Cerrando Atajos

El libro de Isaías comienza con grandes advertencias al pueblo de Dios. Jerusalén y Judá experimentarían el exilio de su tierra si no cambiaban su manera de vivir. Si no se arrepentían, sentirían la ira de Dios en carne propia. Recibirían la invasión de Asiria y Babilonia, lo cual provocaría al pueblo ser sacado de su amada nación. Teniendo al único Dios verdadero listo para ser suyo, prefirieron los dioses de palo de las otras naciones. Prefirieron idolatrar sus artimañas por encima de la dirección de Dios. Comenzaron a sentir los efectos de sus decisiones y procuraron más sus ideas en vez de ir al Dios que les rescató y que les quería como preciada posesión. Le dieron la espalda al Dios creador de todo lo existente que anhelaba profundamente intimar con su pueblo y derramarse en amor para con ellos, generación tras generación. Su deber era esperar por la protección y dirección de Dios, pero prefirieron solucionar de acuerdo a sus ideas y conceptos, por la impaciencia incrédula que tenían. En su interior pensaban: “Dios no lo puede hacer” o “Dios no lo hará.”

Este es el trasfondo al texto principal que estudiaremos hoy, el cual se encuentra en Isaías 30:1-2. Es mi intención que en estos dos versículos podamos ver la advertencia de Dios, el plan de Dios e incluso la gracia y misericordia de Dios. Por lo que estaremos viendo tres puntos claves:


Isaías 30:1-2 NTV

1 »Qué aflicción les espera a mis hijos rebeldes —dice el Señor—.

Ustedes hacen planes contrarios a los míos; hacen alianzas que no son dirigidas por mi Espíritu, y de esa forma aumentan sus pecados. 2 Pues sin consultarme, bajaron a Egipto en busca de ayuda; pusieron su confianza en la protección del faraón y trataron de esconderse bajo su sombra.

1: Pecamos de impaciencia

Desde comienzos del libro de Isaías vemos que el Pueblo de Dios se había apartado de Él. Fue tanto tiempo que estuvieron de esa manera que el Señor envió su justa ira contra ellos. Isaías 9:13 RVR1960 dice:

13 Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba, ni buscó a Jehová de los ejércitos.

En vez de ir a Dios, la mano que los castigaba, para arreglar cuentas y volver al camino correcto, tomaron su castigo como motivación para alejarse de Dios.

Estaban tan alejados de Dios, que la opción de buscar ayuda a las naciones vecinas, cuyas eran enemigas de ellos les parecía más razonable, que arrepentirse y buscar el rostro del Señor una vez más.

Buscaron refugio en una nación la cual en un punto de la historia les oprimió y esclavizó. Pusieron su fe en el faraón, en Egipto y en los dioses de esa nación para su protección. De esa manera aumentaron sus pecados por su incredulidad impaciente. No querían esperar por Dios que obrara. Buscaron otra alianza con otros dioses. Lo sabemos por el lenguaje usado en el versículo 2, cuando habla de lo que pretendían con Egipto y su rey es un lenguaje de adoración a Dios:

«pusieron su confianza en la protección del faraón«

«trataron de esconderse bajo su sombra.»

Salmos 119:114 PDT

Tú eres mi refugio y mi protector; confío en tu palabra.

Salmos 91:1 RV 1960El que habita al abrigo del AltísimoMorará bajo la sombra del Omnipotente.

Ante esta idolatría, el Señor les castigaría con su santa ira, pero no para destrucción total, sino como Padre que corrige a su niño, que se baja al nivel del hijo y se asegura que la corrección sea entendida por el menor. Con medida exacta y justa se asegura que la corrección / el castigo sea entendido por su hijo. Le habla en sus propios términos para que no haya confusión. Toca lo que sabe que provocará al hijo a recapacitar.

