¿Cómo se manejan las tentaciones? ¿Cómo se vence una tentación?
En un mundo rodeado de placeres y falsedad, es difícil mantenerse puro e íntegro.
Cuando somos tentados, inmediatamente llegamos a un punto de decisión y no es tan fácil discernir cuál es la opción correcta, porque no siempre se hace tan evidente como un ángel versus un demonio en nuestros hombros.
No nos debe sorprender que somos tentados; es más, debemos esperarlo. Como es algo que siempre vendrá, debemos prepararnos para cuando llegue.
Para poder prepararnos, tenemos que primero saber qué es y cómo identificarlo.
Por lo tanto, ¿qué es tentación?
John Owen lo define de la siguiente manera:
«La tentación […] en general, es todo aquello que, por cualquier razón, ejerce una fuerza o influye para seducir y atrae la mente y el corazón del hombre hacia cualquier pecado y lo priva de obedecer a Dios.[…] La tentación puede sugerir el mal al corazón o sacar el mal que ya reside dentro de él. Es una tentación si algo, por cualquier medio, distrae al hombre de su comunión con Dios o de la consistente obediencia universal a Dios que Él requiere. […] la tentación no es sólo la fuerza seductora hacia el pecado, sino el objeto por el cual somos tentados.»
En pocas palabras: la tentación es aquello que nos provoca atracción hacia el pecado y nos cohibe de nuestra obediencia y comunión con Dios.
Ahora, ¿cómo lo identifico?
Pues, eso te toca a ti. Saca un minuto y haz el ejercicio mental de piensar qué cosas te son tentación.
¿Ya? Bien.
No importa cual sea la contestación, tienes que aprender a evitar las tentaciones y manejarlas cuando lleguen. ¿Por qué? Bueno, dejaré que Santiago conteste:
«sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.» (Santiago 1:14-15)
Seamos honestos. No somos fanáticos de morir y esa imagen del pecado pariendo muerte es un poco espeluznante. Por lo tanto, no queremos que suceda.
Tomemos en cuenta que las cosas que te tientan a ti no son las mismas que tientan a los demás. Tal vez eres tentado a robar un banco, por ejemplo, pero no necesariamente otros son tentados de la misma manera. Por lo tanto, traemos unos consejos generales para manejar la tentación.
Entonces, ¿cómo se pueden manejar las tentaciones?
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1. Llena tu cabeza de Dios.
Cuando tu cabeza se llena de Dios, es difícil pensar en cualquier otra cosa – incluyendo eso que te puede tentar.
Así que, devórate la Biblia. No dejes de ir a la iglesia. Ora constantemente. Haz devocionales personales. Ya sabes, todas esas cosas que constantemente te recuerdan la hermosura de tu salvación.
Piénsalo de esta manera: tu cabeza siempre va a estar llena de algo. Si la llenas de cosas que sean de bendición para tu vida y aumenten tu conocimiento de Cristo, no va quedar mucho espacio para pensar en las cosas que te pueden tentar.
La GRAN MAYORÍA de las veces, terminamos siendo tentados porque hemos descuidado nuestra relación con Dios. Ir a la iglesia ayuda, pero no te servirá de mucho si no hay una relación profunda y personal con Dios para que la iglesia cobre relevancia.
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2. Busca un líder espiritual para que puedas rendirle cuentas.
Esto debe ser un pastor, líder de jóvenes, diácono o maestro de la Palabra a quién se le dé confianza.
¿Por qué? Porque muchas veces pensamos que podemos por nuestras propias fuerzas y, en realidad, una ayuda nunca viene de más – especialmente si es de alguien que ha estado en tu posición en algún momento y sabe cómo manejarla. El Cristianismo se vive en comunidad; no hay Llaneros Solitarios. Es MUY orgulloso de nuestra parte pensar que estamos solos y que sólo podemos solucionarlo por nuestra cuenta.
Es más fácil no robar un banco, si se tiene a alguien que te ayude a manejar la situación.
Si eres una mujer, busca una líder mujer. Si eres varón, busca un varón. Cuando estamos emocionalmente débiles, las cosas tienden a confundirse cuando buscas consejos del sexo opuesto – especialmente cuando las tentaciones tienden hacia el ámbito sexual.
Chicas, protejan a sus líderes varones de tentaciones. Busquen una líder mujer (esposa del pastor, por ejemplo).
Chicos, necesitamos hombres que nos afirmen en nuestra hombría y nos digan lo que NECESITAMOS escuchar. Abajo con el orgullo; se humilde y responde por tus hechos.
