¿Dios tiene una pareja para mí?

Sin duda, lo hemos escuchado múltiples veces cuando hablamos de relaciones de pareja: «Dios tiene a alguien para ti.»

Es un encantador sentimiento y la intención, sabemos, es genuina. Es bonito pensar que lo único que tenemos que hacer es esperar y *poof!* Dios hará aparecer a alguien en nuestras vidas. Porque, después de todo, «Dios tiene a alguien para mí.»

Desafortunadamente, no hay nada en la Biblia que apoye esta afirmación.

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Queremos aclarar algo importante: No estamos diciendo que Dios no es capaz de hacerlo (ni negar el hecho que haya sucedido). Solo presentamos la perspectiva Bíblica, que es muy distinta a la afirmación: «Dios tiene a alguien para ti.»

La realidad del asunto es más fuerte: el matrimonio es para nuestro beneficio terrenal y no tiene permutaciones en la eternidad.

¿Recuerdan cuando vinieron algunos saduceos a tentar a Jesús con una pregunta sobre la resurrección? Hablaron de un hombre con una esposa y siete hermanos, el cual murió y su esposa fue mujer de cada uno de los siete hermanos a medida que morían (Mateo 22:23-33). Le preguntaron: ¿de quién será la mujer en la resurrección (eternidad)? Y, en los versículos 29 y 30, Jesús les soltó una realidad potente:

Jesús contestó:

—El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen el poder de Dios. Pues cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en matrimonio.

Así que, para ponerlo en palabras sencillas: a Dios no le «importa» si te casas o no. Sí, hay muchas cosas buenas en el matrimonio (Proverbios 18:22), pero no es un requisito de salvación.

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¿Dios escoge mi pareja?

La contestación, basada en el ejemplo bíblico, es «no.»

Hay algunas instancias en la cuales parece que sí, pero un análisis de cada caso revela la realidad del asunto:

Adán y Eva (Génesis 2:18)

Esta es la más cerca. Dios le creó una pareja a Adán. Pero, seamos sinceros: no había más nadie y, sin esa movida de parte de Dios, ninguno de nosotros estaríamos aquí para discutirla. La realidad es que Adán no escogió porque no había de dónde escoger (si no, el pobre se quedaba sin costillas.)

Oseas y Gomer (Oseas 1:2-3)

En esta historia, Dios le pide a Oseas que escoja y se casase con una mujer prostituta (para ejemplificar el amor de Dios a su pueblo infiel.) Es una historia hermosa, pero nuevamente, Dios no le dijo a quién escoger – sólo dio una característica base. Oseas escogió a Gomer.

José y María (Mateo 1:18-21)

En este ejemplo, ya José había escogido a María. Lo que Dios hizo fue prevenir que José la dejara.

Isaac y Rebeca (Génesis 24:14)

Aquí vemos que el siervo de Abraham le pide unas cosas específicas a Dios y, de pronto, todo sucede en Rebeca. Sin embargo, al fijarnos, lo que hizo el siervo fue pedir confirmación de que Rebeca era una mujer adecuada para Isaac – ¡el siervo ya la había visto y escogido! Este ejemplo bíblico sí puede suceder hoy día: Dios puede confirmar la pareja que te interesa (pero no es necesariamente común que suceda).

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Entonces, ¿qué hacemos?

La realidad es que, aunque Dios no necesariamente escoge a tu pareja por ti, sí nos dejó Su Palabra. En ella, hay muchas cosas para personas que ya están casadas – muchos consejos para esposos sobre sus esposas y vice versa. Cuando uno es soltero, el único requisito bíblico para escoger a alguien se encuentra en 2 Corintios 6:14-15:

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?

Unirse en «yugo desigual» es entrar en una intimidad (emocional, física, etc) con alguien que no ama a Dios o no tiene la misma madurez espiritual que tú. (Más info en el enlace).

Lo demás son consejos prácticos que podemos ofrecer:

• Como regla general: si es alguien que te acerca a Dios, es alguien que quieres (y debes tener) en tu vida

• Trata de buscar pareja una vez hayas definido tu llamado en Dios. Sería trágico que tu llamado sea a misiones y el de tu pareja a un pastorado local – inevitablemente te vas a ver en la encrucijada de escoger entre tu pareja y el plan de Dios para tu vida.

• No entres en una relación pensando que puedes «cambiar» algo de esa persona. Decide con qué puedes vivir y con qué no.

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Conclusión

En un sentido general, no es un requisito bíblico casarte.

Si decides casarte, Dios te da la oportunidad de bendecirte con la pareja que tú escojas.

Recuerda: el amor no se encuentra, se logra.

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RELACIONADO

¿Qué significa «yugo desigual»?

¿Qué dice la Biblia sobre el matrimonio?

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