Para Israel, esto era el orgullo por la patria. Así que Dios los enviaría al exilio por un tiempo, para que pudieran analizar sus acciones y recapacitar. Luego de un tiempo, los traería de vuelta a su nación. Lo triste es que fue algo que se pudo haber evitado, si se hubiesen arrepentido y buscado a Dios nuevamente:

Isaías 30:15, 18 Nueva Traducción Viviente

15 Esto dice el Señor Soberano, el Santo de Israel: «Ustedes se salvarán solo si regresan a mí y descansan en mí. En la tranquilidad y en la confianza está su fortaleza; pero no quisieron saber nada de esto.

18 Así que el Señor esperará a que ustedes acudan a él para mostrarles su amor y su compasión. Pues el Señor es un Dios fiel. Benditos son los que esperan su ayuda.

Hay unos procesos por los que el Señor nos lleva a cada uno. Puede que sea una dificultad en el trabajo o en nuestras relaciones. Podría ser una enfermedad o condición. Es importante que esta situación no nos provoque a actuar como Israel. La incrédula impaciencia suele movernos a pecar de dos maneras diferentes1:

  • Rendirnos: Creemos que Dios no puede, se tarda y se ha olvidado de nosotros y nos rendimos. No ponemos nuestra fe en Él. Dejamos que la impaciencia nos gobierne. Añadimos pecado sobre pecado (V.1)
  • Tomar atajos: Vemos alternativas y decidimos tomarlas para llegar al lugar que incluso sabemos que Dios quiere llevarnos, pero bajo nuestros propios medios. Nos convertimos en nuestros propios señores y dejamos de un lado a Dios. Curiosamente a veces lo hacemos y decimos que estamos caminando con Dios, pero en realidad lo que deseamos es que Dios bendiga nuestros atajos, en vez de someternos al camino que Dios puso frente a nosotros, nuestras accionas muestran lo que llevamos en el corazón: creemos que sabemos mejor que Dios cómo llegar a nuestro destino.

2: Dios usa todos los medios

Isaías 30:20-21 NTV

20 Aunque el Señor te dio a comer adversidad y a beber sufrimiento,

él seguirá contigo a fin de enseñarte; verás a tu maestro con tus propios ojos. 21 Tus oídos lo escucharán. Detrás de ti, una voz dirá: «Este es el camino por el que debes ir», ya sea a la derecha o a la izquierda.

Isaías 30:26 NTV

26 La luna será tan resplandeciente como el sol, y el sol brillará siete veces más, como la luz de siete días en uno solo. Así será cuando el Señor comience a sanar a su pueblo y a curar las heridas que le hizo.

Dios los traería de vuelta a casa porque les amaba. No quiso quedarse de brazos cruzados y permitirle a sus amados a continuar en su actividad autodestructiva. Si vivir a la sombra del Altísimo es tener vida, cuando se alejaron de Dios estaban entrando en una conducta suicida! ¡Les llevaría a una muerte segura!

Nosotros los Cristianos vemos un doble cumplimiento en estos versículos. Dios era el maestro que les enseñaba el camino, pero Jesús luego profundiza más sobre esta verdad ¡y se identifica a sí mismo como el propio camino! Dios apunta al camino y es el camino.

Al otro lado del exilio que les esperó al Pueblo de Dios, hubo una reconstrucción de Jerusalén. En tiempos de Nehemías, se leyó el libro de La Ley en público y los Israelitas decidieron seguir el camino correcto que Dios les había enseñado. (Aunque no les duró por mucho – nuevamente)

El pueblo vivió las consecuencias de su impaciencia pecaminosa (incrédula) y aún a través de la consecuencia del exilio, Dios produjo sus propósitos: la confianza y el descanso de su pueblo, en los brazos del Padre. Tomaron la ruta larga de 70 años de consecuencias, parecido a los 40 años en el desierto del éxodo. Finalmente se levantó una generación nueva que pudo disfrutar de los frutos de confiar en Dios. (Aunque no les duró por mucho)

Hoy día nosotros tenemos el mismo tipo de dilema. Jesus nos salva y nos da una vida nueva en Él. Significa que nuestra vida previa a Cristo ha muerto. Ya no existe, y sin embargo solemos regresar a la manera en que hacíamos las cosas.

