Esta pregunta forma parte de un paquete de preguntas similares. En filosofía se le llama a esto “el problema del mal” y todas esas preguntas suelen estar cargadas de mucha emoción. Es que vemos el problema y queremos apuntar la culpa para alguna parte. Pero, ¿Es culpa de Dios?

Pienso que mejor nos preguntamos: ¿por qué estos niños no tienen los recursos necesarios? Si analizamos los casos, probablemente veamos que el país donde viven tiene los recursos necesarios para poder proveer alimentos suficientes para sus habitantes. Sin embargo esto no pasa. Quizá sea un problema de mala planificación o que unos pocos se están quedando con las riquezas. En ambos ejemplos, la culpa es nuestra y no de Dios.

La realidad es que tenemos los recursos naturales necesarios para que no haya hambre ni pobreza en el mundo entero.

Me gusta como Ambrosio de Milán, en el siglo IV contestó esta pregunta:

“Dios ordenó que todas las cosas fueran producidas, de modo que hubiera comida en común para todos, y que la tierra fuese la heredad común de todos. Por tanto, la naturaleza ha producido un derecho común a todos; pero la avaricia lo ha vuelto el derecho de unos pocos.” ~Ambrosio de Milán 1

Entonces, Dios no es culpable de la muerte de los niños que no tienen que comer. Nosotros somos los culpables.

Se nos hace demasiado fácil culpar a Dios sin analizar donde realmente está la culpa. Además es importante mencionar que si Dios nos ha puesto en una posición donde podemos ayudar y no lo hacemos, somos parte del problema. Aunque estemos en el otro lado del planeta, podemos hacer donaciones a organizaciones fidedignas sin fines de lucro que van y ayudan en esos lugares. Organizaciones como el Samaritan ‘s Purse.

La Bomba Teológica de hoy es que si nos incomoda la muerte de los niños en otros países por falta de comida, nos toca hacer algo al respecto. Dios ha incomodado nuestros corazones para que accionemos con lo que ya ha hecho provisión a nosotros. Tenemos la oportunidad y la responsabilidad de ser buenos mayordomos de lo que Dios nos ha dado.

Así que ante la pregunta: “Si Dios es Bueno y Todopoderoso, ¿por qué hay niños que mueren de hambre?” La respuesta es por culpa de la dureza del corazón de nosotros los humanos, es que estos niños mueren. Pero, tenemos la oportunidad de bendecirlos participando de la obra que las organizaciones benéficas hacen a favor de estas personas, si es que no podemos ir personalmente nosotros. Pero la incomodidad en nuestros corazones definitivamente debe ser motivo suficiente para movernos a hacer algo al respecto.

Recurso:
1 – González, Justo L “Historia del Cristianismo: Obra Completa” (UNILIT, Miami, Fl – 2009) p.203