En el 2017, luego del Huracán María, recuerdo que colectivamente, nosotros los puertorriqueños nos sentíamos derrotados. Nos deprimía grandemente la situación. Incluso más cuando mirábamos la naturaleza y veíamos los montes quemados por el agua de sal que recibieron. El mismo día del huracán, luego de pasar, salí a pie de mi urbanización y al ver la destrucción, fui compungido y lloré.
Pero algo muy curioso sucedió. Algunas semanas después, llevábamos suministros a la comunidad aledaña al Barrio Limones, donde está la Catacumba 10 de Yabucoa. Todos estábamos en el mismo sentir de pésame. Según hablábamos con los vecinos de allí, oramos con ellos y les dimos suministros de comida para sus estómagos y alimento espiritual con la Palabra compartida, fuimos también alentados. Recuerdo bien las lágrimas de Doña Carmen. Nadie había llegado a su casita en el tope de la montaña. Estaba sin luz, sin agua y con parte del techo de su casa que faltaba. Nos recibió con lágrimas y sentimientos. Le compartimos la Palabra, oramos por ella y adoramos a Dios con coritos frente a su casa. De repente el pecho nuestro, apretado del pésame de toda la situación, se soltó y fuimos fortalecidos grandemente. Mientras Dios bendecía a Doña Carmen, también nos abrazaba a nosotros.
Hoy quisiera que tomemos el tiempo de analizar el consuelo que Dios provee a nosotros, mientras le servimos. Estaremos tomando de base, el texto en
2 Tesalonicenses 2:16-17. Veremos tres puntos que salen del texto:
- Somos fortalecidos a través del servicio
- El Cristiano no espera quieto
- El amor de Dios es nuestro motor
2 Tesalonicenses 2:16-17 NTV
16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa, 17 los conforten y fortalezcan en todo lo bueno que ustedes hagan y digan.
#1: Somos fortalecidos a través del servicio
Este texto comienza diciendo: nuestro Señor Jesucristo. Significa que si ya le has entregado tu vida a Cristo y Él es tu Señor, entonces hoy podemos aplicar el significado de estas palabras a nuestra vida. Dios nos conforta y fortalece a través de las buenas obras que hacemos y las buenas noticias de salvación que proclamamos.
Estos cristianos en Tesalónica, estaban atravesando aflicción. Se sentían desesperanzados y quebrantados a nivel existencial. Por causa de la predicación de unos falsos maestros, habían entendido que la segunda venida de Cristo había pasado y no habían sido glorificados en la resurrección esperada.
Ante semejante depresión espiritual, Pablo le urgió escribirles y predicarles la verdad nuevamente para que no fuesen desanimados en pensar que ya nada tiene sentido.
Por eso Pablo ora por ellos 2 veces en esa misma línea. En el texto que acabamos de leer, pero también en 2 Tesalonicenses 1: 7:
2 Tesalonicenses 1:7 NTV
“7 Y Dios les brindará descanso a ustedes que están siendo perseguidos y también a nosotros cuando el Señor Jesús aparezca desde el cielo. Él vendrá con sus ángeles poderosos,”
De entrada, Pablo les advierte que el tan esperado descanso y alivio que desean lo tendrán finalmente cuando Cristo regrese y que ese momento aún no sucedía. Les escribe sobre el consuelo y esperanza eterna que tienen asegurada en Cristo Jesús, pero también les enseña que hay un alivio que podemos obtener ahora mismo, mientras esperamos que regrese nuestro Señor. Este confort y fortalecimiento es obtenido a través del trabajo (servicio) que hacemos en el Señor.
Ciertamente Dios nos dará el confort final cuando regrese por nosotros, pero también nos fortalece y conforta ahora mientras le servimos. Así lo hizo con nosotros mientras le adorábamos con nuestro trabajo en Yabucoa y así hace cada vez que servimos de sus manos o de su voz y bendecimos a quienes nos rodean.
Esta iglesia debía experimentar lo glorioso que es servir y ser fortalecidos mientras tanto. Nosotros hoy también podemos gozar de este privilegio. ¿Cómo puedes hacerlo hoy? ¿Qué hace falta, que puedes proveer y servir en tu comunidad?
#2: El Cristiano no espera quieto
Hay un versículo muy famoso en Salmos 46:10 (RVR1960) que probablemente muchos pensaron inmediatamente que dije que el Cristiano no espera quieto. Ese versículo dice así:
“10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.”