Dios es claro cuando habla de esta actitud. El poner nuestra confianza en la protección de lo antiguo y escondernos bajo su sombra es idolatría y falta de confianza en la manera organizada que Dios nos lleva. Es nuestro Padre en los cielos quien nos provee esa protección y cuidado.

No son:

  • nuestras ideas
  • nuestros sistemas
  • nuestras invenciones
  • nuestro dinero
  • nuestras relaciones
  • nuestras carreras
  • nuestras familias
  • (MUCHO MENOS) nuestra manera antigua y pecaminosa de resolver asuntos

Si ya has optado por tomar atajos o rendirte y experimentas las consecuencias de tus decisiones, en medio de la corrección de Dios, hacemos bien en ir a Dios–contra quien hemos pecado. No es momento de seguir desviándonos.

El Señor en su gran misericordia, usó su ira para corregir y regresar a su pueblo a su nación, como hace con nosotros. Usa nuestras consecuencias para enseñarnos y pulirnos para que regresemos a la seguridad de sus brazos otra vez.

Necesitamos examinarnos, y si encontramos que nos hemos desviado de la manera en que Jesús hace las cosas por las ideas que tenemos de cómo deben hacerse –corramos al arrepentimiento. Ya es tiempo de frenar en seco, mirar a los cielos y clamar por el auxilio que sólo Cristo puede proveer. Necesitamos a Jesús y necesitamos que nos saque del reguero que hemos hecho de nuestras vidas. Que nos de dirección y orden, conforme a su voluntad y según nos reveló en su Palabra.

¿Por qué esperar hasta tocar el fondo en medio de la corrección de Dios? Dios lo que desea es restaurarnos y abrazarnos, ¿qué tal si nos ponemos de acuerdo con Él y le seguimos?

Hoy, esta Escritura está advirtiéndonos de no caminar conforme a nuestros propios conceptos e ideas. Pidamos discernimiento al Espíritu Santo para que podamos entender los avisos que Dios mismo nos da en su Palabra, como hizo a Israel por años y años antes de finalmente corregirlos.

3: Su gracia nos sostiene

Cuando vemos alguna película o serie, donde hay que atacar un lugar o a unos villanos que han secuestrado a alguien o algo similar siempre escuchamos la importancia del elemento de la sorpresa.

El héroe de la historia desea llegar sin que nadie se entere, para usar esa sorpresa a su favor y poder hacer su rescate y ejecutar su plan.

Siempre me sorprende ver que Dios no funciona así. Incluso cuando dice que su regreso será en el día inesperado, ¡comoquiera nos lo dice para que nos preparemos!

Aquí lo vemos también en las advertencias que Isaías hacía a su nación. Una y otra vez les decía lo que pasaría. Incluso con lujo de detalles. Paso a paso, todo lo que experimentarían como consecuencia de su manera malvada de vivir.

Esa es la gracia de Dios, escondida en medio de las aparentes malas noticias.

Dios no se escondió de Su Pueblo cuando lo iba a corregir, sino que dijo lo que debían hacer, les advirtió cuando se salieron del camino, e incluso les indicó el castigo que vendría por sus malas decisiones.

Puede que estemos acostumbrados a leer la Palabra, asistir a la iglesia y hasta compartir con otros la buena noticia del Evangelio, pero cuando llega el momento clave para aplicarlo en nuestras acciones, optamos por hacer diferente al consejo de Dios, porque no estamos convencidos que Dios lo hará o es nuestro atajo (nuestra manera de solucionarlo). Y aquí está Dios hoy advirtiéndonos otra vez que si caminamos lejos de él, siendo la Vida, estamos cada vez más jugando a la muerte.

Dios podría dejarnos quietos y sorprendernos con su corrección o con nuestra consecuencia final, pero nos estorba –como buen Padre que es– para que nos arrepintamos y seamos bendecidos en el camino que ha preparado delante de nosotros.

