En esta época de celebración, donde nosotros los cristianos conmemoramos tradicionalmente el nacimiento de Jesús, vemos que nuestros amigos judíos celebran el Januká.
En este año, el 2022, Januká comienza en el anochecer del domingo 18 de diciembre y finalizará al anochecer del lunes 26 de diciembre. Son 8 días, donde cada día se conmemora encendiendo una vela del Menorah. La novena vela del menorah tiene la vela que se usa para encender las otras ocho.
En esta temporada, escuchamos mucho que dicen “felices fiestas” en vez de Feliz Navidad, y este lenguaje inclusivo tiene la intención de funcionar para los Cristianos y los Judías que ambos tienen festividades importantes en este tiempo.
Quizás en algún momento te preguntaste si la Navidad es lo mismo o qué es el Januká.
No. No lo es.
Curiosamente, siendo esta una festividad judía, esperaríamos encontrar sus orígenes en el Antiguo Testamento, pero curiosamente es en el Nuevo Testamento que lo vemos. Específicamente en el Evangelio según Juan 10:22 (NTV):
“Ya era invierno, y Jesús estaba en Jerusalén durante el tiempo de Januká, el Festival de la Dedicación.”
La razón por la que lo encontramos en el NT y no en el AT, es porque esta festividad surgió en la historia de Israel entre los escritos del AT y los del NT. El Januká surgió en el tiempo de los Macabeos. Así lo vemos en el libro apócrifo (deuterocanónico) de 1 Macabeos:
1 Macabeos 1: 41-53 (DHH): “41 El rey publicó entonces en todo su reino un decreto que ordenaba a todos formar un solo pueblo, 42 abandonando cada uno sus costumbres propias. Todas las otras naciones obedecieron la orden del rey, 43 y aun muchos israelitas aceptaron la religión del rey, ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado. 44 Por medio de mensajeros, el rey envió a Jerusalén y demás ciudades de Judea decretos que obligaban a seguir costumbres extrañas en el país 45 y que prohibían ofrecer holocaustos, sacrificios y ofrendas en el santuario, que hacían profanar el sábado, las fiestas, 46 el santuario y todo lo que era sagrado; 47 que mandaban construir altares, templos y capillas para el culto idolátrico, así como sacrificar cerdos y otros animales impuros, 48 dejar sin circuncidar a los niños y mancharse con toda clase de cosas impuras y profanas, 49 olvidando la ley y cambiando todos los mandamientos. 50 Aquel que no obedeciera las órdenes del rey, sería condenado a muerte.
51 Esta orden fue enviada por escrito a todo su reino; además, el rey nombró inspectores para todo el pueblo, y dio orden de que en cada una de las ciudades de Judea se ofrecieran sacrificios. 52 Muchos judíos, traicionando la ley, acudieron a cumplir estas órdenes; con su perversa manera de proceder 53 obligaron a los verdaderos israelitas a esconderse en toda clase de refugios.”
1 Macabeos 4:36-51 (DHH):
“36 Judas y sus hermanos dijeron entonces: «Ahora que nuestros enemigos han sido derrotados, vayamos a purificar y a consagrar el templo.» 37 Todo el ejército se reunió y subió al monte Sión. 38 Allí vieron el templo en ruinas, el altar profanado, las puertas incendiadas; en los atrios crecía la maleza, como en el bosque o en el monte; las habitaciones estaban destruidas. 39 Entonces se rasgaron la ropa, dieron muestras de intenso dolor, se cubrieron de ceniza 40 y se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente. Luego, al toque de las trompetas, clamaron a Dios.
