La Maternidad de María

Mensaje predicado originalmente en la Iglesia Cristiana Catacumba de Cayey, el domingo 12 de mayo de 2024.

¿Cuántas veces has escuchado que no hay manual de instrucciones para ser madre? La persona que repite esta frase o sus derivados siente que dice algo muy profundo. Era algo que yo también creí en un momento. Pero cuando vine al Señor, descubrí que esto es falso. De hecho la Biblia es nuestro manual. No sólo para la maternidad o paternidad, sino que para nuestras vidas completas. Así que aunque me referiré hoy a las madres, no se me duerma, pues veremos unos principios importantes que aplican a padres, abuelos, niños y todo aquel que vive en Cristo para la gloria de Cristo.

Tomemos el tiempo hoy de analizar el diseño para la maternidad que nos da la Biblia. Específicamente a través del ejemplo de María, la madre de Jesús. No le llamo Madre de Dios, pues aunque es cierto que Jesús es Dios, dice la Escritura que por medio de Jesús, todo lo que existe, fue creado (Colosenses 1:15-17). Por lo tanto, Jesús diseñó a la madre que quería tener cuando se encarnara. Esa fue María.

Por supuesto la implicación de esa verdad es que también Jesús diseñó a cada madre para que fuera de referencia e influencia directa a los hijos que le dio. Por eso hoy, celebramos a las madres. La bendición de Dios para cada uno de nosotros comenzó con una madre que nos trajo al mundo con dolor y sacrificio. Madres que para muchos de nosotros fueron pieza clave en nuestra crianza. Para otros, esa madre no fue biológica, sino que hubo o hay una madre espiritual en nuestras vidas quien nos acercó a Jesús y estuvo o está ahí para nosotros con todo su corazón. Hoy celebramos a ambas madres

En Cristo, toda madre debe comenzar su ministerio de la maternidad con una actitud del corazón que vemos inmediatamente en María:

Lucas 1:38 (NTV)
38 María respondió: —Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí. Y el ángel la dejó.

Con esto en su lugar, ya sabemos que una madre en Cristo vive rendida a los pies de Jesús. A la expectativa de hacer lo que sea que el Señor pide de ellas. María cargó 10 cualidades importantes que Dios puso en ella y que fueron cultivadas por María y su actitud de sierva del Señor. Son cualidades que toda madre en Cristo debe cultivar también:

  • María fue una joven virgen
  • Fue grandemente favorecida por Dios
  • Era propensa a la oración
  • Conocía su propósito
  • Sabía que Dios era su salvador
  • Era humilde
  • Inquisitiva del Señor
  • Era valiente
  • Conocía la Palabra de Dios
  • Escogió hacer la voluntad de Dios

1- María fue una joven virgen

Mateo 1:18 (NTV)
18 Este es el relato de cómo nació Jesús el Mesías. Su madre, María, estaba comprometida para casarse con José, pero antes de que la boda se realizara, mientras todavía era virgen, quedó embarazada mediante el poder del Espíritu Santo.

Desde temprano en su adolescencia, María reconocía que Dios era Señor sobre su vida, y se guardaba en pureza y obediencia al Señor. Su corazón estaba dirigido por los deseos de Dios para ella. Tanto así, que Dios quiso poner a su Hijo en su vientre y en sus brazos para su cuidado.

Madre, vive una vida en santidad y pureza para el Señor.

2- Fue grandemente favorecida por Dios

Es cierto, Dios seleccionó a María como grandemente favorecida. La palabra en griego es χαριτόω (charitoó).

Lucas 1:28 (NTV)
«Gabriel se le apareció y dijo: «¡Saludos, mujer favorecida! ¡El Señor está contigo!».»

Pero cuidado, pues la Biblia utiliza la misma palabra: χαριτόω (charitoó) para referirse a los redimidos por Dios.

Efesios 1:6 (NTV)
«De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado.»

Por lo tanto, Madres, recuerden que son grandemente favorecidas en el Señor. Dios te ha seleccionado como grandemente amada y llena de gracia.

