En el 2003, cuando entré a trabajar en una agencia de publicidad, coincidió con el cambio de sistema operativo de las computadoras Apple. Recuerdo que las computadoras que ahora venían con el sistema operativo MAC OSX (10), tenían la capacidad de operar la versión clásica de Apple, para darle oportunidad al usuario de utilizar aplicaciones que habían comprado y que no estaban actualizadas según el nuevo sistema operativo.
Así estuvimos un tiempo, pero con la llegada de nuevas actualizaciones, poco a poco era más y más difícil usar el modo clásico para operar aplicaciones del sistema 9. Al punto que llegaron a imposibilitar trabajar de esa manera. Tenías que actualizar todo a MAC OSX.
Hoy día vemos esto mucho con las versiones más atrasadas de nuestros dispositivos. Tabletas o teléfonos que ya no pueden usar algunas aplicaciones pues están hechas sólo para modelos más adelantados.
A veces nos pasa algo similar en Cristo. Hay algo que nos imposibilita crecer y madurar, pues seguimos tratando de usar el sistema operativo previo en vez del nuevo. Cuando vinimos a Cristo, nos hizo criaturas nuevas y no se supone que tratemos de lograr objetivos usando la manera antigua de hacerlo, pues ya no somos esa persona.
Hoy estaremos examinando Romanos 12:1-2. Es mi intención que estos dos versículos nos dirijan a dejar nuestro sistema clásico a un lado y comenzar o vivir usando (únicamente) la nueva programación que Cristo puso en nosotros.
Analizaremos primero el texto y luego iremos a los tres puntos que quiero que consideremos hoy.
Estaremos viendo estos tres llamados que Dios nos hace en esa porción bíblica:
- Llamado a una nueva mentalidad
- Llamado a adorar correctamente a Dios
- Llamado a abrazar la voluntad de Dios
Romanos 12:1-2 Nueva Traducción Viviente
1 Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo. 2 No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta.
- Amados hermanos: habla a personas que ya creyeron que Jesús es su salvador y Señor. Personas que ahora han sido adoptadas por Dios.
- (Les ruego) entreguen su cuerpo: aunque había una posible convicción racional, aún así seguían dependiendo de si mismos: la experiencia, conocimientos, estudios, enseñanzas recibidas previamente. Dejar todo eso a un lado y entregarse por completo al Señor. Ese “les ruego” denota que debe haber una disposición individual que no es obligada. Lo hacemos luego de internalizar lo que Dios ya hizo por mí – me dio un nuevo nacimiento (Juan 3:3).
- Sacrificio: Va a costar, va a doler y a pesar. Es muerte para nosotros y vida según Dios. Esta es la manera en que Él se agrada, no cuando dependemos de nosotros mismos.
- Verdadera manera de adorarlo: Si no morimos a nosotros mismos, lo estamos haciendo mal, no estamos inmersos en nuestra relación con Dios (Mateo 16:24). Nos engañamos a nosotros mismos al creer que somos suyos (Cristianos) pero le seguimos a medias. Esa no es la manera en que él se agrada. Así no se le adora. Necesitamos una predisposición a obedecer a Dios con gozo, incluso en las áreas que nos incomoda, necesitamos un corazón de discípulo, que al ser confrontado enmienda y corrige.
- No imiten las costumbres: Antes veíamos nuestro conocimiento obtenido o la manera en que la gente lo hace como “sabiduría”, pero no se acerca a la voluntad de Dios y debemos des-aprenderlas. Lo que dicen nuestros estudios previos, por ejemplo, puede que sea útil, pero no se va por encima de la sabiduría de Dios.
- Dejen que Dios transforme: Dios quiere darle nueva forma a nuestros pensamientos. La vieja forma no es buena. La nueva forma sólo la puede producir Él. Por lo tanto lo que hacemos es rendirnos y recibirla.
- Manera de Pensar: Hay una codificación de funcionamiento; una programación en nuestras computadoras mentales que necesitan ser desinstaladas para dar lugar y espacio a un nuevo sistema operativo. (Como MAC OSX) El viejo sistema ve como absurdo la manera nueva de hacer las cosas, por lo que hay que sacarla por completo para introducir la nueva. Esto Dios lo hace con sus comandos y programación encontrados en su Palabra.
- Entonces: Una vez que esa reprogramación sucede, es que estamos listos para algo nuevo. Antes era imposible. Si Dios no obra ese milagro de transformación, no sucede. Para que lo haga, necesitamos primero ser hijos suyos, habiendo entregado nuestra vida a Jesús. Vivir ese sacrificio vivo y santo, a pesar de lo complicado que pueda ser (Puntos 1, 2 y 3).
