Pescadores de Personas

Foto por Fredrik Öhlander en unsplash.com

Cuando Jesús llamó a sus discípulos a ser “pescadores de hombres”, la idea que tuvieron Andrés y Pedro en sus cerebros es, probablemente, un poco distinta a la nuestra. Hoy día, escuchamos la frase y entendemos que es una alegoría misional: que debemos traer almas a Cristo; evangelizar y ya. No es que esa idea esté equivocada, pero sí puede ser un poco superficial. 

Entonces, ¿qué significa “ser pescadores de personas”?

¿Qué dice la Biblia?

Para obtener el cuadro completo sobre lo sucedido en el llamamiento de Andrés y Pedro (que es donde encontramos la frase titular) es necesario leer Mateo 4:18-20; Marcos 1:16-18; Lucas 5:1-11; y Juan 1:35-42 (que, interesantemente, es el único Evangelio que no menciona la frase como tal). Aunque mencionaremos los relatos de los cuatro Evangelios en alguna medida, nos enfocaremos en el relato de Mateo 4:18-20 (NTV):

“Cierto día, mientras Jesús caminaba por la orilla del mar de Galilea, vio a dos hermanos—a Simón, también llamado Pedro, y a Andrés—que echaban la red al agua, porque vivían de la pesca. Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!». Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron.”

“…vivían de la pesca.”

La gente que vive de la pesca y la gente que no vive de la pesca tienen ideas muy distintas de lo que es pescar. Para alguien que no vive de la pesca, ir a pescar es un asunto primordialmente relajante. Se escucha el agua moviendo la embarcación (o, tal vez, sonando contra la orilla). Se escucha la naturaleza o, si no se está solo, la conversación con algún ser querido. Si algún pez encuentra el anzuelo, se enrolla el hilo de la caña de pescar, tal vez se saca una foto con el pez, y se devuelve al agua.

Para la persona que vive de la pesca – como nos describe la Palabra que eran Pedro y Andrés –  es un asunto muy distinto.

Cuando en los púlpitos se habla sobre “ser pescador de personas”, la tendencia es hacia el evangelismo. Tirar la “red” del Evangelio y atrapar la mayor cantidad de personas posibles con el mensaje de la Cruz. ¡Y eso es cierto! Es el llamado de todo Cristiano ir “por todo el mundo y prediquen la Buena Noticia a todos” (Marcos 16:15). Hay que tirar la “red” del Evangelio dondequiera que estemos.

Pero, para Pedro y Andrés, conseguir el pez era solo el principio.

Pescando con redes limpias

Antes de tirar la red, hay una preparación importante que tiene que suceder. Hay que limpiar la red (así como Pedro lo hacía en Lucas 5:2) porque se le pueden atascar cosas que pueden corroer la red y dañar la malla. También hay que asegurarse de que la red no tenga agujeros, porque si no, la red se vuelve inefectiva en capturar peces.

Cuando se tira la red y se atrapan los peces, entonces empieza el trabajo fuerte. La red atrapa todo tipo de peces, por lo cual el primer trabajo es levantar la pesada red y asegurarla a la barca. Luego, se abre la red y hay que sentarse con cada uno de los pescados que caen en la red con el fin de separar los peces buenos de los peces que no sirven (Mateo 13:47-48, NTV). No debe ser fácil pasar el esfuerzo de atrapar un pez para luego darse cuenta de que “no sirve”.

Ahora bien, con los que sí el pescador se queda, hay que limpiarlos – uno a uno. Para limpiar un pez, hay que quitarle las escamas con un cuchillo. Esto es importante, porque, entre las escamas pueden haber cosas como bacterias que pueden dañar el pescado eventualmente, o afectar el sabor del pescado cuando se cocina, también dañando el producto final. Luego de limpiar las escamas, hay que volver a afilar el cuchillo. Con ese cuchillo afilado, se abre el pez desde la cabeza hasta la cola para ver su interior, y limpiarlo por dentro. Hay que meter la mano y ensuciarse bajo las uñas para poder tener un pez digno de alimentar a otra persona.

Para Pedro y Andrés, pescar no era tirar un anzuelo y sacar un pez. 

Escuchar la frase “pescar personas” tenía el peso de toda una vida de trabajo: limpiando y verificando redes, lanzando redes al agua, haciendo fuerza para levantar a la red con los pescados, tener que sentarse con cada pescado y verificarlo, pasar tiempo con cada pescado para limpiarlo, y luego llevarlo al mercado para ver cómo el trabajo, esfuerzo, tiempo y dinero puede ser de sustento a otros.

“…y yo les enseñaré cómo…”

Pedro y Andrés fueron parte de esa primera pesca de personas que hizo Jesús. Este detalle es importante, porque las personas que son “pescadas” por el Evangelio eventualmente se vuelven pescadores de personas también. Cada uno enseñado por quién lo pescó a apuntar al Señor de la Pesca: Cristo.

¿Por qué esto es importante? Porque cuando Jesús llamó a los pescadores, se aseguró de que supieran que esta encomienda de “pescar hombres” estaría anclada a Él. Cristo mismo se encargaría de enseñarles que de Él es la red, que es Su Palabra la que corta hasta llegar al corazón (Hebreos 4:12), y es a través de Él y para Él que se pueden “pescar personas.”

No es sólo llevar al “pez” a la iglesia

“Tirar la red” y evangelizar es sólo el principio; llevar a las personas a la iglesia y abandonarlas allí no fue lo que Jesús modeló. Jesús ligó el evangelismo y el discipulado intrínsecamente. Nota que llamar a discípulos – es decir “pescar personas” – fue de las primeras cosas que Jesús hizo al comienzo de Su ministerio – luego de ser bautizado (Mateo 3:13-16) y tentado (Mateo 4:1-11). A partir de este momento, todos los relatos e historias milagrosas incluyen a los discípulos; ya no era Jesús solo, sino Jesús y sus discípulos: “Donde quiera que Él va, ellos también; su presencia con Jesús, aunque no sea mencionada explícitamente, es presumida.” 1
Como en ese momento, Cristo hoy todavía desea que seamos “pescadores de personas” – con todo lo que eso implica. Hablarle a las personas del cambio que Cristo hace sólo funciona cuando podemos hablar de la Red que nos enamoró, y enseñar la “cicatriz” donde Su Palabra afilada nos limpió las escamas y también nuestro corazón. No hay mejor manera de “ser uno” (Juan 17:21) que cuando todos nadamos en la dirección de la Cruz.


Fuente:
1- France, R. T. (2007). The Gospel of Matthew. Eerdmans.

Acerca de J.R. Morales

Joel Rodríguez Morales es el autor del libro “Casi Cristianos” y colaborador en la página de VerdadyFe. Orgulloso esposo de Ivy, y papá de Ana y Amelia.
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