Cuando Cristo habló en privado con Nicodemo, en Juan 3, le dijo que era necesario que naciera de nuevo si tendría una relación con el Padre. Ante el cuestionamiento del líder religioso, Jesús enfatizó la necesidad del Espíritu Santo en nosotros. Es la única manera de volver a nacer. Damos un salto olímpico al libro de Hechos, capítulo 2 y vemos como la iglesia recibe por primera vez al Espíritu Santo. ¡Nacen de nuevo! Donde antes, vivían físicamente, pero estaban muertos espiritualmente, ahora el Espíritu les daba nueva vida a la Iglesia naciente de Jesucristo. ¡Es desde ese momento que realmente estaban vivos! Si la Iglesia está compuesta por personas nacidas de nuevo en el Espíritu, ese organismo está vivo.
Un organismo vivo tiene 7 características peculiares 1 las cuales también encontramos en la iglesia:
- Organización celular
- Ejecutan diversas funciones vitales
- Crecen, se desarrollan y mueren
- Se reproducen
- Reaccionan a estímulos (Ante el mundo de su alrededor, ve la necesidad y se mueve a suplirla)
- Son capaces de regular su medio interno (Ante el mundo y la retroalimentación, busca nuevas estrategias internas para poder bendecir al mundo con lo que Dios ha dado)
- Se adaptan al medio ambiente (Generación tras generación, el mensaje absoluto de la cruz se presenta conforme a la necesidad cambiante del mundo, mostrando la pertinencia de Cristo, para la gloria de Dios)
Hoy quisiera destacar esas últimas tres, para que como Iglesia estemos apercibidos a la dirección de Dios para alcanzar al mundo actual. El texto que usaré de base es Hechos 2: 6, y quiero tocar cuatro puntos importantes:
- La verdad proclamada sigue llamando la atención
- Necesitamos poder conocer el mundo actual
- Hablemos con ellos
- Dios los dejará asombrados
Hechos 2:6 NTV
6 Cuando oyeron el fuerte ruido, todos llegaron corriendo y quedaron desconcertados al escuchar sus propios idiomas hablados por los creyentes. 7 Estaban totalmente asombrados. «¿Cómo puede ser?—exclamaban—. Todas estas personas son de Galilea,
La verdad proclamada sigue llamando la atención
Vivimos en una sociedad post-cristiana. Es un hecho que nos duele y cuesta aceptar. Cuando era adolescente, era conocimiento común, hasta el sentido común, afirmar que Dios existía. Era común recibir una directriz por una autoridad y obedecer sin exigir grandes razones. Pero ya no es así. Curiosamente lo que la primera Iglesia de Hechos estaba proclamando en este versículo eran las grandes cosas que había hecho Dios. Los que estaban allí, aunque eran de diversas provincias, tenían un “piso” en común, que era el Judaísmo. Por eso, tan pronto Pedro pasa adelante, comienza citando al profeta Joel. Todos afirmaban las Escrituras. Pero no aceptaban que Jesús fuese el Salvador. No podían creer que el enviado de Dios había sido colgado de un madero, objeto de maldición.
Pero la verdad, expresada en el Espíritu y con coraje (valor) y valentía producía interés en la audiencia. ¿Nos habremos equivocado? ¿Realmente Dios nos visitó y no lo entendimos? Fue un momento de gran confrontación. El Espíritu Santo, que hablaba por Pedro traspasó el corazón de ellos. La verdad aún tenía pertinencia. Similarmente con nosotros hoy, Dios traspasa corazones cuando su Palabra es ministrada.
Aunque esta generación sea post-cristiana, no significa que la verdad perdió su poder. Podemos presentarla de manera atractiva, sin intención de condenar, sino que proclamar la mejor noticia existente y por medio del Espíritu Santo. Invirtamos tiempo en conversaciones, sea con un café o Bubble Tea en mano. Cristo, siendo la Verdad, no tiene miedo a preguntas. Nosotros lo que hacemos es hablar de lo que Dios nos ha enseñado y cómo lo hemos visto. Si hay que estudiar y profundizar, lo hacemos. Pero el héroe siempre es la verdad que presentamos. Dios ha demostrado su amor para con nosotros. ¡Hay salvación en Cristo Jesús!
