¿Dejar de congregarse es pecado?

Episodio #178 de nuestro podcast.

Nos hicieron la pregunta: ¿Está mal faltar a la iglesia en ocasiones por estudios, trabajo, razones económicas etc?

Comenzamos por establecer que dejar de congregarse no es pecado, en sí mismo aunque te lleva a que finalmente te apartes. Afecta la perseverancia y el celo por el Señor. El que deja de congregarse suele enfriarse y poco a poco deja la fe.

Así lo presenta Hebreos 10: 23-25 (NTV)

“Mantengámonos firmes sin titubear en la esperanza que afirmamos, porque se puede confiar en que Dios cumplirá su promesa. Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones. Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.”

Fíjate como este texto enfatiza el rol de la comunidad para perseverar hasta el fin (sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca)

Dios insertó a los cristianos en su pueblo. Nos hizo parte del cuerpo de Cristo, le dió su Espíritu Santo a la Iglesia. Esto significa que nuestra experiencia cristiana fue diseñada por Dios para darse en comunidad. Querer tener una experiencia Cristiana sin la Iglesia, es ir en contra del diseño de Dios. Supongo que sería aceptable si uno se muda de misionero a un lugar donde no hay cristianos, pero incluso ahí, lo que se espera es que ese hermano comparta su fe y otros vengan al arrepentimiento y relación con Dios, por lo que dejaría de estar solo.

Ahora, faltar a la iglesia en algunos momentos por razones reales no es un problema. En esta época en que vivimos, tenemos alternativas. Quizás sería ver un culto en vivo por las redes sociales, por ejemplo. Incluso puede ser participar de un grupo pequeño por medio de plataformas en línea, como Zoom o Google Meet. Pero eso es diferente al dejar de congregarse porque no se cree en la Iglesia, por ejemplo. En este caso, la intención de la persona es congregarse, pero no puede por alguna razón justificada. Lo que sí sucederá es que en algún momento, la persona va a necesitar congregarse porque lo necesita, no por obligación religiosa.

Si esto sucede, la persona debería comunicarlo a la iglesia. Quizás se pueda suplir a su necesidad para que pueda reunirse en comunidad. Quizás hay algún hermano cerca que le puede llevar a la iglesia, por ejemplo. También se podría visitar a la persona para compartirle la Palabra y orar juntos en su hogar.

Con todo esto, lo que debe quedar claro es que necesitamos la comunidad para crecer y Dios diseñó la iglesia para eso mismo. Es en la iglesia, que cubrimos nuestras necesidades mientras crecemos juntos.

Acerca de Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico.
Esta entrada fue publicada en apologética, Preguntas y Respuestas, Vida Cristiana. Guarda el enlace permanente.