¿Cómo lidio con mis propio prejuicios?

Episodio 225 de Verdad y Fe Podcast.

Todos tenemos prejuicios. Si alguien alega que no los tiene, miente. Yo tengo prejuicios y tú también. Los prejuicios son problemáticos muchas veces cuando tratamos de defender nuestra cosmovisión. Si estamos hablando con una persona y el caso que presentamos a favor del cristianismo es desde la arrogancia, nuestros prejuicios estarán en la superficie, fácilmente visibles para aquel con quien hablamos.

Si defendemos el cristianismo es porque creemos que tenemos la verdad. Así que ese es nuestro prejuicio: creemos que el opuesto vive o cree una mentira.

Aunque el cristianismo es cierto y tenemos razones de sobra para afirmarlo como tal, no podemos plantar nuestros pies en la arrogancia de nuestro prejuicio pues nadie querrá escucharnos. Por eso es que los prejuicios son problemáticos. Son muchos los cristianos que cuando se enfrentan a alguien que cree diferente a ellos, optan por levantar una barrera y despedir a la persona. Le dirán: “No estoy interesado en lo que me quieres decir. Soy Cristiano y no cambiaré de parecer acerca de mis creencias.” Posiblemente nos ha pasado a todos. Especialmente si nos sorprendieron en un momento inoportuno de prisa. Pero esto no es una actitud correcta para un embajador.

El embajador de Cristo necesita tener una mente inquisitiva. Sólo con esta actitud, podremos realmente conversar con las personas y tener un interés genuino en la persona y lo que nos dice. No significa que vamos a recibir y asimilar todo lo que nos digan como si fuera igualmente válido y bueno. Lo que significa es que asumimos una postura de humildad y de interés en la persona, a la vez de querer madurar intelectualmente, conociendo lo que ellos creen de manera más cercana.

Para tener una mente inquisitiva, se necesitan tres elementos:

1: Ejercitar nuestras mentes:

Esto se refiere a estar dispuestos y exponernos a procesos de aprendizaje. Pensar y ponderar con cuidado. Reflexionar sobre lo que creemos y lo que otros nos dicen que creen o piensan.

2: Aprender a amar a escuchar a otros:


No podemos pasarnos la vida con soliloquios y monólogos. Nos hallaremos solos rápidamente. Necesitamos escuchar con atención a la gente y si interrumpimos, que sea para una pregunta de aclaración para entenderles lo mejor posible. Amar al prójimo como a nosotros mismos se ve cuando escuchamos como deseamos ser escuchados.

Aquí una lista de características que encontrarás en una persona que ama escuchar a otros:

  • Estarán más interesados en escuchar a los demás que en presentar lo que ellos piensan. La humildad trae consigo respeto por los demás y por sus pensamientos.
  • Pondrán un valor modesto a sus propias opiniones. Admitirán que en numerosas ocasiones, las demás personas tienen mejores ideas que ellos mismos.
  • Están listos para admitir cuando no saben algo. Si no entienden, serán honestos y lo dirán.
  • Estará dispuesto a cuestionar sus propias posturas sobre algún tema.

3: Analizar puntos de vistas diferentes:

Quedarnos en nuestra burbuja de pensamiento sin considerar lo que otro nos dice es arrogancia. Debemos considerar seriamente lo que la otra persona nos dice y tratar de llegar a sus conclusiones lógicas para ver si hay verdad en lo que nos comparten.

Obtenemos dos beneficios cuando analizamos puntos de vistas opuestos a los nuestros:

• Podemos cambiar de parecer si estuviésemos equivocados. Esto es una oportunidad que nunca surgirá si sólo escuchamos a aquellos que están de acuerdo con nosotros.

• Podremos ayudar mejor a los demás. Cuando estudiamos un punto de vista erróneo aprendemos muchas cosas. Nos ayuda a entender cómo defender nuestras propias posturas y poder comunicarnos efectivamente con los demás.

La bomba teológica de hoy es que la Biblia nos enseña que debemos procurar una mente inquisitiva. El Rey Salomón, quien es descrito en la Biblia como el Rey más sabio, tuvo estas cualidades. 

Él mismo escribió en Proverbios 11:14 (PDT) lo siguiente:
“Un mal gobierno destruye la nación, pero la salva un buen número de consejeros.”

Si Salomón ejercitaba su mente escuchando y analizando los puntos de vista de sus consejeros, ¡quienes somos nosotros para pensar que no lo necesitamos!

Además, considera los versos favoritos de todo apologista. En 1 Pedro 3:15-16 (PDT) encontramos lo siguiente:

“15 Más bien, preocúpense por honrar sólo a Cristo como Señor, y estén siempre listos a responder a todo el que les pida razón de su esperanza. 16 Pero cuando respondan, háganlo con humildad y respeto, manteniendo una conciencia limpia. Así, los que hablan mal de su buena conducta en Cristo sentirán vergüenza por haberlos criticado.”

Para poder responder, lo cual deseamos hacer con todas nuestras energías, primero hay que escuchar. ¡Si no escuchamos, no sabemos qué responder! Encima de eso, hay que ser humilde al ejercitar nuestras respuestas. Según la Biblia, humildad es como dice en estos dos textos bíblicos:

Romanos 12:3 (NVI)
“Por la gracia que se me ha dado, digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el que debe tener, sino más bien piense de sí mismo con moderación, según la medida de fe que Dios le haya dado.”

Filipenses 2:3 (NTV)
“No sean egoístas; no traten de impresionar a nadie. Sean humildes, es decir, considerando a los demás como mejores que ustedes.”

Nadie tiene el tiempo de evaluar todos los puntos de vista que existen en cada tema, pero de seguro debemos aprender puntos de vista alternos. Esto es tener una mente inquisitiva. Ser así, en vez de dejarnos llevar por nuestros propios prejuicios, nos hará embajadores amables que la gente querrá escuchar, pero también nos hará gente que, como Jesús hizo, escuchó y sirvió con palabras de sabiduría, porque ejercitaba su mente, amaba escuchar y escuchaba puntos de vista opuestos a los suyos. Así Cristo glorificó el nombre del Padre y nosotros podemos imitarle para hacerlo también.

Acerca de Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico. Actualmente cursa una maestría en Teología de Southern Baptist Theological Seminary (SBTS).
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