Necesitamos poder conocer el mundo actual
Estamos sumergidos en lo que la autora Rebecca McLaughlin llama “The Secular Creed” (El Credo Secular). Todos abrazan alguna causa. Ya sea BLM, Love is Love, La ideología de género, etc… Son tiempos de posiciones diametralmente opuestas a las nuestras. Tiempos muy diferentes a los que mi generación y las anteriores nos criamos, pero es a nosotros que nos toca enseñar a esta generación actual que se enfrenta a estos discursos.
Al recibir el Espíritu Santo, estos hermanos que estaban en el aposento alto comenzaron a hablar en los propios idiomas de los que estaban allí. Dios les dirigió y provocó a que hablaran de manera que fuesen entendidos a la perfección.
No debemos esperar que aquellos que no piensan como nosotros, lleguen a nuestras reuniones los domingos a recibir nuestro mensaje. Nos toca dialogar con ellos donde estemos, en un idioma que conozcan. Que entiendan lo que les decimos. No podemos vivir con vendas sobre nuestros ojos y audífonos que cancelan los ruidos en nuestro oídos. Necesitamos estar inmersos en el mundo, no como para ser como ellos, sino para alumbrar en medio de las tinieblas. Hace falta tener al menos un conocimiento general de las causas que el mundo abraza y estar dispuestos a escuchar e interactuar con posturas de las que diferimos. Es importante reaccionar ante el estímulo del mundo, para ser buenos embajadores de Cristo.
Es más fácil evitar ciertas personas que sabemos que vendrán a cuestionar nuestros principios. Pero es precisamente por ellos que estamos donde Dios nos ha plantado. Es importante que aprendamos a escuchar más de lo que hablamos, como nos enseña Santiago 1: 19. Si no estamos dispuestos a aprender cosas nuevas, puede que no tengamos una fe tan firme como creíamos. Si hemos creído la verdad, nada moverá nuestro piso, sino que podremos ver dónde falla.
Cuando Cristo se encontraba con personas que estaban honestamente confundidas y lejos de él, se movía a compasión pues había hallado personas que estaban como ovejas sin pastor. Nosotros también necesitamos mostrar esa compasión.
Aprendamos a abrazar la incomodidad de estudiar un poco la filosofía del mundo para poder entender a aquellos para los que Cristo nos ha enviado a ser luz. Aprendamos a invertir en conversaciones en el idioma de ellos.
Hablemos con ellos
Muchas veces se cita a Francisco de Asís, como que dijo lo siguiente:
“Predica el evangelio en todo momento y si fuese necesario, usa palabras.”
Pero esto no funciona.
Nuestra manera correcta de vivir o nuestra vida religiosa, que será lo que ven en nosotros, no es lo que les puede salvar. No es por obra, la salvación es por gracia. Si queremos que la gente comience a tener fe en Jesús, solo hay una manera de hacerlo. La fe viene por el oír, y el oír la Palabra de Dios, por lo que tenemos que hablar con ellos. Tenemos que decirles la verdad sobre Jesús. Si no hay nadie que les de una dirección clara, nuestro estilo de vida sólo les impulsará a tratarlo por sus propias fuerzas. Necesitan escuchar la Palabra de Dios.
Es lo mismo que hacemos con aquellos a quienes les testificamos. Pedro y los demás que estaban en el aposento alto, tan pronto recibieron al Espíritu Santo y comenzaron a hablar en idiomas diversos, se expusieron a la gente para explicarles lo que Dios había hecho en la persona de Jesús. Dieron directrices claras. Tanto fue, que a Pedro luego de mostrarles su pecado al crucificar a Cristo, le preguntaron directamente: “¿qué debemos hacer?”
Hermanos, necesitamos dejar la comodidad y seguridad de quedarnos callados. Lo que está en juego es la vida eterna de la gente. Dios nos dio a su Espíritu Santo, para identificarnos como suyos, para sellarnos, pero también para enviarnos. En el poder del Espíritu, necesitamos hablar con los que no creen como nosotros. Igual que esta iglesia en Hechos 2.