Entonces, ¿qué le digo a mi líder?
Infórmale de tu situación y de tus debilidades. Mantén un corazón abierto y un oído atento a la instrucción que recibas. SIEMPRE recuerda llamar a tu lider MIENTRAS SEAS TENTADO Y NO DESPUÉS DE PECAR. Ser tentado no es pecado, perp si sucumbir a la tentación. Obviamente, la idea es que NO peques. Llamar a tu lider construirá tu caracter, derrotará tu orgullo y te dará paz el hecho de que hay alguien peleando por ti, a tu lado. En muchos casos, sólo de pensar en la vergüenza que se va a pasar llamando al líder era suficiente para no pecar. ¡Esa es la idea!
Cuando no confesamos nuestros pecados, morimos por dentro. (Salmo 32:3)
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3. Manténte Alerta
La razón por la cual necesitas identificar tus debilidades y/o las cosas que te tientan es para que las puedas ver desde lejos y evitarlas. Es el mejor curso de acción. Como leímos en Santiago, la tentación da luz al pecado y el pecado da luz a muerte (¡fo!). Si podemos evitar la tentación, estaremos evitato el pecado y ¡este es el punto!
Si tienes una tendencia a caer en tentación, es tiempo de tomar decisiones radicales y diferentes sobre tu vida. Las mismas decisiones llevan a los mismos resultados. Albert Einstein dijo que la locura se definía en hacer lo mismo una y otra vez, esperando resultados diferentes. Cambia la rutina. Se intencional y tajante en tus decisiones para dejar de pecar.
Si hay una tendencia a pecar sexualmente, por ejemplo, se debe estar ALERTA de todo aquello que no conviene, como, tal vez, ver la película cómica de alto contenido sexual que están promocionando. Si hay una tendencia a mentir, hay que estar ALERTA de lo que se dice y pensar antes de hablar. Si hay una tendencia a robar bancos, se debe estar ALERTA de que, probablemente, convenga hacer las transacciones por internet.
La idea es alejarnos de la tentación por completo.
Pero, si por alguna razón no puedes…
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4. Utiliza tus Armas.
Así es. Tus armas ESPIRITUALES. Tenemos que estar conscientes de que esta batalla en contra de la tentación no es física (Efesios 6:12).
Todos sabemos las analogías bonitas de la armadura del soldado romano y de la armadura espiritual. Pero hay unas cosas que se deben resaltar:
- «Pónganse toda la armadura de Dios […]» ==> Efesios 6:13 comienza con una instrucción y nos dice que nos toca a nosotros vestirnos de la armadura de Dios («PÓNGANSE»). No le toca a Dios, no le toca al pastor – te toca a ti. Cuando vas a salir y te vas a vestir, ¿la ropa salta del armario por sí sola y cae en tu cuerpo? Tienes que PONÉRTELA. Tienes que hacer un esfuerzo para ponerte la armadura de Dios. Así como los romanos se tomaban el tiempo de asegurarse que toda su armadura estaba bien puesta, así debes hacerlo tú. TODA la armadura. TODA.
- La Fe (escudo) es para defesa. La Palabra de Dios (la espada) es para ofensa ==> Muchas personas tienen mucha fe y eso ayuda a defender en contra de los ataques. Sin embargo no conocen mucha Biblia – por lo tanto, en vez de una magnífica espada, lo que cargan es un bonito abre-lata. Cada vez que llega la tentación y oras y dices: «¡Dios es más grande que mi pecado!» o «¡Dios me salvará!» estás utilizando tu fe – estás atacando con tu escudo. Cuando dirigimos versículos bíblicos a nuestra tentación, es mucho más efectivo. La fe es tu ESCUDO. La Biblia es tu ARMA.
- «Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los *santos.» ==> Este versículo 18 es excelente. Nos dice que tenemos que orar TODO el tiempo (1 Tesalonicenses 5:17) y nos dice que tenemos que mantenernos ALERTA.
NOTA IMPORTANTE: Este último paso es para tentación que NO ES FORNICACIÓN. La Biblia es clara en cuanto a la fornicación: No pelees – ¡HUYE! (1 Corintios 6:18)
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Por último, queremos enfatizar que ser tentado no es pecado. El pecado es CAER en tentación (o ceder a la tentación). Por supuesto, las probabilidades son más altas de pecar si estás siendo tentado. Es por esto que queremos EVITAR la tentación por completo.
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