¿Dios se adora a si mismo?

Episodio 227 de Verdad y Fe Podcast

Uno de nuestros seguidores escuchó la respuesta a la pregunta del episodio 226, donde hablábamos que Dios hace todo para su gloria y quiso saber si como Dios magnifica y engrandece su nombre en todo lo que hace, si eso significa que se adora a sí mismo. Hoy buscaremos la respuesta de esto en la Biblia misma.

¿Qué es adoración?

En griego, adoración es (προσκυνεο) proskuneo y se refiere a una reverencia profunda, arrodillarse en gesto de reverencia. La etimología de la palabra es: pros: inclinarse y kyneo: besar

El diccionario bíblico, define adoración como “acto o acción asociados con atribuir honra, reverencia o dignidad por parte de adherentes religiosos a aquello que se considera divino. En un sentido amplio, la adoración es una forma de vida. También se define como una acción del pueblo de Dios reunido, tal como se observa en la adoración que Dios prescribió en el tabernáculo y en el templo, como así también en la adoración de la iglesia del Nuevo Testamento” 1

¿Dios cumple con estas definiciones?

Cuando analizamos la segunda persona de la Trinidad, vemos que Cristo vivió en sumisión, reverencia, alegría y amor a/por Dios, su Padre. De hecho luego de la última cena, cantó himnos de adoración junto a sus discípulos:

Marcos 14:24-26 (NTV)
«24 Y les dijo: «Esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio por muchos. 25 Les digo la verdad, no volveré a beber vino hasta el día en que lo beba nuevo en el reino de Dios». 26 Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.»

Era y es costumbre judía, cantar los Salmos 114 a 118 en la fiesta de Pascuas.

Jesús dijo que deseaba que sus discípulos tuviesen la misma alegría que él siempre ha tenido al obedecer al Padre. Una vida de obediencia y gozo en el Padre es adoración. Jesús la tiene y quiere que nosotros también la experimentemos. Así lo establece Juan 15:10-11 (PDT):

“10 He obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. De la misma manera, si ustedes obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor. 11 »Les he dicho esto para que sientan la misma alegría que yo siento, y para que sean completamente felices.”

Por lo tanto, sabemos que Jesús adoró a Dios Padre.

Pablo nos enseña que nuestras vidas deben ser rendidas como sacrificio (adoración) a Dios. Este sacrificio no es en muerte, sino que en vida. Haciendo lo que hacemos, vivimos para Dios

Romanos 12:1 (NTV)
«Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.»

Así también fue que vivió Jesús, por lo que sabemos que Cristo adoró al Padre.

En una ocasión el autor Tony Reinke, dijo al respecto lo siguiente: “Cristo cumple un ministerio doble direccional como nuestro mediador:

  • Jesús es mediador de nuestra relación con Dios (Dios con el hombre)
  • Jesús sirve de mediador en nuestra adoración a Dios (Hombre hacia Dios)

Este doble rol de mediador es inseraparble el uno del otro. Dios es adorado alrededor del mundo como resultado directo de la suficiencia de la obra del Cristo resucitado. De esta manera, Jesús es el adorador perfecto de su Padre. Desde el cielo, él completa su rol de Jefe de adoración de la Iglesia mundial.” 2

¿El Padre o el Espíritu Santo Adoran?

La Biblia nos muestra que Jesús adoró a su padre, pero bajo la misma definición de adoración, ¿vemos alguna de las otras dos Personas de la Santísima Trinidad adorando? Mateo 17:4-6 (NTV) dice:

“4 Pedro exclamó: «Señor, ¡es maravilloso que estemos aquí! Si deseas, haré tres enramadas como recordatorios: una para ti, una para Moisés y la otra para Elías».
5 No había terminado de hablar cuando una nube brillante los cubrió, y desde la nube una voz dijo: «Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo. Escúchenlo a él». 6 Los discípulos estaban aterrados y cayeron rostro en tierra.”

Curioso como el Padre se refiere a su Hijo. al decir: «Este es mi Hijo muy amado, quien me da gran gozo. Escúchenlo a él», está diciéndole a los discípulos que acompañaban a Jesús al monte de la transfiguración que las Palabras que salen de boca de Jesús son aptas para dirigir nuestra vida. Nota que no dice: “este es mi hijo obediente, escúchenme a mí” o algo así… El Padre rinde honra a su hijo y declara que la Palabra de Jesús es necesaria o suficiente para nuestra dirección. Esas son palabras de adoración.

Luego vemos en Gálatas 4:4-7 (NTV) lo siguiente:

“4 Sin embargo, cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la ley. 5 Dios lo envió para que comprara la libertad de los que éramos esclavos de la ley, a fin de poder adoptarnos como sus propios hijos; 6 y debido a que somos sus hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el cual nos impulsa a exclamar «Abba, Padre». 7 Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero.»

Cuando oramos, nuestra acción declara a quién hemos puesto como Superior a nosotros. Honramos a Dios cuando oramos, y aquí el texto nos dice que el Espíritu ora y nos dirige a orar como hijos de Dios.

Y por si no nos quedaba claro, Romanos 8:26 (PDT) nos enseña lo siguiente:

“26 De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, cuando no sabemos qué pedirle a Dios, el Espíritu mismo le pide a Dios por nosotros. El Espíritu le habla a Dios a través de gemidos imposibles de expresar con palabras.”

El Espíritu Santo honra al Padre al orar e interceder por nosotros. Lo pone como Superior.

Dios no cede su honra a Nadie

Vimos como cada persona de la Trinidad honra a otra de las personas de la Trinidad, pero Isaías 48: 11 (PDT) claramente enseña:

“Por respeto a mí, a mí mismo, lo he hecho. Pues, ¿por qué ha de ser difamado mi nombre? No voy a ceder mi honor a otro.”

Dios no cede su honra a Nadie sin embargo cada persona de la Trinidad glorifica al otro. La razón es que los tres son un mismo Dios. La honra y exaltación que cada persona de la Trinidad hace a otra es apropiada porque es Dios.

A nosotros, Dios nos exige adoración, y si necesitamos ejemplo de cómo se hace, podemos mirarle a Él.

“Él [Dios] no nos manda a adorarlo porque tenga alguna deficiencia, sino por una deficiencia en nosotros. Nosotros necesitamos adorar a Dios. Dios también nos manda a adorarlo porque su perfección moral lo requiere. Es idolátrico adorar otro ser distinto de aquel que es superior a todo lo demás. Y solamente Dios está en esa categoría.” ~ Bob Kauflin 3

La Bomba teológica de hoy es que Dios nos da acceso a participar de la adoración eterna entre las tres personas de la Trinidad, al habitarnos por medio de su Espíritu. Participamos de esta adoración gloriosa. Es allí donde encontramos nuestra verdadera felicidad y gozo. Allí nos hallamos completados, por eso es que Dios lo pide. Su exigencia es para nuestro beneficio. Nos conviene adorarle.


Fuentes:

1- Nelson, David P., Diccionario Bíblico Ilustrado Holman (B&H Publishing Group, Nashville Tennessee, 2003) p32-34
2- Reinke, Tony, Jesus Sings (desiringgod.org) https://www.desiringgod.org/articles/jesus-sings
3- Kauflin, Bob, Nuestra Adoración Importa (B&H Publishing Group – Nashville, TN 2015) p.171

Acerca de Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico. Actualmente cursa una maestría en Teología de Southern Baptist Theological Seminary (SBTS).
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