¿El Cristiano puede tener armas de fuego?

Episodio 221 de Verdad y Fe Podcast

Recientemente nos escribieron la siguiente pregunta, para la cual proveeré algunas ideas para reflexionar y considerar:
“Todos los domingos en la mañana tengo la misma discusión con mi esposa porque no quiere que lleve mi arma a la iglesia. Es mi derecho constitucional defenderme y defender a los míos. La llevo obviamente oculta pero la mayoría de los cristianos me dicen que un cristiano no puede estar armado y que hay que dejarse matar. Solo un puñado de cristianos dicen que sí podemos portar.”

Esta no es una pregunta apologética como tal, sino más pastoral. Sin embargo pienso que puedo contestar pues son dudas que el creyente tiene y que sus conclusiones al respecto a veces marcan su concepto de lo que debe ser el cristianismo.

Advierto que la contestación va a ser quizás diferente a lo que nuestro amigo desea. Me explico, lo que él ha experimentado en la iglesia es precisamente lo que sucede: la opinión está dividida en este tema.

El contexto de esta pregunta hoy es desde la persona privada y no en el contexto de un policía o militar. La Biblia es clara que el policía o militar tiene una autoridad delegada por Dios para castigar al malvado (Romanos 13:4-5). La “espada” que cargan, es la “espada” de Dios, por así decirlo. Pero una persona privada no tiene esta autoridad. Lo que se espera es que el malvado enfrente a las autoridades.

Tampoco es una pregunta sobre las personas que cazan. Ese tema no viene al caso aquí.

La razón es que en la Biblia presenta enseñanzas las cuales están en tensión en este tema. Por un lado, no dice que no podemos cargar con armas. El apóstol Pedro cargaba una espada consigo, la cual usó para cortar la oreja de Malco, el siervo del sumo sacerdote (Juan 18:10-11). Incluso, fue el propio Jesús quien dijo a sus discípulos que compraran espadas (Lucas 22:36-38). Por supuesto, Jesús mismo corrigió a Pedro cuando usó la espada.

Mateo 26:52 (NTV)
“«Guarda tu espada —le dijo Jesús—. Los que usan la espada morirán a espada.”

Parece que la idea de Jesús en este momento no era la violencia, sino que los que vinieran a arrestarle supieran que tenían cómo defenderse pero que él se entregaba libremente. La espada parecía tener el efecto de un recordatorio visual que apoyaba la intención del corazón de Jesús en entregarse.

Y aquí entra el aspecto práctico de cargar un arma (de fuego o incluso un arma blanca). Tenerla encima es un recordatorio contínuo que la tenemos. Si tenemos algo, vamos a querer usarlo. En el momento del conflicto, recordaremos que la tenemos encima y vamos a querer usarla. Para eso se compró ¿no? Para usarla… ¿Ven la dificultad? El otro lado de la tensión es que Jesús enseñó claramente que debemos amar a nuestros enemigos:

Lucas 6: 35 (NTV)
“35 »¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos.”

¿Entonces qué hacemos?

Cada cual tiene que llegar a una convicción sobre el tema. Tengo hermanos en la fe que portan armas de fuego. No lo anuncian, como menciona nuestro amigo en su pregunta, pero las tienen. Para ellos fue un tema complejo de descifrar. La tensión nunca se va, porque la reflexión contínua es: “si mato a alguien para proteger a los míos, ¿cómo me aseguro de que no sea por odio o por venganza?” En otras palabras, “¿cómo soy fiel a Dios y su mandamiento de no asesinar, mientras uso un arma que mata a una persona?” No es una pregunta fácil de responder. Por eso la opinión está dividida dentro del Cristianismo.

La bomba teológica de hoy es la Biblia nos presenta principios para dirigir nuestra vida, pero Dios nos da la oportunidad de reflexionar para llegar a nuestras conclusiones y convicciones de acuerdo a su dirección. Nuestra voluntad no es la que mueve a Dios en lo que Él quiere, tampoco es que la Palabra de Dios se cumple dependiendo de nuestra interpretación, sino que Dios nos da la oportunidad de aliarnos a su Palabra y sus intenciones o no. Nos permite analizar y llegar a conclusiones. Este es un deber serio que no debemos tomar a la ligera, especialmente si la decisión es tan seria como el portar un arma de fuego o no. Pero esta decisión no debe dejarse para el momento en que tienes el arma en la mano y la persona frente a ti. En el momento fugaz de proteger a los nuestros quizás no sea oportuno para tener este debate interno.

Por lo tanto la respuesta es la siguiente: cada uno debe decidir con su plena convicción bíblica y tener un plan establecido de cómo obedecer a Dios para que él se lleve la gloria en tu posesión de un arma de fuego. Si piensas que esto no lo puedes lograr, no la compres, si concluyes que puedes lograrlo, quizás sí. Y luego respeta a los que piensan diferente a ti sin importar la decisión que tomes.

Si me preguntan a mí como individuo, si estaría listo para proteger a mi familia ante alguien que atenta contra nosotros, la respuesta es sí. Pero no sé si le quitaría la vida a la persona. Buscaría detenerlo, definitivamente, pero no estoy seguro si definitivamente. Ahora, conociendo mi naturaleza, no creo que tener un arma sea beneficioso para mi. Yo incluiría a mi esposa en esta conversación y obtendría su insumo al respecto. Si ella no está de acuerdo, por amor a ella, no la tendría. No puedo pretender cargar un arma para guardar a mi esposa e hijos mientras ellos me resienten o están molestos conmigo por tenerla. Sería contradictorio tenerla para cuidarlos, pero no cuido de su corazón.

¿Qué alternativa tiene el creyente?

En el libro de los Hechos de los apóstoles vemos que ante la persecusión de sus enemigos y la inminencia de ser arrestados y ejecutados, los creyentes decidieron escapar y regarse por las naciones, lo cual provocó el esparcimiento del evangelio (Hechos 8: 1). Ellos no se dejaron matar, y su acción glorificó el nombre de Cristo. Dejarse matar no fue algo sabio para los creyentes del primer siglo, porque podían evitarlo. Para ellos, evitarlo no significó matar a sus enemigos, sino huir y estar apercibidos para poder evitar la violencia y esparcir la Palabra de Dios.

Otra cosa por considerar es si debo tener un arma simplemente porque la ley lo permite. La ley permite también el divorcio y el aborto, pero no significa que sea algo bueno. Que sea ley no debe ser nuestra medida sobre lo que es moralmente bueno. La Palabra de Dios debe ser la medida para el Cristiano. Obedecemos a las autoridades, pero siempre y cuando no se vayan por encima de la ley de Dios (Hechos 5:29-31). El permiso del estado para portación de armas de fuego no es una indicación para el ciudadano obedecer. Es una posibilidad.

Como ven el tema es uno complejo y cargado. Hay varias cosas por considerar, pero al final, como ya deben imaginar, cada cual debe llegar a su propia conclusión. Si lo estás considerando, ora y busca consejo de tus pastores. En la multitud de consejos hay sabiduría (Proverbios 24:6).

Acerca de Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico.
Esta entrada fue publicada en apologética, Cristianismo, Preguntas y Respuestas. Guarda el enlace permanente.