¿Por qué Jesús dijo: “Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado”?

Episodio 278 de Verdad y Fe Podcats

Si Jesús es Dios, ¿a quién le estaba hablando al momento de morir? Si es el hijo de Dios, ¿por qué llamar a su Padre de esta manera tan genérica?

Pongamos el texto en cuestión delante de nosotros primero:

Mateo 27:45-47 (NTV) 45 Al mediodía, la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde. 46 A eso de las tres de la tarde, Jesús clamó en voz fuerte: «Eli, Eli, ¿lema sabactani?», que significa «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». 47 Algunos que pasaban por allí entendieron mal y pensaron que estaba llamando al profeta Elías.

Que el hijo único de Dios llame a su Padre “Dios” suena muy distante, ¿no? Deberíamos indagar en el por qué de Jesús no llamar a Dios “Padre” como suele hacerlo el resto del tiempo. Por ejemplo, en Juan 10:30 (NTV) Jesús dice: “El Padre y yo somos uno.” O si vamos a Marcos 14:36 (NTV) vemos lo siguiente: “36 «Abba, Padre—clamó—, todo es posible para ti. Te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».” Entonces ¿por qué la formalidad de llamarle “Dios” en vez de “Padre”?

La respuesta a esto es doble. Hay dos razones por las que Jesús dijo estas palabras en la Cruz.

La primera tiene que ver con lo que estaba sucediendo en este momento específico. El apóstol Pedro nos explica la transacción que estaba ocurriendo allí. Dice 1 Pedro 2:24 (NTV):

“24 Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto. Por sus heridas, ustedes son sanados.”

Jesús estaba recibiendo el castigo que la humanidad merecía en ese momento. El peso total de la ira de Dios, la cual era para nosotros, Jesús la padeció en la cruz y en ese momento en que Jesús clama a los cielos: “Dios mío, Dios mío…” estaba sucediendo lo indecible: El autor de la vida estaba muriendo (Hechos 3:15). Ante el peso de nuestro pecado, Jesús experimentó el distanciamiento absoluto del Padre. No era apropiado que le llamara Padre a un Dios distante por el pecado que estaba cargando; nuestro pecado.

En segundo lugar, si examinamos la Biblia, notamos que Jesús estaba citando el Salmos 22. Algunos piensan que incluso Jesús recitó el salmo entero.

Salmos 22:1 (NTV) “22 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?¿Por qué estás tan lejos cuando gimo por ayuda?”

Si estudiamos el salmo 22, vemos que tiene una voz profética a lo que sucedería en el calvario cuando Cristo fuese crucificado allí. Es una buena descripción de cómo Jesús era visto y como fue tratado allí. Entonces, no sólo Jesús se sentía distanciado del Padre en ese momento, sino que lo que hizo fue orar. Aprovechó el momento para decirle lo que sentía su corazón al Padre y utilizó la propia palabra de Dios para hacerlo.

Habiendo visto estas dos razones, podemos ver que la utilización de “Dios” en vez de “Padre” en este momento no dice nada al respecto de la identidad de Jesús. Aquí no se está hablando sobre si él era Dios o no. La dificultad que hay detrás de esta pregunta es que no se tiene un entendimiento de lo que la Trinidad describe y no se visualiza el peso sobrenatural en la transacción cósmica que se dio en la Cruz.

Jesús, el único Hijo de Dios–lo cual lo hace Dios también, al ser de la misma esencia, estaba clamando un salmo a su Padre en el momento en que experimentó la absoluta separación de Dios, que merecíamos nosotros. Ese fue el momento de su muerte, poniéndose en nuestro lugar por nosotros.

La Bomba teológica de hoy es que cuando entendemos la Trinidad, muchos de estos problemas desaparecen. Jesús es Dios en la segunda persona de la Trinidad. Por eso, puede hablar con el Padre (e incluso con el Espíritu Santo), porque son tres personas en Dios. En esa comunidad perfecta de amor, hay comunión y comunicación perfecta desde la eternidad pasada y hasta siempre. Además, entendiendo el rescate que Dios, en la persona del Hijo estaba efectuando en la cruz, podemos ver que la distancia que se siente al Jesús decir “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” es apropiado por la ira que estaba recibiendo allí por amor a nosotros. Dios sufrió libremente para rescatarnos a nosotros los esclavos del pecado.

Así que cuando veamos este relato los evangelios, debemos reflexionar sobre la transacción cósmica que se daba allí en la cruz y la manera en que Jesús decidió afrontarla: orando y recordando la Palabra de Dios. Necesitamos imitar más a Jesús.

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About Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico. Actualmente cursa una maestría en Teología de Southern Baptist Theological Seminary (SBTS).
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