3- Era propensa a la oración

Cuando visitó a su prima Elisabet, La Escritura graba la oración/canción de María a Dios (Lucas 1:44-55). Pero considera su vida entera. ¿Cómo se cría al Hijo de Dios sin tener una comunión con Dios? María necesitó la constante comunicación con el Padre, si es que serviría apropiadamente al Hijo. Por eso la Palabra dice que María atesoraba lo que vivía en su corazón (Lucas 2:19). Tenía su diálogo con el Padre sobre los sucesos de su vida.

Más aún, luego de la resurrección de Jesús, la Biblia nos muestra que, junto a los apóstoles, María y sus demás hijos oraban vigorosamente, esperando el cumplimiento de la promesa del derramamiento del Espíritu Santo sobre ellos:

Hechos 1:14 (NTV)
«Todos se reunían y estaban constantemente unidos en oración junto con María la madre de Jesús, varias mujeres más y los hermanos de Jesús.»

Madre, toma nota. Necesitas una vida de oración. Para cada decisión o en cada preocupación. Háblalo con Dios.

4- Conocía su propósito

María supo que sería la madre del Salvador del mundo.

Lucas 1:30-33 (NTV) 30 —No tengas miedo, María—le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios! 31 Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. 32 Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. 33 Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin!

Mateo 1:20-21 (NTV)
“20 Mientras consideraba esa posibilidad, un ángel del Señor se le apareció en un sueño. «José, hijo de David—le dijo el ángel—, no tengas miedo de recibir a María por esposa, porque el niño que lleva dentro de ella fue concebido por el Espíritu Santo. 21 Y tendrá un hijo y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».”

Saber su propósito la impulsó a trabajar a favor y no en contra de lo que Dios había querido para ella.

Similarmente cada Madre ha sido encomendada por el Señor a criar a sus hijos en el temor y el conocimiento del Señor para que aún cuando fuere viejo, no se aparte de él (Proverbios 22:6).

5- Sabía que Dios era su salvador

Lucas 1:46-47 (NTV)
“María respondió: —Oh, cuánto alaba mi alma al Señor. 47 ¡Cuánto mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador!”

Si María llamó a Dios “Salvador” es porque reconocía que había nacido pecadora. Como dice el salmo:

Salmos 51:5 (NTV)
“Pues soy pecador de nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre.”\

María sabía que su pecado la distanciaba de Dios y la única forma de tener una relación correcta con Dios, era si él la rescataba de su pecado.

Como enseñó Jesús:

Juan 3:3 (NTV)
“Jesús le respondió: —Te digo la verdad, a menos que nazcas de nuevo, no puedes ver el reino de Dios.”

Cada madre necesita reconocer que no es perfecta, sino que también necesita del Salvador que anhela que sus hijos conozcan. La necesidad de Jesús es para sus hijos, pero para ella y para todos nosotros también. María lo reconocía y nosotros también necesitamos reconocerlo.

6- Era humilde

Lucas 8:19-21 (NTV)
“19 Entonces la madre y los hermanos de Jesús vinieron a verlo, pero no pudieron acercarse a él debido a la gran cantidad de gente. 20 Alguien le dijo a Jesús: —Tu madre y tus hermanos están parados afuera y quieren verte. 21 Jesús respondió: —Mi madre y mis hermanos son todos los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.”

En un momento de su vida, María ni los hermanos de Jesús entendían su ministerio público. Eso de las multitudes y los milagros y los discursos en parábolas–parecían locura para ellos.

Marcos 3:20-21 (NTV)

20 Cierta vez, Jesús entró en una casa y las multitudes empezaron a juntarse nuevamente. Pronto ni él ni sus discípulos encontraron un momento para comer. 21 Cuando sus familiares oyeron lo que sucedía, intentaron llevárselo. «Está fuera de sí», decían.

Pero aún así, tuvieron el corazón de arrepentirse y creer en que el muchacho que corría por la casa y jugaba en el taller de su papá, era Dios encarnado que resucitó y que ellos entonces le servían a él y no al revés. Conocieron su identidad y la abrazaron.

