Es importante que podamos pensar y analizar las aparentes discrepancias en las Escrituras. El problema es uno serio pues si por ejemplo, alguno de los escritos de Pablo presenta una contradicción, significa que Dios se equivocó en una porción de su Palabra. Incluso habría que concluir que si la Biblia se contradice en una porción del Nuevo Testamento, puede que se contradiga en más lugares o en su totalidad. Pongamos el texto en cuestión frente a nosotros:
1 Corintios 7:17-19 (NTV)
“17 Cada uno debería seguir viviendo en la situación que el Señor lo haya puesto, y permanecer tal como estaba cuando Dios lo llamó por primera vez. Esa es mi regla para todas las iglesias. 18 Por ejemplo, un hombre que se circuncidó antes de llegar a ser creyente no debería tratar de revertir su condición. Y el hombre que no estaba circuncidado cuando llegó a ser creyente no debería circuncidarse ahora. 19 Pues no tiene importancia si un hombre ha sido o no circuncidado. Lo importante es cumplir los mandamientos de Dios.”
¿Viste el problema? Pablo nos dice que no obedezcamos la circuncisión, sino que los mandamientos de Dios. El problema está en que, ¡la circuncisión también está en los mandatos de Dios! Pablo parece estar diciendo: no obedezcas la ley pero obedece la ley. Si esto es lo que quiere decir, es una contradicción. Pero tenemos que indagar en la Biblia para ver dónde es que se manda a circuncidar a los niños y por qué. Luego de tener el contexto, podremos contestar adecuadamente la pregunta.
La circuncisión era parte del pacto con Abraham y su familia.
Génesis 17:10 (NTV)
10 Y este es el pacto que establezco contigo y con tu descendencia, el cual todos deberán cumplir: Todos los varones entre ustedes deberán ser circuncidados.
Esto significa que el cortar el prepucio del varón era un ritual religioso que identificaba a la persona como parte de la familia de Abraham, y por consiguiente, parte del pacto con Dios. Pero cuando Dios reveló a Moisés su ley moral (Los Diez Mandamientos en Éxodo 20:1-17) vemos que la circuncisión no forma parte del decálogo. Pero sí forma parte de lo que se conoce como la Ley de Moisés.
Levítico 12:3 (NTV)
Al octavo día, circunciden el prepucio del niño.
Si brincamos al tiempo del nacimiento de la Iglesia, vemos que el Evangelio de Jesús rompe con las fronteras de Israel y se riega por todo el mundo antiguo, llegando a grupos étnicos que no formaban parte de la familia de Abraham. Por eso vemos pasajes como el de Gálatas 2:14-16 (NTV) que dice:
“14 Cuando vi que ellos no seguían la verdad del mensaje del evangelio, le dije a Pedro delante de todos los demás: «Si tú, que eres judío de nacimiento, dejaste a un lado las leyes judías y vives como un gentil, ¿por qué ahora tratas de obligar a estos gentiles a seguir las tradiciones judías?
15 »Tú y yo somos judíos de nacimiento, no somos “pecadores” como los gentiles. 16 Sin embargo, sabemos que una persona es declarada justa ante Dios por la fe en Jesucristo y no por la obediencia a la ley. Y nosotros hemos creído en Cristo Jesús para poder ser declarados justos ante Dios por causa de nuestra fe en Cristo y no porque hayamos obedecido la ley. Pues nadie jamás será declarado justo ante Dios mediante la obediencia a la ley».”
Esta diferencia que Pedro y Pablo tuvieron fue precisamente porque Pedro comenzó a exigirle a los gentiles que siguieran las leyes cívicas de Israel. Pero Pablo lo reprende pues no eran Israelitas y la salvación ya no era para una sola nación. Ser parte del linaje de Abraham no es lo que salva sino poner la Fe en Cristo Jesús para salvación. Por lo tanto, para un gentil, sería absurdo exigirle circuncidarse pues no es de la sangre de Abraham. Es salvo por la sangre de Cristo, que fue derramada en sustitución por la humanidad que ahora pone su fe en Jesús.
Así que cuando Pablo dice en 1 Corintios 7:19: “Pues no tiene importancia si un hombre ha sido o no circuncidado. Lo importante es cumplir los mandamientos de Dios.”, Pablo está haciendo una distinción en una ley estatal de Israel que aplicaba a los judíos en el Pacto de Abraham y de Moisés, pero que ahora en el pacto de Jesús no aplicaba más. La obediencia que Pablo sí dice que se debe observar es a la ley de Dios, según fue dada en el Sinaí y la encontramos en Éxodo 20:2-17
Con su comentario, Pablo nos está dejando claro la ley a la que todo Cristiano tiene que observar obediencia, y también los preceptos que ya no están vigentes en Cristo, pues su iglesia ya no es de una procedencia étnica, sino que todos tienen la invitación a formar parte de la iglesia de Cristo. Si es cierto que la circuncisión física era señal de ser parte del pueblo de Dios, lo importante nunca fue cortar el prepucio sino tener un corazón separado para Dios. Ya Jeremías 4: 4 (en el Antiguo Testamento) lo decía. Este es el principio que la Iglesia tomó y que hasta hoy tenemos.
Por lo tanto, Pablo no se contradijo cuando habló de no obedecer la circuncisión pero sí los mandatos de Dios. Aunque tanto el decálogo como la circuncisión forman parte de lo que Dios dijo, los 10 mandamientos son la ley moral que refleja el carácter inmutable de Dios, mientras que la ley de Moisés o cívica era para Israel como estado, cosa que nosotros los gentiles no somos. Pablo diferencia entre las dos y nos apunta a obedecer la ley que Dios mismo escribió en tablas de piedra en el monte Sinaí. Esos son los mandamientos de Dios que los Cristianos obedecemos. Esto explica otras objeciones comunes como ¿por qué comemos cerdo? O ¿por qué mezclamos hilos en nuestra ropa? No nos aplica porque no pertenecemos a la nación de Israel. A lo que pertenecemos es a la Iglesia de Jesucristo. El pueblo absoluto de Dios constituido de judíos y de gentiles, para la Gloria de Dios.