- Para aquellos que estamos criando: Necesitamos tener conversaciones profundas con nuestros hijos sobre los temas en que el mundo quiere educarlos. Que aprendan de la sexualidad, las drogas, el trato hacia el prójimo, el lenguaje que no es aceptable, la pureza y santidad, la honra, la igualdad que tenemos ante Cristo… ¡que lo escuchen de nuestras bocas! Si nosotros no estamos dispuestos a romper las burbujas de protección, en un ambiente controlado como el de nuestras casas, los amigos de nuestros hijos lo harán sin precaución alguna y con la terminología que el mundo ofrece.
- Pastores y Líderes en la Iglesia: Prediquemos el Evangelio como es, pero aplicándolo a nuestro entorno. Tanto en lo personal para salvación, como para poder lidiar con las ideologías del mundo. Hay burbujas que también nos corresponde a nosotros vaciar con la dirección del Espíritu.
Dios los dejará asombrados
Hace un tiempo, vi un vídeo de un niño que fue junto a su padre al show de Oprah. En lo personal, no cuadro bien con Oprah, por razones teológicas, pero me interesó el vídeo pues ella presentaba a este niño, que era famoso por su estilo gritado de evangelizar. Cuando le dieron la oportunidad, El niño se sonrojó del alto volumen y energía que tenía en condenar de pecado y de perdición al mundo, asegurándoles el infierno. Al terminar, Oprah cuestionó al niño: “¿Sabes lo que significan las palabras que dijiste?” El niño se quedó sin palabras.
Cuando Dios dejó asombrados a las multitudes que escuchaban a la iglesia en su propio idioma, no era por el espectáculo, sino porque había contenido. Estas personas sabían lo que estaban diciendo, pues el Espíritu les impulsaba a testificar la verdad de lo que habían experimentado con Cristo. Testificaban de lo que conocían. No sólo eso, sino que Dios hizo la obra en ellos. ¡Les movió al arrepentimiento al presentarles esperanza en Él!
Pedro caminó con Cristo, vio sus milagros, escuchó sus enseñanzas, le vio transfigurarse, le negó y luego recibió el perdón de Jesús. Pedro sabía exactamente de lo que hablaba. En el poder del Espíritu, tomó la Palabra y predicó lo que había recibido de Jesús, citando la Escritura que había escuchado, como judío. El asombro de la gente fue ante la autoridad que vieron en la Palabra predicada. La Palabra, predicada en el Espíritu nos convence de pecado. Dios se hace real, ¡y nos asombramos!
A nosotros también nos pasará, pues el Espíritu que estaba en estos hermanos y en Pedro es el mismo Espíritu que mora en nosotros. El poder que hay en nosotros es el mismo poder que levantó a Cristo de entre los muertos. Dios es quien nos habita, y cuando nos rendimos ante lo que él quiere hacer por medio de nosotros, las personas serán llenas de asombro, porque es la reacción normal ante la acción de Dios en medio nuestro. Por eso le damos toda la gloria a Él, quien lo hace.
Conclusión:
Si tenemos vida, es porque hemos sido regenerados por el Espíritu Santo. Tenemos nueva vida en Cristo por su Espíritu. La iglesia está viva siempre y cuando los que la componen tengan el Espíritu Santo. Si estamos vivos es no sólo para regocijarnos personalmente, sino para que otros conozcan a este Dios que nos salvó y nos selló con su Espíritu.
Ya que estamos vivos:
- Reaccionamos a los estímulos del mundo alrededor
- Regulamos nuestro interior para poder ser de bendición al mundo
- Nos adaptamos a la circunstancia para ser eficiente en la manera en que llevamos el Evangelio
Estudiamos la iglesia de Hechos y queremos emularla. Si eso es lo que deseamos, tenemos que aprender a escuchar al mundo para poder presentar a Cristo, mientras le mostramos la verdad en el idioma que entienden, sazonado con todo el amor de Dios que podamos mostrar, en el poder del Espíritu Santo.
En obediencia ayudamos a otros a aprender cómo obedecer a Cristo. Esa es nuestra gran comisión:
Mateo 28:19-20 NTV
19 Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 20 Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos».
¿Es esto lo que deseas hacer? Ten una conversación privada ahora mismo con el Señor y ofrécete a ser enviado por el, donde desee aún si nos saca de la comodidad. Estarás colocándote en el centro de la voluntad de Dios.
1. “Características De Los Seres Vivos.” Significados, http://www.significados.com/caracteristicas-de-los-seres-vivos/.