Recientemente fui a un estudio bíblico y estuve hablando con su líder un rato. Cuando le dije que hacía apologética, me dijo que nunca había tenido la necesidad como para entrenarse en esa área. No dije más nada, pero les confieso que me quedé pensando y sigo pensando en nuestra conversación.
Para aquellos que no lo sepan, la apologética es la rama de la teología que trata con la defensa racional, lógica e intelectual de la fe Cristiana y la Biblia. Entonces, estoy muy convencido que todos, en algún momento hacemos apologética de una manera u otra, si es que estamos siendo sal y luz al mundo. Cuando somos abiertamente cristianos, alguien siempre traerá una objeción a nuestras creencias. Entonces, todos hacemos apologética en algún momento. De hecho, este hermano con el que hablé, estaba haciendo la apologética de lo innecesario de la apologética. Muy curioso.
Cada vez que hablamos con alguien y la persona no piensa igual a nosotros, hacemos apologética. Cuando alguien dice que las películas de Marvel son una basura, brinco y pido que se explique mejor. Ha tocado una fibra de mi corazón y estoy listo para defender a Marvel a capa y espada. Bueno, quizás no, si de lo que estamos hablando es de la serie de She-Hulk. Esa no debería tener el nombre de “Marvel”.
Lo mismo nos debe suceder cuando el tema es Jesús, el Cristianismo, la Biblia… Como embajadores de Cristo necesitamos poder ofrecer una objeción persuasiva sazonada con amor, a aquel que se opone a nuestras creencias. En ese sentido, la apologética funciona para quitar del medio los obstáculos intelectuales para creer. Pero siempre recordando que la apologética no es un sustituto del Evangelio. Como dijo Tozer:
“Puedo argumentar con un hombre, pudiera razonar con él, podría predicarle, y si fuese capaz de hacerlo con la oratoria de Cicerón o Demóstenes, cuando terminara, sólo podría convencer su mente.” 1
Estamos más que claros que es el Espíritu Santo, quien convence el corazón de las personas y les trae al arrepentimiento y salvación. Pero la apologética destruye las objeciones que las personas tienen, que no permiten que el evangelio les llegue al corazón. O sea, que la apologética, en manos de un cristiano redimido, es una manera en que el Espíritu Santo mismo obra para sacar del medio lo que haya que sacar y llegar a la persona. La apologética puede ser utilizada como una herramienta del evangelismo. Pero en sí misma, no es evangelismo estrictamente hablando. Sobre todo si falta la Palabra de Dios, por que hay maneras de hacer apologética, que no se utiliza la Biblia.
No creo que haya sido el caso de mi hermano, con el que hablaba antes del estudio bíblico, pero para algunas personas será vagancia la razón por la que no aprenden a defender su fe. No buscan conocimiento sobre lo que creen y por qué lo creen por pereza. O quizás también lo han intentado y piensan que es muy complicado. Sin embargo, eso es muy peligroso. Cuando no añadimos conocimiento a nuestra fe nos corremos tres riesgos:
- ¡Nos confundimos! – Si no tenemos conocimiento de las verdades de Dios, ¡no vamos a saber distinguirlas de las mentiras!
- ¡Se nos muere la fe! – Parte de poner nuestra fe en obras es darnos a la tarea de fortalecerla con el conocimiento de las Verdades de Dios. Cuando no lo hacemos, ¡perdemos la fe!
- ¡Lo creeremos TODO! – Lo más peligroso que puede suceder cuando nuestra fe carece del conocimiento para sustentarla, no es perder la fe, ¡es creerlo todo! Como no tenemos conocimiento de la Verdad, nuestro filtro de mentiras se daña, ¡y todo llega a nuestro corazón!
La Bomba teológica de hoy es que la Biblia misma nos manda a poder defender nuestras creencias. 1 Pedro 3:15 (NTV) enseña:
“En cambio, adoren a Cristo como el Señor de su vida. Si alguien les pregunta acerca de la esperanza que tienen como creyentes, estén siempre preparados para dar una explicación;”
Las explicaciones son defensas. Es decir por qué. Pedro está enseñando ahí que cuando alguien te pregunta o necesita tus razones para que estés confiado en medio de una situación difícil o que creas en Dios cuando el mundo alrededor parece estar caminando en dirección opuesta, puedas abrir tu boca y explicar el por qué de tus convicciones. Eso es apologética.
Debemos aprender a poder conversar con las personas. Escuchar realmente lo que dicen y poder ofrecerles una palabra que los invite a pensar en sus posturas o a ver por qué las nuestras hacen sentido. Como embajadores de Cristo, le representamos, por lo que no nos podemos quedar callados. Cristo quiere rescatar personas, ¡no podemos serle de impedimento!
Hay diferentes maneras de hacer apologética. Igual que hay diferentes tipos de apologética. Podemos defender el Cristianismo usando la Biblia, por ejemplo. Pero ante un ateo, que rechaza la Biblia, podemos hacer apologética usando lo que existe a nuestro alrededor. Lo importante es que podamos dar razones de nuestra esperanza.
En el transcurso del estudio bíblico que visitaba, escuché a este hermano compartir la Palabra y me disfruté ver que podía defender lo que dice la Biblia usando versículos bíblicos y también experiencias en común que todos pasamos. Me alegré mucho al ver que, aunque no lo considera así, mi hermano también hace apologética.
Y tú, ¿estás dando razones de lo que crees a aquellos con quienes hablas de Jesús?
Fuentes:
1 – A.W. Tozer, The Crucified Life (Minnesota, Bethany House Publishers, 2014) p.30



