el argumento aboga, el argumento mismo no cumple con ellos. Pasa con otras frases comunes como, por ejemplo: «No puedes juzgar.»
«No se debe imponer la moralidad de uno en otros.»
Nuevamente, esto es otro argumento que se destruye a sí mismo. ¿Por qué? Porque la persona está imponiendo SU ideología (la de «no imponer la moralidad en los demás») en mí. Ella quiere imponer en mí su ideología de no imponer ideologías. Nuevamente, la persona me acusa de algo que ella misma comete.
Como muchos, la persona piensa que es neutral en el asunto – tomando una postura imparcial entre dos bandos contradictorios. Sin embargo, ella no está siendo objetivamente neutral.
¿Qué es la verdadera «moralidad neutral»?
La única expresión de neutralidad en temas morales es el silencio.
Quiero señalar que éstas personas que reclaman una posición moralmente neutral se engañan a sí mismos – porque no es neutral. No puede serlo.
Desafortunadamente, este es uno de los argumentos más prominentes del movimiento post-modernista y relativista. Cuando dicen cosas como lo que la persona me dijo a mí, hacen la implicación que están siendo neutrales, imparciales y tolerantes – cuando es exactamente lo contrario.
No me malinterpreten: ellos están en todo su derecho (como tú y como yo) a expresar sus opiniones. Pero hay que estar conscientes que, al expresar cualquier opinión, la neutralidad desaparece. Si expresas tu opinión o si abogas por tu punto de vista, renuncias a tus reclamos de neutralidad.
Por esta razón pienso que la neutralidad moral no es posible. Muchos hoy día abogan por una ética que, aunque parece justa y tolerante, es la más insolvente de todos los sistemas morales. Al final, este relativismo moral no es tolerante en lo absoluto – ya que ataca a todos aquellos que no están de acuerdo con su ideología de neutralidad. Es como decir: «Tu opinión cuenta, a menos que no esté de acuerdo con la mía.»
Suena persuasivo, pero es engañoso y erróneo.
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