Dios no nos destruye cuando acudimos a él, arrepentidos de nuestros atajos y falta de credulidad. En Cristo tenemos la verdadera esperanza, el verdadero consuelo, la verdadera protección, la sombra correcta donde podemos refugiarnos. Nos la da aunque le hayamos fallado, si venimos con un corazón correcto. Como lo dice Isaías 42:1-3 NTV

“42 »Miren a mi siervo, al que yo fortalezco; él es mi elegido, quien me complace.

He puesto mi Espíritu sobre él; él hará justicia a las naciones.

2 No gritará ni levantará su voz en público. 3 No aplastará a la caña más débil, ni apagará una vela que titila. Les hará justicia a todos los agraviados.

Jesús vino y fue quebrantado para dar esperanza a los quebrantados. Entonces se supone que, sea cual fuere mi situación, yo ponga mi absoluta confianza en Dios para que él me dirija a través de ella.

La gracia de Dios ante nuestras acciones lejos de él es para que nos detengamos y confiemos en la mano poderosa de Dios. Su cuidado inmerecido es el que necesitamos abrazar para nuestro diario vivir.

¿Cómo se ve eso? Cuando desesperes en la espera por el momento de Dios y optes por rendirte o tomar tu aparente solución, es momento de detenerte y preguntarle a las Escrituras si eso es lo que Dios quiere que hagas. Si la Biblia me enseña algo diferente, puedo hacer conforme a lo escrito allí, pues la voluntad de Dios siempre es buena agradable y perfecta.

¡El gozo del Padre celestial que ve a su hijo obedeciendo aún cuando no entendemos completamente debe ser suficiente fuerza para nosotros!

Cuando me digo: “¡Pero es que tengo buenas ideas para salirme de este problema!” “No me gusta hacia donde me dirige Dios” Tengo que mirarme al espejo y decirme: “¡¿Quién eres tú?!”

Hay gracia de Dios para nuestras vidas y por eso Dios nos advierte a obedecerle y a ponerle en el lugar de prominencia sobre nuestras vidas. Nos ama a tal nivel, que nos corrige. Si no, se hubiese rendido con nosotros y no tendríamos advertencias.

¡Dios se baja a nuestro nivel, nos mira a los ojos y nos corrige en un lenguaje que entendemos porque nos ama! ¡Eso es gracia!

Lo hace por medio de su Palabra y lo hace por medio de aquellos que envía a nuestra vida que nos aman tanto que nos confrontan y nos dicen lo que hay.

Dios está construyendo

Cuando Dios envía una Palabra dura a nuestro corazón, no es para lastimarnos.

Muchas veces Dios deberá derrumbar el edificio que hemos construido en nuestro corazón para poder construir algo mejor, conforme a su dirección.

Les ruego que se detengan y permitan que Dios haga conforme a su voluntad en sus vidas. Pisoteen sus atajos. Permanezcan en lo que Dios les puso. Aunque duela al momento, el gozo eterno de haber obedecido a Papá no se comparará.

Puede que pienses:

“Es que no sé cómo será la conclusión de todo esto si obedezco a Dios”

  • La ansiedad de lo incierto puede ser vencida cuando sabes a quién te estás sujetando.
  • El final no lo sabes pero si conoces a quién te guía hacia el.

Dios sabe lo que está haciendo con nosotros y por qué pone cada pieza en el lugar donde la pone. El ve la imagen completa, nosotros confiamos en su visión.

Es tiempo de hacer planes conforme a la dirección del Espíritu Santo y montar alianzas con Dios para el camino de tu vida. Ya no sigas caminando por atajos, sino por el camino de Papá. Allí gozarás de la gracia y tendrás la paz verdadera que anhela tu corazón. Paz que calma toda ansiedad de lo incierto.

Confiemos en Dios, que conoce el panorama completo.



1 “Battling the Unbelief of Impatience.” Desiring God, 31 July 2021, http://www.desiringgod.org/messages/battling-the-unbelief-of-impatience.

Acerca de Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico.
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