
El siguiente artículo fue traducido y adaptado de la publicación de blogGNOSIS titulada: Ontological Argument Part 1
El Argumento Ontológico es el más antiguo y probablemente el más famoso, o mejor dicho infame argumento para la existencia de Dios. El mismo fue formulado originalmente en el siglo XI por Anselmo de Canterbury.
Anselmo era increíblemente inteligente, pero no estaba muy preocupado por desarrollar una filosofía completa del mundo. Más bien, estaba principalmente interesado en desarrollar su amor por Dios, y el de sus estudiantes, a través del ejercicio de su razón e intelecto. Le llamó a esto “fe buscando entendimiento”.
De hecho, tal vez el aspecto más genial del argumento ontológico es que aparece en medio del Proslogion, lo cuál Anselmo escribió como una oración.
El término “ontológico” no fue usado por el propio Anselmo, sino que se le aplicó mucho más adelante. En el discurso filosófico, “ontología” significa básicamente el estudio del ser como tal. La raíz “onto” significa “ser”. Para explicar esto, usaremos el siguiente ejemplo: Un biólogo podría necesitar visitar una zona volcánica para estudiar alguna forma de vida que prospera en ese entorno. El biólogo no estudia el volcán en sí, más bien esto lo hace un vulcanólogo. El biólogo estudia el volcán por los organismos que viven en él. El vulcanólogo estudia el volcán en cuanto a lo que es.
De la misma manera, la ontología es el estudio del “ser en cuanto a ser”, o el ser en la medida en que es ser. Este nombre se ha aplicado a varios argumentos para la existencia de Dios, comenzando con el de Anselmo, porque estos argumentos establecen la existencia necesaria de Dios a partir de Su propio ser, o del propio concepto de Dios. En esencia, de manera muy simple, Dios debe existir realmente porque tenemos un concepto de Él.
Vamos a simplificarlo aún más. El argumento es el siguiente:
- Dios es más grande que cualquier cosa jamás concebida. (Definición)
- Dios existe en el entendimiento pero no en la realidad. (Falsa premisa)
- La existencia en la realidad es mayor que solamente la existencia en el entendimiento. (Premisa)
- La existencia de Dios en la realidad es concebible. (Premisa)
- Si Dios existiera en la realidad, entonces sería mayor de lo que es. (Referente a #1 y #2)
- Es concebible que haya un ser mayor que Dios. (Referente a #4 y #5)
- Es concebible que haya un ser mayor que el ser mayor del cual nada mayor puede ser concebido. (Referente a #1 y #6)
- Es falso que Dios existe en el entendimiento pero no en la realidad. (Referente de #2 al #7)
- Dios existe en la realidad. (Conclusión)
¿Divertido, verdad?
Entonces, este argumento funciona mediante lo que los lógicos llaman reductio ad absurdum, lo que significa que asumimos una premisa controversial (en este caso la premisa #2) para luego extraer una contradicción de dicha premisa. Dado que las contradicciones no pueden ser verdaderas, entonces sabemos que la premisa en cuestión debe ser falsa.
La premisa controversial de Anselmo es que es posible que Dios exista solo en nuestras mentes pero no en la realidad. Por otro lado, si entendemos a Dios como el ser más grande concebible (lo cual todos intuitivamente hacemos) entonces es imposible, porque sería mayor que también existiera en la realidad. Entonces, bajo pena de contradicción, Dios debe existir en la realidad.
Y todo esto porque tenemos una idea relativamente clara de Dios.
Se han presentado dos objeciones importantes contra el argumento. La primera y tal vez más popular objeción fue presentada por Gaunilo, un contemporáneo de Anselmo quien ofreció una famosa analogía de la “isla perfecta”. Aplicando la propia lógica de Anselmo, expuso que podríamos construir “pruebas” para cosas como islas perfectas, playas perfectas, atardeceres perfectos, etc. Esto se debe a que, según Anselmo, la propia idea de “perfección” siempre implica la existencia real. Gaunilo explica que ninguna de estas cosas existe, y por lo tanto tampoco debe existir el Dios de Anselmo.
El problema con esta objeción es bastante obvio al reflexionar, ya que es un simple malentendido de la primera premisa de Anselmo, que define a Dios como “aquello mayor que lo cual nada puede ser concebido”. Esto no se limita a islas, playas o atardeceres, sino que incluye a todos los seres concebibles. Sin esta aclaración, el argumento efectivamente falla.
Anselmo fue muy claro desde el principio sobre esta discusión: no de seres cotidianos y contingentes, sino del Dios cristiano, el fundamento necesario de todo ser. De hecho, esto es lo que hace que el argumento funcione. Así que la respuesta de Anselmo aquí podría ser algo como, “¡Por supuesto que una isla perfecta no existe realmente! ¿Quién pensaría en tal cosa?”
La segunda objeción proviene de Immanuel Kant y es considerada en gran medida como la más importante hasta la fecha. Desafortunadamente, no está del todo claro qué tenía en mente Kant con su objeción, pero clásicamente se ha resumido en la frase “la existencia no es un predicado.”
Un “predicado” en este sentido es básicamente “lo que se dice sobre el sujeto”; en este caso, Dios. Presumiblemente, con esto Kant quiso decir algo como “la idea de que algo realmente exista no dice nada sobre esa cosa”. Piénsalo de esta manera: imagina una silla en tu mente y luego imagina que alguien pudiera hacer una lista exhaustiva de todas las características, todos los predicados, de esa silla. Cada posible descripción de ella estaría en la lista. La afirmación de Kant parece ser que agregar a la lista el hecho de que la silla realmente existe no estaría diciendo nada de importancia, y no añadiría nada a la descripción que ya tenemos.
Nuevamente, sin entrar en demasiados detalles, simplemente creo que Kant estaba equivocado. Creo que obviamente la existencia es (al menos la existencia necesaria, la del tipo del que estamos hablando) es un predicado. Como un profesor dijo, ¿preferirías tener la barra de chocolate en tu cabeza o la que tienes en tu mano? Y si es la última, entonces la existencia debe añadir algo a la descripción de la barra de chocolate, ¿no es así?
Obviamente, esto no es algo que uno deba lanzar en la mayoría de las conversaciones, especialmente aquellas de naturaleza evangelísticas. Probablemente solo terminarías sonando arrogante y confundiendo a tu interlocutor. Esto se debe a que argumentos como este, incluso si son sólidos (que creo que este lo es), rara vez son persuasivos. Muchas personas que reconocen su poder aún se sienten engañadas de alguna manera al final.
Sin embargo, creo que el argumento cumple una función importante. A lo mínimo, creo que muestra que la creencia de Dios no es irracional. De hecho, basándonos solo en este argumento, es al menos tan racional como la incredulidad. Y cuando complementamos con los otros argumentos para la existencia de Dios, podemos hacer un caso persuasivo. Así que, aunque probablemente no usaría el argumento ontológico en una conversación normal, sí lo considero una especie de nivelador de campo de juego a priori (conocido a parte de la experiencia) cuando se trata de la cuestión de la existencia de Dios.
Recursos:
• With All I Am. (2013, January26). Platinga’s ontological argument simplified. WordPress. http://withalliamgod.wordpress.com/2013/01/26/platingas-ontological-argument-simplified/
• Reasonable Faith. (n.d.). Ontological argument for the existence of God. Retrieved from http://www.reasonablefaith.org/ontological-argument-for-the-existence-of-god