- Aprenderán a conocer la voluntad de Dios: conocer la voluntad de Dios es un proceso de aprendizaje. Todos aprendemos de manera diferente y a un ritmo diferente. Algunos funcionan muy bien con pocas instrucciones y otros necesitan de una compañía más activa. Todos los procesos de aprendizaje aquí son buenos y válidos. No hay mejores que otros. Unos necesitarán la compañía constante de un hermano, líder o pastor. Otros, se sentarán con ese mentor una o dos veces y será suficiente. Ambos procesos son igualmente válidos. Lo importante es llegar a la meta.
- Buena, agradable y perfecta: lo que antes era locura (hacer las cosas a la manera del Señor), ahora va haciéndonos sentido. Comenzamos a apreciar el tesoro, el milagro de nuestra conversión. El deleite de haber salido de las tinieblas a su luz admirable.
Entonces, puede que lleves muchos años en la Iglesia, pero ves que sigues algo estancado. La pregunta para hacernos es: ¿Sigo haciendo lo mismo que hacía antes? La respuesta a esa pregunta nos dejará ver dónde estamos parados. Por lo que debemos repasar cuales son nuestros 3 llamados, según este texto que examinamos hoy y si los estoy cumpliendo:
1er Llamado: Llamado a una nueva mentalidad
Muchos consideran que tener fe es lo mismo que dejar de pensar. Como si apagáramos nuestras capacidades racionales cuando buscamos de la presencia de Dios o cuando obedecemos su Palabra. Pero en mi experiencia, es todo lo opuesto. El Cristiano serio es de las personas que más profundo llega a pensar en las cosas. Quiere asegurarse de que todo lo que hace, traiga honra a Dios. Esto aplica en sus relaciones de pareja, familiares, su trabajo, la vestimenta que usa, lo que compra, lo que ve, lo que escucha, lo que dice, y por supuesto la manera en la que piensa sobre la vida. Pero esta nueva mentalidad no es algo que producimos nosotros.
Está claramente establecido en ese versículo 2 que esta nueva mentalidad la produce Dios en nosotros.
Romanos 12: 2
“…dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar.”
Eso son buenas noticias, pues solo conocemos una manera de pensar –la nuestra– que proviene de nuestra naturaleza pecaminosa.
Jeremías 17:9 NTV
»El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?
Esto llega al punto que muchas veces nos encontramos sumergidos en nuestros pensamientos y comenzamos a maquinar según nuestra propia pecaminosidad y puede que ni cuenta nos demos. Afirmamos todo lo que estamos pensando, hasta que el Espíritu Santo nos despierta de ese estado y vemos lo que estábamos pensando.
Si nos examinamos honestamente, sabemos que necesitamos una buena limpieza y transformación de nuestras mentes. Necesitamos que nuestro primer impulso ante las situaciones ya no sea el mismo (por ejemplo):
- Dejar a un lado el rencor y la ira
- Dejar a un lado el sarcasmo hiriente
- Dejar a un lado la crítica destructiva y las acusaciones
Dios quiere hacer esto en nosotros. Quiere renovar nuestros pensamientos y producir santidad en nosotros. Quiere que podamos gozar de orden en nuestras mentes. Pero necesitamos ponernos a la disposición del Espíritu Santo para ser bendecido de esta manera. Por eso Pablo no solo comienza diciendo “les ruego” sino que luego insiste: “dejen que Dios los transforme”
Dios quiere traer orden a nuestra mente. ¿Tu quieres? ¡Deja que lo haga!
2do Llamado: Llamado a adorar correctamente a Dios
Muchas veces afirmamos que a Dios le servimos pero a nuestra manera. Cuando escuchamos que alguien nos dice que debemos buscar al Señor en oración, ayuno, lectura de la Palabra, etc… quizás respondemos en nuestro interior: “yo sé lo que tengo que hacer”. Pero pregúntate a ti mismo: Lo que estás haciendo, ¿es lo que a Dios le agrada?
Quizás me han escuchado decir esto antes, pero si quiero agradar a mi hija, no puedo llevarle a comer una ensalada caesar. ¡Necesito llevarla a comer un rico mantecado lleno de ingredientes sabrosos que a ella le gustan!
No puedo amar a mi esposa como yo quiera.
No puedo amar a mis hijos como yo quiera.
No puedo amar a Dios como yo quiera.
Es absurdo, pues si deseo agradar a alguien debo conocer el lenguaje de amor de esa persona. Tratar de llegar usando mi lenguaje de amor es como tratar de predicarles a ustedes en Francés. Quizás uno que otro entienda algo, pero perderé la atención de la mayoría, seguramente. Mi audiencia habla español, por lo que debo hablar en español.
Dios nos dice exactamente cómo se le ama (como ya leímos):
Romanos 12:1
“Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.”
