¿Cómo estaremos los impuros frente a Dios?

Episodio #177 de nuestro podcast

Si lo impuro no puede estar en la presencia de Dios, ¿Cómo es que los seguidores de Jesús sí?¿Cómo va a morar el espíritu Santo en nosotros si la naturaleza pecaminosa nos impide estar cerca de Dios?

Esto es un problema serio, pues no hay manera en que nosotros podamos arreglar cuentas con Dios por nosotros mismos pues nacemos dañados ya por el pecado. ¡Que bueno saber que la Biblia tiene respuesta a este terrible dilema existencial! Así lo explica 2 Corintios 5:21 (NTV):

“Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.”

Pablo le escribe a los corintios explicándoles que Cristo tomó nuestro lugar merecido y sufrió la separación de Dios que nos tocaba a nosotros en su muerte, pagando lo que nos correspondía a nosotros. Al ser santo, la muerte no pudo contenerlo y al tercer día resucitó de entre los muertos, no sólo venciendo al pecado sino que también a la muerte.

Para poder tener acceso a este regalo tremendo, la Biblia nos enseña en Romanos 10:9-10, que:

“Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres hecho justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo.”

Significa que al estar convencido de nuestro pecado y en arrepentimiento declaramos abiertamente (con nuestra boca, pero también con nuestra vida) que Jesús es nuestro Señor, recibimos la victoria de Jesús sobre nuestras vidas, pues él fue el sacrificio por nuestros pecados, como hacía Israel en antigüedad (Levítico 16:10-12)

Por lo tanto, los discípulos de Jesús podrán ver a Dios, porque han sido comprados por la sangre del sacrificio de Jesús. En ese sentido, hemos sido lavados de nuestra impureza por el derramamiento de la sangre del único Santo, Jesús.

Además la Biblia enseña que gracias a esa obra redentora de Jesús en la cruz, todo creyente es receptor del Espíritu Santo, lo cual sella esa salvación y marca a la persona como que le pertenece a Dios. El Espíritu Santo puede morar en el creyente, pues sus pecados ya han sido lavados por la sangre de Jesús.

Este es el evangelio, las buenas noticias de salvación. Hay escapatoria de nuestros pecados y del infierno, en Jesús.

Acerca de Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico.
Esta entrada fue publicada en apologética, Cristianismo, Preguntas y Respuestas. Guarda el enlace permanente.