Una madre necesita reconocer quién es, delante del Señor y como Hija del Rey, necesita entender que sus hijos no vivirán la vida que ella imagina, sino que Dios es quien les da su propio propósito. Las madres son colaboradoras de Dios en formar el propósito de Dios en las vidas de sus hijos. Eso es humildad.

7- Inquisitiva del Señor

Lucas 1:34 (NTV)
“¿Pero cómo podrá suceder esto?—le preguntó María al ángel—. Soy virgen.”

María no preguntó desde la duda ni de la incredulidad, sino desde el asombro de lo que Dios era capaz de hacer. Es importante que una madre esté lista para inquirir al Señor sobre su vida y la de sus hijos, desde la confianza en que el Señor sabe lo que está haciendo y lo que hace siempre es bueno.

8- Era valiente

Lucas 1:29 (NTV)
“Confusa y perturbada, María trató de pensar lo que el ángel quería decir.”

La valentía no se prueba frente al televisor viendo series. La valentía se prueba en medio de la situación donde tomar nuestra propia ruta, en vez de la de Dios sería más fácil.

María estuvo lista para dejar su comodidad y su reputación para obedecer a Dios. Su situación seguramente no le proveía de “paz” aunque seguramente sí de mucho, mucho gozo.

Una madre no puede basar sus decisiones únicamente en sus sentimientos de paz. Correría el peligro de seguir sus emociones en vez de al Espíritu Santo. Esto definitivamente nos aplica a todos.

9- Conocía la Palabra de Dios

Isaías 7:14 (NTV) “Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgen concebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”).”

Israel esperaba el cumplimiento de la Palabra que Dios le había dado a Isaías. De seguro era una porción conocida por todos. Por lo que cuando el ángel le dijo lo que sucedería a María, ella estuvo dispuesta pues reconocía el cumplimiento de la Palabra de Dios.

“Es esencial que determines ser una mujer que estudia la Biblia para que desarrolles la valentía de seguir la dirección del Señor–pues es lámpara a tus pies y luz a tu camino. A través de su palabra, Dios ha establecido la manera en que su gente encuentra dirección.” 1 ~Rhonda Stoppe

10- Escogió hacer la voluntad de Dios

Juan 19:26-27 (NTV)
“26 Cuando Jesús vio a su madre al lado del discípulo que él amaba, le dijo: «Apreciada mujer, ahí tienes a tu hijo». 27 Y al discípulo le dijo: «Ahí tienes a tu madre». Y, a partir de entonces, ese discípulo la llevó a vivir a su casa.”

“Si en tu maternidad siempre sigues el camino que parece tener el menor sacrificio o fricción, puede que le estés dando la impresión a tu hijo que Dios nunca le pedirá hacer nada que sea incómodo o difícil. ¿Estás mostrándole a tus hijos por medio de tu ejemplo, a valientemente seguir la dirección del Señor?” 2 ~Rhonda Stoppe

Aplicación:

Tal y como fue María, cada madre es confrontada con decisiones por tomar. Lo que cada una escoge hacer influenciará la próxima generación. Por eso, es de suma importancia que cada madre se prepare para vivir valientemente en el centro de la voluntad de Dios. Su obediencia a Dios ayudará a sus hijos a que puedan interesarse más en obedecer al Señor en vez de buscar siempre la comodidad y los logros personales. Dios hace cosas grandes cuando una madre decide vivir audazmente según el Señor les dirija, aunque signifique grandes sacrificios para ella. Así fue con María, pero así es también con las madres hoy.


Fuentes:
1. Stoppe, Rhonda, Moms Raising Sons to be Men (Harvest House Publishers, Eugene, Oregon, 2013) p.38
2. Ibid, p.40

Avatar de Desconocido

About Rick Lipsett

(@ricklipsett) director y portavoz de verdadyfe.com. Ha escrito numerosos artículos relacionados a la apologética Cristiana. Sirve como pastor en la Iglesia Cristiana Catacumba 9 de Cayey, Puerto Rico. Actualmente cursa una maestría en Teología de Southern Baptist Theological Seminary (SBTS).
Esta entrada fue publicada en apologética, Biblia, Vida Cristiana. Guarda el enlace permanente.