Sin embargo, si vamos y examinamos el contexto, vemos que Dios está hablando de la dependencia que necesitamos tener en él. No está diciendo que literalmente no hagamos nada y él se encargará de todo. De hecho, si vemos la palabra en el original hebreo, que traducimos como “quieto”, es “raphah” que significa hundirse y relajarse. En otras palabras, Dios nos llama a relajarnos y hundirnos en nuestra dependencia de su soberanía y providencia. Él tiene las ideas buenas, perfectas y agradables y las pone en acción. Nosotros confiamos en Él, mientras vivimos, nos movemos, hacemos, etc…
Entonces, el Cristiano no espera quieto. Hay un trabajo importante por hacer y es nuestro deber como embajadores de Cristo, hacerlo. Cuando nos movemos en obediencia a servir y bendecir, estamos poniendo en obra la soberanía de Dios y estamos cumpliendo su providencia en el orden y en el tiempo en que se da su intervención (por medio nuestro) al mundo que nos rodea.
No vivimos esperando a ser servidos por Dios. Ya el mayor de los servicios Jesús lo hizo por nosotros en la cruz, cuando nos salvó. Cristo fue el primero que vino a servir. Nos dejó ejemplo. Si Dios hecho hombre sirvió, ¿Cuánto más necesitamos servir nosotros?
Estos Cristianos en Tesalónica habían perdido el interés de continuar la labor pues habían entendido que Cristo ya había regresado y ellos permanecieron en sus aflicciones. Por eso Pablo les escribe:
2 Tesalonicenses 2:2 NTV
“2 No se dejen perturbar ni se alarmen tan fácilmente por los que dicen que el día del Señor ya ha comenzado. No les crean, ni siquiera si afirman haber tenido una visión espiritual, una revelación o haber recibido una carta supuestamente de nosotros.”
Llegar a la conclusión de que todo estaba perdido; ese fatalismo, además de traer aflicción, provocó que “bajaran la guardia” y bajaran las manos, dejando a un lado la obra del Señor.
Similarmente, nosotros no debemos ser desanimados al enfrentar una situación, actitud o actividad diaria de personas o trabajos o sea lo que sea, pensando que ya todo está perdido y no hay solución. Cuidado con rendirte, pues el descanso verdadero viene cuando Cristo regrese. Por el momento, nos corresponde estar activos en la buena batalla de la fe (orando y haciendo). Incluso si legalmente te puedes retirar de tu trabajo, la obra del Reino aún requiere de ti. Todos formamos parte de un mismo cuerpo y cada miembro de ese cuerpo es necesario para la obra que Dios nos encomendó. ¿Cuál obra?
- La insistencia de vivir y hablar el evangelio a nuestros esposos/esposas que aún no vienen a Cristo.
- La persistencia de mostrarles el amor de Jesús y la verdad de Su Palabra a nuestros hijos que han decidido alejarse de la fe y de los principios que les enseñamos.
- Ser la voz de la razón, compasión y sabiduría en nuestros trabajos, aún cuando nos drenan y no vemos escapatoria.
- Siendo firmes ante las agendas del mundo que tratan de ahogarnos y descarrilar nuestros futuro
- Mostrar el amor paciente de Cristo presentando su Palabra de Libertad y su eficacia, aún cuando hay resistencia.
Dios sigue en control y sigue obrando en tu entorno a través de lo que haces y dices. ¡No te desanimes!
Que la Palabra de Dios nos de ánimo hoy:
2 Tesalonicenses 2:16-17 NTV
16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro Padre, quien nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una esperanza maravillosa, 17 los conforten y fortalezcan en todo lo bueno que ustedes hagan y digan.
Seamos dinámicos y no estáticos. Somos embajadores del Reino y tenemos nuestras órdenes de marcha: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mc16:15). Tenemos el consuelo eterno y la esperanza segura de que le veremos cara a cara, por su gracia. Esto provee de la iniciativa que necesitamos para seguir siendo luz y sal para nuestro entorno inmediato y para el mundo.
#3: El amor de Dios es nuestro motor
Sabemos, intelectualmente, que Dios nos ama. Lo repetimos y lo cantamos una y otra vez. Es una verdad objetiva y absoluta que conocemos, pero ¿cuántas veces nos detenemos a meditar en esa verdad?
El Salmo 63: 7 (RVR1960) dice:
“7 Porque has sido mi socorro, Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.”