41 En seguida Judas dio a sus soldados la orden de atacar la ciudadela, mientras él purificaba el templo. 42 Escogió sacerdotes de conducta intachable, cumplidores de la ley, 43 para que purificaran el templo y llevaran las piedras profanadas a un lugar no sagrado. 44 Estuvieron pensando qué hacer con el altar de los holocaustos, que había sido profanado, 45 y por fin se les ocurrió la buena idea de destruirlo, para que no fuera una continua acusación contra ellos, puesto que los paganos lo habían profanado. Así pues, demolieron el altar 46 y colocaron las piedras en la colina del templo, en lugar apropiado, hasta que viniera un profeta que les indicara lo que debían hacer con ellas. 47 Luego tomaron piedras sin tallar, según lo ordena la ley, y construyeron un nuevo altar igual al anterior. 48 Reconstruyeron el templo, restauraron su interior y purificaron los atrios. 49 Hicieron nuevos utensilios sagrados y volvieron a instalar en el santuario el candelabro, el altar del incienso y la mesa para los panes sagrados. 50 Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas del candelabro para que alumbraran en el santuario. 51 Pusieron panes sobre la mesa y colgaron las cortinas, y así terminaron todo su trabajo.”
Éxodo 27:20-21 (DHH)
20 »Ordena a los israelitas que te traigan aceite puro de oliva, para mantener las lámparas siempre encendidas. 21 Aarón y sus hijos se encargarán de arreglar las lámparas, para que ardan delante del Señor toda la noche en la tienda del encuentro con Dios, fuera del velo que está junto al arca de la alianza. Ésta es una ley permanente para los israelitas y sus descendientes.
Talmud Shabat 21b (Escrito entre 300 y 400 después de Cristo)
“Cuando los griegos entraron en el Santuario, al tocarlos, contaminaron todos los aceites que había en el Santuario. Y cuando la monarquía Asmonea los venció y salió victoriosa sobre ellos, buscaron y encontraron solo una vasija de aceite que fue colocada con el sello del Sumo Sacerdote, sin que los griegos la molestaran. Y había allí suficiente aceite para encender el candelabro por un solo día. Ocurrió un milagro y encendieron el candelabro ocho días.”
Entonces, cuando llega en el momento de Januká (Hanukkah) y Jesús dice que él y el Padre son uno, está haciendo exactamente lo mismo que hacía más de 100 años había ocurrido en el Templo, lo cual en aquel momento provocó una rebelión y una nueva dedicación del Templo, la cual estaban celebrando en este momento cuando Jesús dijo las siguientes palabras:
Juan 10:22-32 (NTV)
“22 Ya era invierno, y Jesús estaba en Jerusalén durante el tiempo de Januká, el Festival de la Dedicación. 23 Se encontraba en el templo, caminando por la parte conocida como el pórtico de Salomón. 24 La gente lo rodeó y le preguntó:
—¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo sin rodeos.
25 Jesús les contestó:
—Yo ya les dije, y ustedes no me creen. La prueba es la obra que hago en nombre de mi Padre, 26 pero ustedes no me creen porque no son mis ovejas. 27 Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen. 28 Les doy vida eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, 29 porque mi Padre me las ha dado, y él es más poderoso que todos. Nadie puede quitarlas de la mano del Padre. 30 El Padre y yo somos uno.
31 Una vez más, la gente tomó piedras para matarlo. 32 Jesús dijo:
—Bajo la dirección de mi Padre, he realizado muchas buenas acciones. ¿Por cuál de todas ellas me van a apedrear?”
Con sus acciones, Cristo deja claro que nadie tiene derecho a definirle. Él fue totalmente claro – Él es Dios.
Lo que había sucedido en el pasado, que alguien se postuló como igual a Dios y por lo tanto había obligado a que se hicieran sacrificios incorrectos en el templo que lo profanarían se estaba repitiendo pero de manera correcta. Aquí estaba Jesús diciendo que él era Dios.
Por lo tanto, el Januká es una festividad judía que marca el retomar del templo para purificarlo y regresar a la observación de la ley de Dios dada a Moisés. No es lo mismo que la Navidad. Es una fiesta que seguramente Jesús, siendo Judío, también celebró, pero que hoy día es imposible hacerlo ya que la profecía de Jesús se cumplió y el templo fue derribado.