La semana pasada hablamos de cómo nuestra ofrenda no es una manera de pagarle a Dios de vuelta por su salvación. Al final comentaba que debemos adorar libremente a Dios ofrendando. Expliqué que usualmente la objeción es, ¿qué hace la iglesia con el dinero ofrendado? De eso se trata el episodio de hoy.
Cada iglesia tiene su modelo de finanzas. Eso tiene que quedar claro. Lo que diré aquí no es un manual estricto de qué debe o no hacer una iglesia con su dinero. Pero diré algunas ideas que debemos considerar.
Cuando las iglesias abren el espacio para las ofrendas, es un momento oportuno para participar de lo que Dios está haciendo por medio de esa congregación local. Del dinero recibido, se sacan los salarios de los pastores y otros empleados de la Iglesia y eso está bien. Es lo que nos enseña la Biblia, por ejemplo en 1 Timoteo 5:18 (NTV): “18 Pues la Escritura dice: «No le pongas bozal al buey para impedirle que coma mientras trilla el grano». Y dice también: «¡Los que trabajan merecen recibir su salario!».”
No está mal que el o los pastores reciban un salario de parte de la Iglesia. El pastor trabaja. De hecho, trabaja mucho. No sólo es pararse el domingo en la plataforma y hablar por 45 minutos sobre alguna enseñanza bíblica. Hay que considerar la preparación de ese mensaje, las horas de estudio de la Biblia, los recursos que busca para aprender más de la Biblia y de cómo predicar la Palabra. El pastor tiene múltiples reuniones con las personas que están siendo discipuladas por él. El Pastor visita funerarias, hospitales y casas… El Pastor casa hombres con mujeres, bautiza a los creyentes, es invitado a orar cuando nace un niño o niña, en fin son muchas las tareas que tiene. Ese pastor, si es un empleado de la iglesia, debe poder pagar su casa, su carro, hacer la compra de alimentos…etc. Pero no sólo es con el Pastor.
Esto será lo que pasará con cada empleado de la Iglesia. Como Dios es justo, los salarios de estos empleados deben ser justos también. El pastor debe ser responsable con sus finanzas y no entrar en deudas innecesarias ni nada así, pero a la vez, no debería vivir preocupado de cómo pagará su casa o qué comerá su familia por falta de dinero. La congregación honra a su pastor sosteniéndole económicamente. Lo mismo pasa con los otros empleados y misioneros que la iglesia apoya.
Otros gastos que tiene la iglesia son el pago del local, la luz, el agua, el internet y servicios necesarios. La iglesia también debe hacer un presupuesto para ayudar a los hermanos que están en necesidad y a la comunidad. Debería también tener un dinero guardado para emergencias o gastos imprevistos cuando algo se rompe, etc. En otras palabras, la iglesia debe ejercer una buena mayordomía del dinero recibido.
Así es la manera general y correcta de utilizar el dinero que la iglesia recibe en ofrendas.
Sin embargo, todos hemos escuchado de casos donde se utilizan mal los fondos que recibe la iglesia. ¿Cuántas quejas hemos escuchado sobre pastores a tiempo completo que tienen autos llamativos o relojes prohibitivos en sus precios? No me refiero a que tener un Mercedes-Benz o un Rolex es automáticamente un pecado. Me refiero a que lo tenga porque utilizó mal las finanzas de la Iglesia. Un pastor no debe tener la preocupación encima de cómo pagará su casa y dar comida a su familia, pero tampoco es que se enamore de las cosas y se olvide del Señor que da las mismas. Eso sería idolatría.
La Biblia es clara en cuál deben ser las cualidades de un Pastor:
1 Timoteo 3:1-5 (NTV)
3 La siguiente declaración es digna de confianza: «Si alguno aspira a convertirse en líder de la iglesia, desea una posición honorable». 2 Por esta razón un líder de la iglesia debe ser un hombre que lleve una vida intachable. Debe serle fiel a su esposa. Debe tener control propio, vivir sabiamente y tener una buena reputación. Con agrado debe recibir visitas y huéspedes en su casa y también debe tener la capacidad de enseñar. 3 No debe emborracharse ni ser violento. Debe ser amable, no debe buscar pleitos ni amar el dinero. 4 Debe dirigir bien a su propia familia, y que sus hijos lo respeten y lo obedezcan. 5 Pues, si un hombre no puede dirigir a los de su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?
Un pastor no debe amar el dinero ni las cosas materiales. Esa es una de las cualidades.
No estoy haciendo un comentario aquí sobre los regalos que recibe un pastor. Algunos regalan galletitas de mantequilla y otros bolígrafos caros. Un regalo es un regalo y se recibe con alegría. Siempre y cuando el regalo no sea dado como para manipular o dominar al pastor, el que lo regala no comete falta y el pastor que lo recibe, siempre y cuando ahora no se sienta obligado a manipular su mensaje para no confrontar los pecados de la gente, no tiene problemas.
Pero en mi opinión, la iglesia debe tener parámetros donde guarde a sus líderes de caer en la tentación del amor por el dinero. Pienso que el equipo de personas que dirigen las finanzas deben poder hablar con el o los pastores en caso de que noten un problema de esta índole. El o los pastores deben tener la apertura a su equipo de trabajo y deben tener al menos un pastor a quien rindan cuentas. Hay que guardarse de estas tentaciones. Hay que guardarse en santidad y punto.
¿Cuál debe ser mi actitud?
Como di a entender en el capítulo anterior, debemos dar sin pensar en la adoración del otro. Ofrendamos como parte de nuestra adoración, mientras que la iglesia debe manejar las ofrendas con respeto y sobriedad. Esa es la adoración del equipo de finanzas en esa área.
El problema es que a veces hay hermanos que deciden no ofrendar ante la posibilidad de que la Iglesia utilice mal el dinero. Se olvidan que no es verdaderamente su dinero, sino que del Señor. Si no somos capaces de ofrendar por la posibilidad de que utilicen mal el dinero, estamos pecando del mismo pecado que sospechamos que la iglesia o el pastor peca: amor al dinero.
La Bomba teológica de hoy es que Dios no está ajeno al tema del dinero en nuestras iglesias. Él sabe quién da cuánto, y por qué lo dan Jesús mismo nos lo muestra en Marcos 12:42-44. También, Dios sabe quién se beneficia de ese dinero y si son de buena manera o no. La iglesia local está en la palma de Jesús y como Señor de la Iglesia, se asegurará que la verdad triunfe. Algunas iglesias cerrarán y otras prosperarán en Cristo, dependiendo cuán fieles son al Señor. Basta con leer las Iglesias de Apocalipsis 2 y 3, para entender esto.
Existen iglesias que ante todos nuestros ojos aparentan prosperar aunque pecan en esta área. Por favor, recuerda que puede que ante los ojos de Dios, no sean iglesia suya, como los que Jesús menciona en Mateo 7:22-23 (NTV):
“22 El día del juicio, muchos me dirán: “¡Señor, Señor! Profetizamos en tu nombre, expulsamos demonios en tu nombre e hicimos muchos milagros en tu nombre”. 23 Pero yo les responderé: “Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”.”
Oremos por la iglesia de Jesucristo mundial, para que se mantenga fiel al Señor y no caigan en la tentación de los bienes materiales, sino que seamos Iglesias de la verdadera prosperidad que es la presencia de Cristo Jesús en medio nuestro. Velemos con celo, que en nuestras iglesias Cristo sea entronizado y no el dinero.