Cuando nosotros gritamos “auxilio” pues no teníamos escapatoria de nuestro pecado, ahí llegó Dios a nuestro rescate. Por la sangre derramada de su hijo, nos salvó.
Ese mismo amor que nos rescata, nos da un consuelo eterno y una esperanza maravillosa. Cualquiera que sea nuestro dolor o aflicción, incluso si es una que perdura y nos agobia por décadas – el consuelo de Dios será eterno. ¡Entonces puedo vivir una vida llena de labor gloriosa para el Señor, pues soy suyo!
Me atrevo a decir que el quebranto actual que podemos estar experimentando no será nada para nosotros cuando estemos en el consuelo eterno junto a nuestro Señor. Cuando por fin estemos a la sombra de sus alas, olvidaremos esta minúscula aflicción momentánea.
El amor de Dios es tan maravilloso, que aunque en un tiempo estábamos sumergidos en nuestras tinieblas y fuimos enemigos rampantes suyos, decidió dar su vida por nosotros y rescatarnos (como si Tony Stark hubiese dado su vida por Thanos). Es increíble el amor de Dios por nosotros y en ese amor nos promete que estaremos con él para siempre.
La cruz nos mueve en todo lo que hacemos. El motor que nos mueve a hacer y decir es el amor inagotable de ese Dios que me rescató y te rescató cuando debió destruirnos.
Por eso continuamos dinámicamente hacia adelante. Hacia Jesús, quien nos espera en la meta.
Es importante que hagamos ambas cosas: “hagan y digan”. No es suficiente actuar el evangelio, sino que lo predicamos también. No vaya a ser y confundan nuestras acciones con moralismo humanista. Como si estuviésemos esforzándonos lo máximo por hacer lo mejor posible por nuestra iniciativa y fuerza y no por la salvación que obtuvimos y la relación con Dios que ahora tenemos. Todo lo que hacemos, va acompañado de nuestro sello audible de por qué lo hacemos, dándole Gloria a Cristo, quien nos salvó en la cruz. En la sombra de la cruz vivimos. Su amor nos mueve.
El servicio que el Cristiano brinda es diferente al que cualquier filántropo pueda ofrecer, pues servimos porque Cristo nos salvó. En su nombre obramos y hablamos.
Cuando obramos para la gloria de Dios, el mundo lo notará y querrá alguna explicación. Ese es el momento de abrir nuestras bocas y decir la verdad de nuestras acciones: ¡Nuestra esperanza está en Jesús! Por eso Dios lo repite en la Escritura, porque es importante. Debemos dar razones de nuestra fe:
1 Pedro 3:15 NTV
15 En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;
El júbilo del privilegio que Dios nos ha dado, entiéndase: el ser llamados hijos suyos, nos inunda de pasión por contarle a otros de esta gran noticia: hay salvación en Cristo Jesús. Dios quiere llamar a otros también como hijos suyos. Esta gran noticia no se puede mostrar con acciones solamente, requiere de palabras que inviten al mundo a experimentar la gracia que hemos experimentado. A sentir el amor inagotable de Dios en nuestro corazón y el ver como somos dirigidos por su voluntad.
Hoy es un buen día para decirle a alguien: ¡Cristo te ama!
Momento de aplicarlo
No sé cual es la dificultad actual que pasas. No sé en qué batalla has considerado bajar la guardia o quizás ya te rendiste. Hoy es un buen día para ser renovados en nuestras fuerzas en esta Palabra y re-animados a lanzarnos a la obra que nuestro Redentor nos encomendó.
En tiempos de Nehemías, el pueblo escuchó la Palabra de Dios por vez primera y la convicción que esto provocó en sus corazones les impulsó a llorar amargamente pues sabían que habían desobedecido la ley de Dios. Pero Nehemías les alentó pues el arrepentimiento que el pueblo estaba experimentando les provocaba a querer obrar conforme a la voluntad de Dios. Querían hacer como Dios les había instruido en su palabra. Así que Nehemías, sabiendo el nuevo deseo del pueblo en ir a hacer y decir quién era su Dios, les dijo lo siguiente:
Nehemías 8:10b NTV
¡No se desalienten ni entristezcan, porque el gozo del Señor es su fuerza!».
¿Queremos ser fortalecidos en nuestra vida, en medio incluso de la dificultad que podamos estar viviendo? ¡Procura el gozo del Señor!
¿Cómo logramos producir gozo al Señor? ¡Cuando le obedecemos por amor a Él, quien nos mostró su gracia y misericordia!