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¡Gracias por escribir!
Esta es una excelente pregunta.
Martín Lutero mencionó algo interesante en la reforma protestante que sirve para contestar esta pregunta.
Básicamente, hay dos tipos de temor cuando de habla del «temor a Dios.» Está el temor servil y el temor filial.
El temor servil es el que un empleado tiene con su jefe: castiga/regaña cuando hace las cosas mal, pero también da recompensas por hacer un buen trabajo y/o seguir instrucciones. Esto es, en esencia, la mentalidad de «¡tengo que hacer esto bien o me van a castigar!» Esta es la actitud con la cual muchas personas ateas le atribuyen a los Cristianos. Interesantemente, hay Cristianos que se comportan de esta manera. Piensan que se ama a Dios por miedo al infierno o promesa del Cielo. Esto representan aspectos del temor servil.
Entonces está el temor filial. Viene del concepto latín que tiene que ver con «amor» y «familia» o «amor por la familia.» El temor filial tiene que ver con el máximo respeto a la autoridad; Dios, en este caso. Es un deseo genuino de complacerlo y agradarlo. Un hijo que ama y teme a sus padres (con temor filial, por supuesto), tiene el deseo y la ansiedad por no desobedecer a sus padres – no porque tiene miedo de que lo castigen, sino porque el amor que les tiene es tanto y tan profundo que no quiere hacerlo.
Por lo tanto, ¿qué significa temer a Dios?
Amarlo tanto que sólo quieres complacerlo.
En otras palabras: nuestro temor a Dios no viene del miedo al castigo, sino que de la presencia de Su amor en nuestras vidas.
Temer a Dios significa respetar, honrar y amarlo. Vivir nuestras vidas reflejándolo diariamente.
La Biblia dice que cuando comenzamos a hacer esto, comenzamos a ser sabios (Proverbios 1:7)
Así que… ¡a comenzar!
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