La Palabra de Dios me muestra claramente cómo debo entregarme a Dios. Mi cuerpo es lo que mi alma/espíritu controla. Con lo que me muevo y hago cosas. Significa que lo que hago en esta vida – todo – lo debo hacer como para el Señor y no para los hombres, incluyéndome a mí mismo. (Col 3:23)
Significa que si estoy en medio de una actividad que a mí me place pero a Dios no, inmediatamente debo dejar de hacerla.
Pero, para poder saber cuales son las actividades que honran a Dios y cuáles no, necesito conocer su Palabra. Accionar ese sacrificio vivo y santo es que ya morí a mi mismo. Van a haber cosas que tengo que eliminar de mi vida, porque a Dios no le agradan.
¿Cómo obtengo las fuerzas para eliminar esas cosas? Recordando lo que nos satisface a nosotros los Hijos de Dios. Nuestra satisfacción no viene de las cosas que podamos tener, sino de la relación que podemos cultivar con nuestro Padre.
Si eso está claro en nuestro corazón, podremos tener la disposición correcta de morir a nosotros mismos cada día y seguir a Jesús. (Marcos 8:34 NTV: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme.)
Dios quiere que aprendamos a amarlo correctamente. ¿Tu quieres? ¡Síguelo!
3er Llamado: Llamado a abrazar la voluntad de Dios
Amar a Dios es obedecerle. Cuando Dios nos salva, podemos vivir una vida en agradecimiento y obediencia.
Leímos al inicio que la voluntad de Dios es siempre buena, agradable y perfecta.
Muchas veces nos cuesta creer esto. Vivimos dificultades, desamores, frustraciones y quebrantos y cuestionamos si Dios estuvo o está ahí o no. Pero aquí estamos, escuchando este mensaje, donde Dios mismo está hablando al corazón quebrantado de algunos. Es una muestra más de que aún no se olvida de nosotros. Nos ama lo suficiente como para hablarnos y proveer dirección.
Dios está presente.
Muchas veces el quebranto que vivimos es una consecuencia directa de nuestras decisiones, pero aún así, Dios nos ama y nos cubre con su misericordia para que demos un viraje en “U” hacia sus brazos.
Tenemos la oportunidad nueva de dejar a un lado nuestras decisiones destructivas y abrazar sus ideas, que siempre son buenas. Las ‘tendencias suicidas’ de nuestra vida lejos de Dios tienen solución en los brazos de Papá. En Él tenemos la vida y el orden que deseamos. Por eso nos invita a regresar a sus brazos.
Si estamos en sus brazos, lo veremos:
- En nuestras decisiones cotidianas
- En nuestras decisiones profundas e importantes
- En la dirección de nuestro hogar
- En nuestras relaciones
- En la crianza de nuestros hijos
- En lo que apoyamos y dejamos de apoyar
No podemos pretender abrazar la voluntad de Dios para y sobre nuestras vidas, pero tener un pie todavía que obedece nuestras propias direcciones. No caminaremos bien para ninguno de los dos lados. Hay que cortar con nuestra voluntad. No podemos estar divididos en nuestra sujeción. A Dios se ama profunda y radicalmente.
Dios quiere que gocemos de una sujeción a su voluntad que siempre es buena, agradable y perfecta. ¿Tu quieres? ¡Abraza su voluntad!
Dios no ha terminado de trabajar
Quizás analices todo esto y te encuentres incapaz de vivir una vida en Cristo a ese nivel hoy. Pero quiero alentarte, de la misma manera en que yo soy alentado:
2 Corintios 3: 18b NTV
“El Señor, quien es el Espíritu, nos hace más y más parecidos a él a medida que somos transformados a su gloriosa imagen.”
La vida en Cristo es un proceso. Dios está obrando la santificación en nosotros continuamente. El Espíritu Santo nos va llevando por este nuevo camino de la santidad, eliminando cosas y añadiendo también. Estamos siendo formados conforme a la imagen de Jesús.
Puede que algunos estemos en el escalón #1 y otros en el escalón #10, pero ambos estamos en el proceso que Dios obra en nosotros. El que está en el #10 puede ver ya todo lo que Dios ha hecho y adora al Señor, y el que está en el escalón #1 también puede adorar a Dios, que le llevó allí. Lo que no nos conviene es frustrarnos porque hay alguien en el escalón #10 y yo aún estoy en el #1. Lo importante es que estemos permitiendo que el Espíritu haga lo que quiera en nosotros siempre, para que nuestro caminar en Cristo sea un continuo subir de escalones.
Dios no ha terminado de trabajar en nosotros. Hoy podemos aceptar sus tres llamados para nuestra vida. ¿Los acepas?