Aquí en Puerto Rico, y posiblemente en los países de habla hispana la deconstrucción del cristianismo no es una tendencia tan prominente aún, pero la Iglesia está viendo esto cada vez más en los Estados Unidos. Se podría explicar esta tendencia de ir sacando elementos de la cosmovisión cristiana y añadiendo otros, como una consecuencia lamentable de otra tendencia del Norte de América, entiéndase, el alejarse cada vez más de Dios para abrazar filosofías diversas que no concuerdan con la Biblia. Pero como a todos nos gustan las tendencias, lamentablemente es de esperar que próximamente veamos también esto suceder en Puerto Rico y en otras partes más de lo que posiblemente ya está sucediendo.
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Los comentarios de este hombre se traducen al español más o menos así:
«Desde que dejé de ser pastor, a menudo me preguntan qué creo ahora. Mi complicada respuesta podría ser útil para algunos de ustedes. Bueno, todavía me parece hermoso gran parte del cristianismo, particularmente la vida y las enseñanzas de Jesús. Pero una gran ventaja de dejar de ser pastor es que ya no me pagan por creer y defender un conjunto particular de doctrinas. Soy un agente libre. Puedo creer lo que quiera. Puedo cambiar de opinión tantas veces como quiera. Resulta que todos podemos hacer esto. He dejado a un lado la necesidad de tener certeza o incluso coherencia. Me he vuelto mucho más cómodo con el misterio y la ambigüedad. Si bien todavía me considero cristiano la mayoría de los días, en realidad no importa. Porque si hoy no me siento cristiano, eso no me impide decidir que mañana soy cristiano. Si lo quiero. No estás atrapado en ninguna categoría. Las malas doctrinas, como el tormento consciente eterno (el infierno), asustan a las personas y las manipulan haciéndoles creer que necesitan un tipo de certeza que en realidad ni siquiera es posible o útil. Puedes seguir evolucionando y tener curiosidad. Continúe sumando las cosas que tienen sentido y restando las que ya no tienen sentido a mi cosmovisión. Y creo que eso es más saludable emocionalmente e intelectualmente honesto.»
Hay varias cosas que se deben decir sobre lo que este hombre dice. Quiero comenzar por decir que un pastor que recibe un cheque de su congregación no debe obligar jamás a presentar un mensaje que simplemente agrade a la congregación. Los pastores no son artistas que entretienen a la gente con una actuación (performance). El pastor debe llevar la Palabra de Dios de manera fiel, para enseñar el consejo completo de las Escrituras como Dios las intencionó, no según la congregación quiera escuchar o no. Si una iglesia le paga a su pastor por predicar y luego se molesta con él por predicar fielmente, es mejor que despidan al pastor a que éste trate de complacer a la iglesia, predicando otra cosa que no sea el evangelio de Cristo. Por lo tanto, un pastor debe creer lo que la Biblia enseña y predicar eso. El pastor no es un empleado a quien se le da un manual de instrucciones para que lo predique aunque no lo crea. Si es así, esa persona nunca tuvo un llamado a ser pastor.
El caballero luego dice que ahora que renunció, puede creer lo que él desee. Esto no es sólo porque él renunció. Todos tenemos esa posibilidad. Nadie está obligado a creer nada. Dios no obliga a nadie a ser Cristiano. El que no quiera creer puede dejar de hacerlo. Sin embargo, el Cristianismo ofrece unas afirmaciones que son hechos verdaderos. Significa que negar las creencias Cristianas es irse en contra de la realidad. Por supuesto el no creyente no estará de acuerdo con lo que acabo de decir, pero si Jesús resucitó de entre los muertos, la cosmovisión que nos dejó es necesariamente cierta. A nosotros nos corresponde aceptarla y vivir en la realidad o hacernos los ciegos, sordos y mudos y negar la realidad como funciona.
Vivir sin certeza o consistencia, contrario a lo que este hombre dice, no provee paz. Es el fundamento de ansiedades e inseguridades. El misterio y la ambigüedad no son elementos que calman el espíritu, sino elementos que revuelcan nuestras vidas y nos dejan con una carga emocional y existencial que no tiene saciedad.
Luego nos dice que él decide si es Cristiano hoy o mañana. De acuerdo a como se sienta, es lo que dice ser ese día. Pero obviamente esto no funciona así. O somos seguidores de Cristo o no lo somos. No hay términos grises ahí. Jesús dijo «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz y seguirme. (Mateo 16:24) Eso no deja espacio para un día sí y otro día no. O somos de Cristo o no lo somos. Esto es gracias a que el Cristiano es, o absolutamente cierto, o es una gran mentira. No puede ser las dos cosas a la vez. Vivir de esta manera es vivir en una contradicción y alimentar el pánico y la ansiedad. Lo que provoca este estilo de vida no es la salud mental.
El caballero continúa y presenta la doctrina del tormento consciente eterno (el infierno) como una doctrina hecha para asustar a la gente y moverles a creer en algo certero. Él dice que eso no es ni posible ni útil, sin embargo hay que recalcar que la doctrina del infierno no fue inventada por un mero ser humano. Jesús es el más que habla del infierno en el Nuevo Testamento y su resurrección apunta a la veracidad de sus palabras. Dios no lo hubiese resucitado si Cristo hubiese sido un mentiroso. Que sepamos que hay un infierno que nunca terminará y donde el sufrimiento consciente nunca acaba es un hecho de cómo es la realidad. La idea no es obligar a nadie a nada. Pero nadie tendrá la excusa de que no sabía cuál sería su consecuencia si persiste en negar a Dios en su vida. Si Dios no nos informara que existe tal lugar, entonces sería malvado y cruel de su parte que no nos diera una advertencia, pero aquí estamos hablando de ello, por lo que no es cruel ni malvado, sino paciente y misericordioso con nosotros. De seguro este caballero estaría de acuerdo con que se haga justicia contra los criminales y el Infierno es precisamente eso para los pecadores que no se arrepienten. Es la justicia de Dios.
Es cierto que Dios nos dió la capacidad de ser curiosos y de crecer en nuestro entendimiento. Sin embargo es absurdo creer que porque así lo decido yo, la realidad se acopla a mi voluntad. La realidad no sigue mis instrucciones. Ni tan siquiera mi propio cuerpo deja de funcionar si así yo lo decido. Estamos inmersos en un mundo y en un cuerpo que nos fue dado. Nosotros no ponemos las reglas de cómo funciona la realidad. El diseñador dice cómo funciona su diseño.
Tratar de definir la realidad bajo nuestros propios parámetros no es ser honestos. Sería tratar de inventar una mentira y creerla. Es taparnos los ojos a la realidad y acusar a los demás de ser ciegos. Eso no nos provee de salud emocional. Nos lleva al desespero, el pánico, la inseguridad y la ansiedad. Por eso es mejor abrazar la verdad y desechar la mentira
Juan 14:6 (NTV)
“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.”
Por lo tanto, en vez de abrazar nuestros propios deseos y pensamientos, abracemos la realidad y la verdad, de la mano de quién nos creó, para que podamos ser completados y llenos de placer absoluto, pues habremos aceptado la mano de Jesús, quién es, él mismo, la verdad.
Seguramente, eso nos traerá salud al alma y también a nuestras emociones.



